Desgarrador testimonio de Cafú: “No puedo describir el dolor de tirar tierra en el ataúd de un hijo sabiendo que nunca volverá”

A casi dos meses de la muerte de su hijo, el ex legendario futbolista Marcos Evangelista de Morães, conocido mundialmente como Cafú, rompió el silencio para contar como transita el dolor tras el fallecimiento de Danilo Feliciano de Morães, quien tenía solamente 30 años y sufrió un infarto mientras jugaba a fútbol con amigos.

“No sé cómo describir la sensación de tirar tierra al ataúd de un hijo”, dijo entre lágrimas en diálogo con Veja quien fuera capitán de la selección brasileña campeona del mundo en 2002, que va cada cinco días al cementerio a llevarle flores al joven que sufrió el paro cardíaco cuando jugaba al fútbol en la casa familiar del barrio de Alphaville, en Barueri, región metropolitana de la ciudad paulista.

Sobre aquella trágica jornada, Cafú explicó como se dio cuenta que su hijo se había descompensado y decidió llevarlo al hospital: “Teníamos programado un partido con amigos para el 5, pero yo tenía un viaje de negocios a Estados Unidos y lo anticipamos. Danilo estaba en el mismo equipo que yo. En un descanso, se fue y yo seguí jugando. Tres minutos después noté una conmoción fuera del campo. Por curiosidad, fui a ver qué estaba pasando y me encontré con mi hijo sufriendo convulsiones. Entré en pánico porque tenía su historia cardíaca era delicada. Llamamos a emergencias y dijeron que llegarían en 10 minutos, pero sentía que mi hijo no podía esperar. Cargué a Danilo, lo subí al auto y en cinco minutos llegamos al hospital”

Cafú, ganador de dos Mundiales, dos Copas de América, una Champions League y un Mundial de Clubes, entre otros títulos, detalló además cuál era el problema de salud que sufría su hijo, quien tenía una cirugía programada cirugía de cateterismo para dos días después.

“Sufría de aterosclerosis coronaria temprana (obstrucción de los vasos del corazón, que es más común después de los 65 años), que fue tratado con el cardiólogo Luiz Carlos Valente. La primera aparición de la enfermedad también ocurrió dentro de un campo. Mientras estábamos jugando a la pelota, Danilo tenía 24 años y sintió un fuerte dolor en el pecho. Al día siguiente volvió a sentirse enfermo y condujo solo al hospital, donde se realizó un electrocardiograma. El diagnóstico mostró que había sufrido un ataque cardíaco. Danilo me llamó a las 7 de la mañana y me pidió que fuera al hospital. Le pusieron un stent. Después de eso, la enfermedad parecía controlada. Tenía una cita programada para dos días después de su muerte, solo para colocar un catéter y ver si el stent debería cambiarse.”, relató.

En su entrevista a Veja, también habló sobre el dolor que transita cada día: “Enterrar a un hijo escapa del contexto general de todo lo que siente a lo largo de su vida. Cada cinco días, voy al cementerio a visitar la tumba. No asimilé lo que sucedió. No he tenido el valor para ir a su habitación hasta ahora, mi hijo Wellington fue quien recogió sus cosas y las donó a todas. Nunca volví a pisar la cancha donde ocurrió el infarto. No sé cómo describir la sensación de tirar tierra al ataúd de un hijo sabiendo que nunca volverá. Lloro todos los días solo. Cuando llego a casa, trato de ser fuerte. Después de todo, soy el pilar de mi familia. Usualmente lloro en el tráfico y llamo a mis amigos solo para llorar. Incluso saben y callan, así que lloro, lloro y lloro. El llanto alivia el pecho.”

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