Una congresista de Arizona, que se vuelve a presentar a elecciones, aconseja en su aviso publicitario que sus compañeros del Partido Republicano "tengan ovarios". En Wisconsin y Maryland, dos candidatas a gobernadoras han promocionado sus campañas mientras amamantaban a sus bebés. Una demócrata de Michigan sugirió que al elegir a su próximo fiscal general los votantes deberían considerar "a cuál se le puede confiar más en que no va a mostrar el pene en un escenario profesional".
Como consecuencia de #MeToo y de muchas otras campañas y hashtags que señalan el enojo de las mujeres por los casos de acoso sexual, las mujeres que aspiran a obtener puestos políticos en las elecciones intermedias de los Estados Unidos "ya no se presentan como personas esforzadas, duras pero afectuosas, que no son varones", sino como modelos desprejuiciadamente femeninos. "Algunas se presentan de maneras que, hasta hace pocos años, una dama no se hubiera atrevido", ironizó Stephanie Ebbert en su artículo para The Boston Globe.
Como ejemplo presentó el video online de Katie Hill, una candidata debutante que aspira a sumarse al Congreso como representante de un distrito al norte de Los Angeles. En él se la ve detallar sus cavilaciones sobre si interrumpir o no un embarazo inesperado, con una pareja que la apoyaba. Cuando se lo mostró a un grupo de representantes, le aconsejaron que no lo difundiera. "Me decían 'Es una historia muy fuerte. Pero es un riesgo grande que no necesitas tomar'. Pero yo sentí que sí necesitaba hacerlo", dijo al diario de Massachusetts.
Muchos factores determinan si a una candidata le conviene o no utilizar temas de género en su campaña: el electorado y las circunstancias son sólo los principales. Dianne Bystrom, directora del Centro de Mujeres y Política de la Universidad Estatal de Iowa (ISU) destacó: "Obviamente, si una es la figura nueva que desafía al representante electo, tiene que tomar más riesgos. Tiene que llamar más la atención, tiene que recurrir a cosas que la diferencien".
Aunque en general las candidatas feministas han sido demócratas, este año uno de los avisos más atrevidos es de una republicana, la representante Martha McSally, una aliada del presidente Donald Trump que aspira al Senado: es la que pide a sus pares que "tengan ovarios" y se presenta como alguien que "se negó a inclinarse ante la sharia", en alusión a cuando, como primera piloto mujer en combate, demandó a la Fuerza Aérea porque exigía que las estadounidenses en servicio en Arabia Saudita se cubrieran la cabeza.
No es la única que ha dejado de lado el discurso complaciente: las candidatas presentan "imágenes nuevas de lo que consideramos normal" y "empujan los límites", según Kelly Dittmar, profesora de la Universidad de Rutgers y becaria del Centro sobre Mujeres y Política. "Expanden las ideas de lo que los votantes consideran apropiado y aceptable y permiten que las mujeres utilicen su género como un valor agregado, como una credencial, como uno de los muchos méritos que llevan a la función pública".
Dittmar señaló que eso también se aplica a los candidatos LGBT. Una mujer transgénero, Alexandra Chandler, quien aspira a representar un distrito de Massachusetts, hizo un video de campaña que enfatiza su paso por la inteligencia naval tanto como su matrimonio con su esposa.
La candidata a gobernadora de California Amanda Renteria —quien fue la directora de política nacional durante la campaña de Hillary Clinton— cree que "este no es un momento para se prudentes, para medir con encuestas", según dijo, en relación al peso que han ganado temas como el acoso sexual. "La conducta personal importa. Se terminaron los días en que había que quedarse callada". La conversación hoy puede parecerle incómoda a algunas personas, agregó, pero "la conversación incómoda es exactamente la que tenemos que tener en este momento".
Parte de esa incomodidad es la falta de representación de las mujeres, que ocupan la quinta parte de los políticos electos. Sarah Sherman, una mujer de 42 años, creó un comité de acción política (PAC, una institución privada que puede reunir y distribuir fondos para campañas) sobre la cuestión: Vote Me Too PAC publica avisos en las redes sociales que dicen:
—El 51% de nuestra población tiene vagina. El 81% de los miembros del Congreso no tiene vagina. ¿Por qué es eso un problema?
—Porque lleva a una cultura en la que se toleran la discriminación sexual y la violencia sexual.
(El video de Katie Hill en el que cuenta el proceso de su propia decisión sobre interrumpir o no un embarazo.)
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