Magnus Carlsen, el joven campeón mundial desafía los récords de las grandes leyendas

Es el N°1 del mundo desde 2010 y actual campeón mundial en tres especialidades; sus logros ponen en jaque a las marcas históricas

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Por Carlos A. ILARDO

Magnus Carlsen lo hizo nuevamente; ahora, a los 29 años en Moscú, como anteriormente sucediera en 2014, a los 24 en Dubai, logró la hazaña de calzarse la triple corona y ser señalado como el indiscutido N°1 del mundo de los trebejos. En el estadio Arena de Luzhniki, en el Complejo Olímpico de la capital rusa, se consagró campeón mundial en las especialidades de ajedrez rápido (partidas a 15 minutos por rival) y blitz (a 3 minutos), después de cinco días de intensa lucha. De esta manera Carlsen, que además desde 2013, es el Rey del ajedrez clásico (partidas pensadas con promedio de 90 minutos para cada jugador), amenaza con batir los récords del historial del milenario juego y convertirse en el mejor ajedrecista de todos los tiempos.

“Fue un día muy duro; todos cometemos errores pero al final prevalecí. Los juegos fueron muy difíciles, pero al final el resultado es lo que cuenta”, dijo de manera pragmática Carlsen -ganador de 60 mil euros por la suma de los primeros puestos de ambas competencias- durante la ceremonia de cierre del festival King Salman que organizó la federación internacional de ajedrez (FIDE, según sus siglas francesas) en la última semana de diciembre con la participación de más de 200 jugadores.

Por eso, ese joven noruego, de rostro cuadrado, frente amplia, con nariz de boxeador, que peina su jopo con fijador y que posa con rictus permanente ante la prensa y a los pedidos de selfies de sus fans, denota una felicidad que lo desborda y no se guarda nada.

Magnus Carlsen en Turin a los 15 años, cuando ya se perfilaba como un jugador distinto (Foto: Carlos ILARDO)
Magnus Carlsen en Turin a los 15 años, cuando ya se perfilaba como un jugador distinto (Foto: Carlos ILARDO)

“Triple corona nuevamente, ¡espero que esta vez dure más que un par de días!”, escribió en su cuenta de Twitter, mientras aguardaba la oficialización de su actuación para el ranking de la FIDE, que a partir del 1 de enero 2020 lo ubicó al frente de las listas de mediciones clásico y rápido. Y escolta en el blitz, del norteamericano Nakamura.

Acaso, por aquello que señalara el poeta argentino Baldomero Fernández Moreno, “lo que el árbol tiene de florido, vive de lo que tiene sepultado”, para descubrir las causas del presente de Magnus Carlsen haya que hurgar en sus raíces, en su formación, en su crianza.

Nacido el 30 de noviembre de 1990, en Tonsberg (Noruega), Magnus es el único hijo varón del matrimonio de Sigrun y Henrik Carlsen, ambos ingenieros de profesión. El linaje lo completan sus tres hermanas mujeres: Ellen, Signe e Ingrid. A los cinco años el niño dio una de sus primeras muestras de su talento: podía recitar de memoria las capitales de los países del mundo y también los colores de sus banderas. El papá creyó que podría explotar esa virtud jugando al ajedrez, por eso le enseñó los rudimentos, y en 1999 le contrató a su primer profesor: Torbjorn Ringdall. Los progresos del chico y su voraz aprendizaje impulsaron la búsqueda de un instructor especializado, y así surgió el gran maestro de ajedrez noruego, Simen Agdestein, conocido también como una estrella del fútbol que jugó en el seleccionado noruego. Con él, Magnus fue campeón local, logró el título de gran maestro a los 13 años, y debutó en la olimpíada de ajedrez en Mallorca, a los 14, en 2004.

En Noruega, el boom Carlsen revolucionó a todo el país, que tiene una de las tasas más altas de grandes maestros de ajedrez en su población. REUTERS/Anton Vaganov
En Noruega, el boom Carlsen revolucionó a todo el país, que tiene una de las tasas más altas de grandes maestros de ajedrez en su población. REUTERS/Anton Vaganov

En ese certamen durante una de las sesiones de juego, el niño, menudo y lleno de rubores, se ausentó por unos instantes del tablero para ir al baño, cuando quiso regresar a la sala los asistentes españoles le negaron el ingreso: “No es por aquí, tienes que ir con tus padres a la platea para ver las partidas”. La rápida intervención del capitán del equipo escandinavo salvó del papelón a la organización. Dos años después, en la Olimpíada de Turín 2006, Magnus portaba una enorme credencial sobre su pecho -que lo identificaba como jugador- y jugaba en el 1er tablero del seleccionado noruego. Disputó 8 partidas, ganó 4 y empató, 4. Terminó invicto, tenía 15 años. En 2008, la fuerza de su juego iba en avance pero carecía aún de resistencia para enfrentarse a los mejores jugadores, por eso su siguiente entrenador fue el ruso Garry Kasparov. Lo que sigue es conocido. Se convirtió en N°1 del mundo, ganó el Mundial, se volvió millonario (posee auspiciantes por más de 1,5 millones de euros al año) y revolucionó a una sociedad, que entre sus 5 millones de habitantes, 16 jugadores lograron el título de gran maestro. En Argentina, hay 25 en actividad. Además, en varias ciudades de Noruega es moda, la creación de bares temáticos donde las mesas de ajedrez despiertan una enorme convocatoria. Desde hace cuatro años que Magnus eligió independizarse, se compró su casa donde convive con su actual pareja, una joven a la que pocos conocen.

Sin dudas, la protección familiar resultó decisiva en la formación del joven prodigio del ajedrez. Consultado Henrik Carlsen sobre su accionar frente a la demanda de su hijo, el profesional de la industria petrolera, no escondió el secreto de su fórmula: “Si quieres animar a tus hijos, deberías elogiar sus esfuerzos y no deberías dar tanta importancia a los resultados de los mismos. Los resultados negativos nunca deberían ser un tema desde tu punto de vista. Los niños hacen lo mejor que pueden. ¿Qué más se les podrías exigir?”.

Magnus junto al entrenador que terminó de formarlo: Simen Agdestein, conocido también como una estrella del fútbol que jugó en el seleccionado noruego. (Foto Carlos ILARDO)
Magnus junto al entrenador que terminó de formarlo: Simen Agdestein, conocido también como una estrella del fútbol que jugó en el seleccionado noruego. (Foto Carlos ILARDO)

Y aunque Magnus Carlsen ya ha dejado de ser un niño. ¿Se le debería exigir algo más para ser considerado el mejor de la historia?

-Hace diez años, desde el 1 de enero de 2010, cuando superó al búlgaro Veselin Topalov, que ostenta el puesto de privilegio en el ranking de la FIDE; 520 semanas como N°1 del Mundo. Sólo Garry Kasparov tiene una marca mayor, de 20 años como líder entre 1985 y 2005.

-Acumula 517 días, desde el 31 de julio de 2018, y 107 partidas de ajedrez pensado sin derrotas, desde que cayera ante el azerbaiyano Shakhriyar Mamedyarob en el torneo State of Shakh, en Suiza. El cubano José Raúl Capablanca estuvo ocho años sin derrotas (1916-1924), y el norteamericano, Bobby Fischer, en 1970, estableció un record de 19 victorias consecutivas ante grandes maestros que nadie superó aún.

-Es el único ajedrecista que conquistó doce títulos mundiales en una década: 4, en ritmo Clásico: 2013 (ante Anand), 2014 (Anand), 2016 (Karjakin) y 2018 (Caruana); 3, Rápido: 2014 (en Dubai), 2015 (Berlín) y 2019 (Moscú), y 5, Blitz: 2009 (Moscú), 2014 (Dubai), 2017 (Riyadh), 2018 (San Petersburgo) y 2019 (Moscú). El alemán Emanuel Lasker fue el campeón mundial con mayor cantidad de años en el reinado: 27, desde 1894 hasta 1921, y lo expuso en seis ocasiones, la misma cantidad de defensas que Kasparov. Carlsen, suma tres.

-A lo largo de su carrera Magnus ganó algo más de 40 torneos. Y diez de ellos los conquistó entre agosto de 2018 y diciembre de 2019, algunos de manera consecutiva: La Copa Sinquefield 2018, el Mundial Clásico 2018, y los torneos de Tata Steel (fue su 7ª victoria, nadie ganó esta prueba en tantas ocasiones), Shamkir, Grenke, Altibox, Zagreb, Calcuta, más los dos Mundiales King Salman. La vara la puso el ruso Anatoly Karpov, que se trata del jugador con mayor número de certámenes conquistados: 184, hasta el momento. Le sigue, Kasparov con casi un centenar.

A lo largo de su historia, el ajedrez tuvo sólo 20 campeones mundiales, cuyos certámenes oficiales comenzaron a fines del siglo XIX, en 1886. ¿Sus nombres?, Steinitz, Lasker, Capablanca, Alekhine, Euwe, Botvinnik, Smyslov, Tal, Petrosian, Spassky, Fischer, Karpov, Kasparov, Khalifman, Anand, Ponomariov, Kasimdzhanov, Topalov, Kramnik y Carlsen.

Otros grandes maestros y campeones mundiales, coinciden que el momento de Carlsen lo posiciona para disputar los récords históricos dentro del ajedrez.(AFP)
Otros grandes maestros y campeones mundiales, coinciden que el momento de Carlsen lo posiciona para disputar los récords históricos dentro del ajedrez.(AFP)

¿Por qué Carlsen debería ser el mejor de esa nómina? Consultado el ex campeón mundial, el búlgaro Veselin Topalov, le confió a Infobae. “Está claro que es muy superior al resto; posee una memoria excelente, una preparación excepcional y maneja los finales como nadie. A mi gusto le falta dinámica a su juego y perfeccionar las aperturas, aunque últimamente ha mejorado y está jugando de manera muy creativa. Sin dudas va camino a ser el mejor de la historia aunque le faltan diez años para igualar a Kasparov y eso es mucho tiempo, aunque de momento, yo no le veo rival que pueda amenazarlo. Se lo ve motivado como para ser el mejor y sería fantástico poder verlo, porque ahora hay más dificultades para sacar ventaja desde la apertura del juego, cosa diferente a lo que sucedía en la época de Kasparov o Fischer que ellos sí lo hacían. Por eso tiene mucho mérito lo que está haciendo Magnus. Ya se sabe que es muy bueno en partidas rápidas y algo menos en las lentas, pero en cualquier match por el título mundial, él siempre será el favorito”.

“Aunque es muy difícil comparar porque se tratan de épocas diferentes, para mí, Carlsen es el mejor” asegura el ex campeón mundial juvenil, Pablo Zarnicki, único argentino participante en los Mundiales de Moscú. Y completó: “si pudiéramos cargar en una computadora todas las partidas de los campeones mundiales y le pidiéramos a la máquina que nos diga quién acertó las mejores jugadas, ése sin dudas sería Carlsen, por lo que considero que es suficiente para decir que es el mejor. Al ajedrez se juega cada día mejor, antes los campeones se equivocaban más, ahora entrenan y aprenden de las computadoras y hacen mejores jugadas y esta es la gran diferencia que hace Magnus con otros grandes campeones como Karpov o Kasparov”.

“No me atrevo a decir el mejor de la historia porque creo que Kasparov en la cúspide de su carrera sigue siendo el mejor, por encima de Fischer de quien hay que rescatar que fue un autodidacta”, contó el ex campeón mundial juvenil, Oscar Panno, de 83 años. Y agregó, “Carlsen está atravesando una racha positiva como también ya pasó una negativa, todo depende de su estado de ánimo. Es extraordinario su manejo del final de las partidas, él ve los esquemas de cada posición y sabe cómo arribar a un final ganador. También es importante cómo intimida a sus rivales y eso no se hace sólo con la mirada. Recuerdo que en el Interzonal de Palma de Mallorca, en 1970, Fischer, jugando con piezas negras, dejó perdidos a Gligoric y Uhlmann en poco más de 10 jugadas. Eso sólo pasa cuando los que lo enfrentaban sentían la presión de su juego”.

Los especialistas coinciden que lo mejor de Magnus son los finales, pero  como cada vez se juega mejor porque los campeones ahora se entrenan y aprenden de las computadoras tiene grandes posibilidades de seguir creciendo.
Los especialistas coinciden que lo mejor de Magnus son los finales, pero como cada vez se juega mejor porque los campeones ahora se entrenan y aprenden de las computadoras tiene grandes posibilidades de seguir creciendo.

El actual campeón argentino Diego Flores también da su visión. “Kasparov, Capablanca y el último año de Carlsen deben estar entre los mejores de la historia. Hoy, Magnus les saca ventaja a sus rivales desde lo psicológico. Su principal virtud es su fortaleza mental y física en cada partida; lleva varios años como N°1 indiscutido y eso provoca cierto temor a sus rivales, él lo sabe y saca ventaja. Algo similar sucedió en su momento con Garry que sometía mentalmente a sus adversarios durante las partidas”.

También Flores se refirie al estilo de juego del actual campeón. “Fue muy significativo el cambio de Carlsen después de vencer a Caruana en el Mundial de 2018; refrescó su estilo, se hizo más dinámico. Antes era muy preciso pero no tan vistoso. A partir de entonces cambió el molde de su juego y se volvió más enérgico, con mayor iniciativa, sin la teoría de Kasparov pero con el mismo empuje”.

Así, el joven noruego, como predestinado a cambiar la historia de uno de los juegos más antiguo, cuya resolución aún despierta un gran desafío para el ingenio humano -para las máquinas ya no queda misterio alguno- amenaza con poner en jaque las mejores jugadas de los reyes de esta historia. Magnus Carlsen el que aprendió hacer fácil lo difícil; lo descubrió de chico, lo disfruta de grande.

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