Plenitud, prosperidad, dinero: en qué consiste la ciencia del éxito

Agustín Acosta, premiado periodista cubano y conductor del programa "Cada tarde", en Actualidad 1040, Miami, es también un apasionado de lo que llama la ciencia del éxito. La descubrió casualmente, cambió de modo radical su camino y la presentó en su libro "Hacia la plenitud de la vida" y su programa "Fronteras de la mente"

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El periodista Agustín Acosta, de Miami, durante su programa “Cada Tarde”.
El periodista Agustín Acosta, de Miami, durante su programa “Cada Tarde”.

Agustín Acosta dijo que nunca ha entendido una palabra sobre construcción. El periodista nacido en Matanzas, Cuba, que a los 11 años emigró a España con su familia y desde los 15 vive en los Estados Unidos, se graduó en radiodifusión, condujo importantes ciclos de televisión en Miami, programó música, dirigió noticieros, dirigió cuatro radios en el sur de la Florida y hoy es la voz que, junto con la de Carinés Moncada, identifica el programa "Cada tarde" en Actualidad 1040.

Pero aunque nunca supo sobre construcción, fue un proyecto inmobiliario crecido desde el suelo, literalmente, el que cambió su vida y le abrió la puerta a una pasión tan importante para él como la comunicación. La llama la ciencia del éxito y la difunde en sus libros Hacia la plenitud de la vida y el que presentará en pocos meses —que tiene como título de trabajo, precisamente, La ciencia del éxito—; en su programa "Fronteras de la mente", que tiene un canal en YouTube y en vivo en charlas motivacionales.

La semilla de esa historia fue la construcción y se sembró así:

Las playas de Punta Cana fueron la inspiración para un cambio de vida, explicó Agustín Acosta.
Las playas de Punta Cana fueron la inspiración para un cambio de vida, explicó Agustín Acosta.

Tras unas vacaciones en Punta Cana, Acosta quiso comprar un apartamento en una playa que lo había enamorado. Visitó varios lugares, pero en cada uno la belleza del exterior contrastaba con la fealdad del interior: pisos, ventanas, paredes.

El agente inmobiliario suspiró y lo consoló: "A todo el mundo que viene de Estados Unidos le pasa lo mismo: acostumbrados a la buena terminación interior, se desencantan aunque la naturaleza de este lugar los apasione". Entonces agregó algo que inspiró al periodista a cambiar su vida: "La persona que compre un pedacito de terreno junto al mar y construya seis apartamentos como realmente le gusta, vende cinco y el suyo le sale gratis".

Acosta hizo unas cuentas rápidas sobre el valor de la tierra y la construcción. Al día siguiente dejó una seña sobre un terreno y regresó a Miami. Compró un programa de diseño de interiores y le explicó su proyecto a un amigo acaudalado. "Creo que tienes entre manos algo maravilloso", lo alentó el amigo, y le armó una reunión con 10 matrimonios para que hiciera una presentación de su proyecto. El mismo domingo de la reunión vendió los cinco apartamentos.

“Un pensamiento se convierte en un deseo, que a su vez se elabora como un plan detallado, al que se le inyecta pasión, confianza, automotivación y constancia. Al final, sea lo que sea, se logra el éxito”

No sólo su apartamento le resultó gratis, sino que luego hizo varias docenas de apartamentos a una cuadra del mar: "Logré la independencia financiera y cuando miré para atrás, me pregunté cómo lo había hecho. Tuve la curiosidad de ponerle a esto una explicación", dijo. Y al buscarla encontró los elementos de lo que llama la ciencia del éxito.

En pocas palabras, la definió como el camino que va entre una idea y la realización de una meta: "Un pensamiento se convierte en un deseo, que a su vez se elabora como un plan detallado, al que se le inyecta pasión, confianza, automotivación y constancia. Al final, sea lo que sea, se logra el éxito". Para los judeocristianos, el primer capítulo del Génesis contiene la clave, agregó: "Explica que Dios proclamó primero y luego ocurrió la creación. Para proclamar, primero hay que concebir una idea: eso es el pensamiento. En mi opinión, nuestra mente imaginativa y creadora es a lo que se refiere la Biblia cuando dice que Dios nos creó a su imagen y semejanza".

En un registro cercano al de la neurociencia —la reprogramación de la mente— su postura incorpora estos conceptos religiosos y también física del universo. Porque además del "componente lógico" (como llamó Acosta a la secuencia que va del pensamiento a la meta e incluye "un plan detallado, documentarse para tener conocimiento, una selección idónea de otras personas o financiación, ejercicios de visualización y automotivación para desarrollar la disciplina) hay un "componente metafísico".

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Explicó: "La mente subconsciente tiene canales de comunicación con la inteligencia universal, llámese el espíritu divino o el nombre que se le ponga según la cultura o la creencia de cada persona. La materia que vemos es un 5% de todo lo que existe; la antimateria, un 15%. Al otro 80% los científicos  llaman la energía oscura, dark matter, materia que no se puede medir sino sólo calcular. Y esa energía del universo, que lo abarca todo, inclusive los espacios entre las partículas subatómicas, se interconecta con el subconsciente del ser humano". Eso explicaría, da como ejemplo, la intuición.

La ciencia del éxito "busca conectar el proyecto, al que le hemos inyectado pensamiento y pasión, con esa inteligencia universal". ¿De qué manera? "Con el poder de la mente imaginamos una idea y a esa idea le damos paso para que vaya cobrando la forma de un proyecto. Cuando esos pensamientos impregnan la mente subconsciente, día y noche, por un largo tiempo, empiezan a sintonizar con otros que a su vez están en el mismo plano de proyectos y se empiezan a abrir canales de comunicación, puertas, contactos, oportunidades".

Acosta cree —dijo— que "así comenzaron Steve Jobs o Walt Disney, que terminaron por crear cosas muy importantes. Para Bill Gates sus metas fueron los programas de operaciones DOS y Windows; para el presidente John F. Kennedy, la llegada del hombre a la Luna antes de 1970, aunque no vivió para verlo. Para Thomas Alva Edison fue la bombilla incandescente; para Nikola Tesla, la electricidad alterna. Esas personas revolucionaron el mundo con solo convertir un pensamiento en una meta. Yo también tengo una meta y es compartir este conocimiento con la mayor cantidad de personas".

Con Carinés Moncada, Agustin Acosta conduce el programa “Cada Tarde” en Actualidad 1040.
Con Carinés Moncada, Agustin Acosta conduce el programa “Cada Tarde” en Actualidad 1040.

No ignora que la mayoría de la gente vive absorbida por el estrés  contemporáneo. Pero cree que "con sólo cambiar un poco su manera de pensar podrían alterar significativamente sus vidas", y eso se dedica a pregonar. "Si a una persona que pasa de fracaso en fracaso se le enseña cómo pensar para no fracasar, y aplica el método, terminará por alcanzar el éxito".

El fracaso no es un hecho fortuito, cree, ni genético —"un hermano triunfa y el otro fracasa a pesar de haber recibido la misma educación y las mismas oportunidades"— ni geográfico. Tampoco es algo carente de enseñanzas: "El fracaso esta determinado por deficiencias en nuestra forma de pensar", definió, que se pueden corregir.

"Lo primero que hay que hacer es romper con el conformismo. En la naturaleza no hay escasez de nada. La escasez la tenemos nosotros. Si uno logra romper con el molde de ese concepto —escasez, mediocridad o conformismo—, uno no tiene límites, independientemente de su situación, mientras tenga su mente funcional".

Agustín Acosta, autor de “Hacia la plenitud de la vida”, está por publicar “La ciencia del éxito”.
Agustín Acosta, autor de “Hacia la plenitud de la vida”, está por publicar “La ciencia del éxito”.

Observó que un uso no conformista de la mente permite mirar alrededor con curiosidad: quien lo haga, dijo Acosta, "encontrará algo que pueda hacer en servicio a la humanidad, algo útil que la comunidad esté dispuesta a consumir". Eso es "identificar una oportunidad", y se trata de algo que se puede hacer "incluso en una crisis, porque cuando una necesidad y una persona puede llenar ese vacío".

Identificar oportunidades "es pensar en la prosperidad", explicó, y en eso consiste "salir de la mediocridad". Puede ser la creación de un negocio; puede ser la obtención de un título universitario; puede ser un cambio de profesión: en todos los casos "si empieza a pensar en eso de manera pasional e intensa, y se hacen ejercicios de visualización y reafirmación, comenzarán a abrirse caminos, contactos y oportunidades".

Una particularidad del discurso de este periodista más de 10 veces premiado por la Asociación de Críticos y Comentaristas de las Artes de Miami es la manera neutral en la que alude al dinero, al que despoja a la vez de su endiosamiento y su demonización. "El dinero, por sí solo, no vale nada. Si una persona naufragara con 100 millones de dólares en una isla desierta, no tendría en qué gastarlo. Tampoco le ha valido a los grades capos de la droga que han terminado en la cárcel, con enormes fortunas y cadenas perpetuas. Pero el dinero es muy importante para satisfacer las necesidades humanas: puede pagar una buena educación o buenos cuidados médicos", ilustró.

“Lo primero que hay que hacer es romper con el conformismo. En la naturaleza no hay escasez de nada. La escasez la tenemos nosotros. Si uno logra romper con el molde de ese concepto, uno no tiene límites”

Él tiene —describió— una relación sana con el dinero, que le permite sentirse pleno, "porque la plenitud no es un estado financiero sino un estado mental, emocional y espiritual". Si él fuera pobre no podría hacer las obras benéficas que también lo hacen sentir pleno: inició, con una donación de USD 5.000, un maratón en la radio para ayudar a Puerto Rico tras el desastre del Huracán María, que en tres días ya había recogido ocho veces esa cifra. Aporta a obras sociales en Guatemala, República Dominicana y Haití.

"El dinero nos permite impactar positivamente en la vida de los demás. En cambio, se convierte en un problema gravísimo si para adquirirlo tenemos que causar daño a otras personas. Si se hace fuera de la ley, desde luego, pero también dentro de la ley, porque es un acto inmoral y ese tipo de dinero no conduce a la plenitud", agregó. El dinero que beneficia a unos sin perjudicar a otros —dio el ejemplo de sus primeros apartamentos: "Yo, contento; los compradores, contentos"— es algo positivo en su opinión: "Nos permite la felicidad de la familia, poder compartir con los amigos, adquirir bienes materiales que nos aumentan la comodidad, poder practicar la beneficencia".

La plenitud es un deseo cuya realización parte de un pensamiento que se realiza como meta.
La plenitud es un deseo cuya realización parte de un pensamiento que se realiza como meta.

Cada quien habrá de identificar su forma de plenitud anhelada, dijo. Acosta contó la historia de un sacerdote católico belga que trabajaba como misionero en una montaña de Costa Rica, donde vivía en una choza de madera con piso de tierra, sin luz eléctrica, y se alimentaba de lo que él mismo cultivaba: "Vivía en total plenitud porque hacía lo que le proporcionaba la mayor felicidad".

Y en camino a su plenitud individual, cada quien habrá de identificar su pensamiento.

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