Dave Russell, ex maratonista de los Estados Unidos, participó de la maratón de Eugene en 1972. Hace 47 años, dicha carrera, que con el tiempo se transformó en un clásico dentro del calendario de carreras de 42 kilómetros en el planeta, fue clasificatoria a los Juegos Olímpicos que se realizaron en Múnich, Alemania.
La historia cuenta que para correr dicha prueba, Russell recibió uno de los 12 pares hechos a mano una empresa que se estaba haciendo lugar en el mundo de la indumentaria deportiva. El modelo, denominado "moon shoes" (zapatos lunares), fueron el primer prototipo diseñado por el cofundador de Nike, Bill Bowerman.
Casi cinco décadas después, el propio Russell, que no logró clasificar a la prueba de maratón olímpica, vendió el par de zapatillas a una cadena hotelera en 55.000 dólares. La empresa de hoteles efectuó la compra para una residencia especial que están construyendo en Eugene, ciudad donde se fundó la marca multinacional estadounidense dedicada al diseño, desarrollo, fabricación y comercialización de balones, calzado, ropa, equipo, accesorios y otros artículos deportivos.
"Querían algo que dijera: 'Este es el pueblo Nike'", mencinó Russell. "Estas zapatillas eran un prototipo incluso antes de que Nike fuera un calzado público", agregó el ex maratonista.
"Eran unas zapatillas muy poco convencionales. Eran muy exóticas porque la suela era totalmente diferente. Fueron confeccionadas como en una especie de waflera. Fue pegada a la parte inferior del zapato. El calzado fue totalmente hecho a mano", agregó Russell.
En los Juegos Olímpicos de 1972, la prueba de maratón masculina fue dominada por el estadounidense Frank Shorter, una leyenda de la especialidad. Campeón olímpico en Múnich, repitió su presencia en el podio cuatro años más tarde: en Montreal 1976 logró el segundo puesto para ganar la medalla de plata.
Esta no es la primera vez que se paga una fortuna por un par de las zapatillas creadas a principios de la década del 70. Un coleccionista de Malasia abonó más de 11 mil dólares a hombre de Minnesota, Estados Unidos, por un par de zapatillas del mismo modelo que estaban sucias y les faltaban los cordones. Es más, en julio pasado, un inversionista canadiense compró en una venta online por casi 450 mil dólares el único par sin uso de los 12 creados.
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