Las terribles secuelas de una escalofriante patada en el fútbol chileno

El defensor Sebastián Villegas fue víctima un brutal golpe y debe ser sometido a dos cirugías para reconstruir su rostro

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El pasado 23 de agosto, el defensor chileno Sebastián Villegas sufrió una escalofriante patada en un encuentro entre Antofagasta y San Marcos por la Copa de Chile. Al despejar un rebote con la cabeza dentro del área recibió un fuerte golpe del mediocampista Matías Campos López.

Hoy, a 12 días del accidente, el futbolista de 26 años será sometido a dos cirugías para reconstruir el lado derecho de su rostro. "Metí la cabeza en un lugar donde quizás no debí", reconoció.

"Los médicos creen que deberán ser al menos dos (operaciones). La primera para corregirme todo el lado derecho de la cara, donde tengo múltiples fracturas. Pequeñas, pero de importancia. De hecho tengo ese lado de la cara un poco caído. La segunda será para arreglarme la nariz", detalló al medio chileno "La Tercera".

El jugador, que aseguró no haber perdido la conciencia, recordó que, "al principio tenía compromiso importante a nivel cerebral y de un ojo. También tenía un hematoma en el cerebro que, por suerte, se pudo controlar. Lo que tengo es grave pero pudo ser mucho peor".

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Villegas rememoró exactamente todo, el dolor, los vómitos y las miradas de preocupación a su alrededor, "gracias a Dios nunca perdí la consciencia. En el camino hasta me botaron de la camilla. Yo lo único que pedía era que me inyectaran algo para el dolor. Vomité dos veces acostado boca arriba en la camilla. Vomité sangre. Fue todo muy traumático", aseguró al medio trasandino.

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También manifestó que supo de inmediato que lo que había sucedido era grave ya que no fue la primera vez que le pasó, "vi mucha sangre. Recuerdo la cara de preocupación de todos". En 2014 sufrió una doble fractura de mandíbula y una fractura de nariz unos meses más tarde. Sin embargo, en este caso, "el dolor que sentía era indescriptible".

Finalmente, el defensor, que afirmó que estará tres o cuatro meses en recuperación, no le guarda rencor a su agresor: "Él estaba muy asustado. Lo conozco, no es un mala leche. Me vio tirado y vomitando, además, así que eso lo angustió más".

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