Sandra Zamora tiene 29 años, trabaja como maestra de jardín de infantes y complementa sus ingresos en un restaurante. Y aun así, no puede pagar el aumento de la renta de su apartamento en Menlo Park, estado de California, donde vive hace 11 años, cuyo precio ha subido —como en todo el pueblo— por el impacto de Facebook en esa localidad.
"Facebook está arruinando a la comunidad", dijo a The Guardian. "Se está quedando con todo lo que tenemos, ¿y qué nos da? Nada. Trae sufrimiento a nuestras vidas". La mujer es parte de un grupo de inquilinos históricos de cuatro edificios que enfrentan un aumento enorme —casi el doble— de la renta debido a la proximidad de sus casas con el gigante de las redes sociales.
"Un grupo de empresas inmobiliarias, incluidas Menlo Gate y Redwood Landing Properties, compraron y comenzaron a administrar los 20 apartamentos que ahora enfrentan fuertes incrementos", según el diario británico. "Enviaron avisos a los inquilinos diciéndoles que la renta pasará de USD 1.100 a USD 1.900 por mes, y que tendrán que dejar sus hogares en 60 días si no firman los nuevos contratos".
Luis Carriel tiene 38 años, tres hijos y dos empleos en restaurantes. Hace una década que vive en el mismo apartamento y no puede pagar el nuevo precio de un día para otro. Dijo que le gustaría que el CEO de la red social, Mark Zuckerberg, interviniera de algún modo en el problema que creó: "Nosotros no trabajamos para Facebook. ¿Por qué tenemos que ser los que paguemos el precio?".
Un vocero de la empresa no quiso responder a las preguntas de The Guardian y solo manifestó que la empresa se comprometió a invertir USD 20 millones en iniciativas de vivienda accesible como parte de su acuerdo con el municipio para la expansión de su cuartel general. Las necesidades, sin embargo, son mucho mayores a las 1.500 nuevas unidades que se construirán, de las cuales solo el 15% tendrá renta por debajo de los nuevos valores de mercado.
Zamora señaló que el impacto recae desproporcionadamente sobre los latinos y los afroamericanos: "Nos están desplazando, nos están echando. ¿Es a propósito?", preguntó al periódico británico. En su mayoría se trata de familias trabajadoras y de bajos ingresos de origen latino. El artículo señaló el caso de gentrificación como uno de los muchos ejemplos de "cómo la industria tecnológica ha exacerbado en los últimos años las crisis de desalojos y pobreza", que es un problema notable en California.
Personas como Teresa Rivas, de 64 años, quien vive en uno de los apartamentos que recibieron avisos de incremento, tendrán que conseguir cómo pagar o rearmar su vida. Dijo que la angustia la despierta de madrugada, porque simplemente no sabe qué hacer ante el problema. Cuando Eisabel Coronel, de 48 años, le explicó a su hija de 10 años que se tendrían que mudar, la niña se desesperó: "Acá está mi escuela, acá están mis maestros, acá están mis amigos", le dijo.
Ricardo Colin, de 24 años, estudiante de Ingeniería Informática que hace trabajo de limpieza part-time, dijo que a lo largo de los años ha perdido muchos amigos por el aumento de las rentas derivado de la presencia de Facebook en la comunidad.
Algunos residentes formaron un grupo para defenderse; sin embargo como Menlo Park no tiene controles de renta o protección a los inquilinos, la ley no les permite alternativas. Los Servicios Legales Comunitarios de Palo Alto Este, una fundación sin fines de lucro que los representó, solo logró demorar los aumentos de USD 700 dólares, que, llamativamente, no tendrán contraprestación alguna en unidades que necesitan mejoras y eliminación de cucarachas.
"Es una situación completamente injusta, aunque sea legal", dijo Daniel Saver, abogado de los inquilinos. Al menos siete familias ya aceptaron esa injusticia en el último mes.
Menlo Park, Palo Alto, Mountain View y otras localidades de Silicon Valley no estaban preparadas para la rápida gentrificación que tiene lugar. Una estimación reciente cree que el condado de Santa Clara, que contiene al valle tecnológico, tiene un déficit de 26.000 viviendas accesibles para personas de bajos ingresos. "Una encuesta también halló que solo el 21% de los hogares desplazados se mantuvo en el mismo barrio y que uno de cada tres sufrió un período de vivienda marginal o situación de calle", agregó The Guardian.
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