La maravillosa guía sobre la vida de una joven mujer que eludió la muerte desde el día que nació

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Julie Yip-Williams murió producto de una larga batalla de cinco años contra un cáncer de colon. Tenía 42 años y dejó un libro que es una guía para vivir a pleno cada día
Julie Yip-Williams murió producto de una larga batalla de cinco años contra un cáncer de colon. Tenía 42 años y dejó un libro que es una guía para vivir a pleno cada día

El 19 de marzo de 2018, Julie Ly Yip-Williams tenía 42 años cuando su cuerpo no quiso o supo cómo continuar una batalla que llevaba… 42 años. Si bien murió producto de un cáncer de colon, la ejemplar mujer combatió desde el inicio de su vida contra las amenazas de que su corazón fuera detenido.

Hija de padres chinos, nació ciega el 6 de enero de 1976 en Tam Ky, Vietnam cuando la guerra ya había quedado atrás, pero todavía dejaba ver sus secuelas. Por entonces, Yip-Williams no sabía que dejaría un legado: además de su extraordinaria vida, legó un tesoro en forma de libro que fue publicado una vez que ella ya no caminaba entre los vivos. Lo tituló The Unwinding of The Miracle (Desenrollando el Milagro). Su máximo consejo: "Vivan mientras estén viviendo, amigos".

La tautología vale. Yip-Williams expresa su guía de que a pesar de estar seguros de que moriremos en algún momento, debemos transitar ese camino cada día como si fuera el último. O el primero. Por simple u obvio que parezca o se nos presente, en verdad se trata de un alerta para quienes dejan pasar oportunidades o no se dan cuenta de lo finito del paso por este mundo.

Yip-Williams fue diagnosticada en 2013 mientras realizaba un viaje junto a su familia a una boda. Terminó en un hospital, con un sangrado, donde le dieron la terrible noticia. Tenía 37 años. Pero no era la primera vez que conseguía burlar a la muerte y pensó que podía lograrlo de nuevo.

La portada del libro de Julie Yip-Williams
La portada del libro de Julie Yip-Williams

Nació ciega. Su abuela paterna la sentenció a muerte. Argumentó que sólo traería desgracias a la familia y que era mejor deshacerse de ese bebé cuanto antes. Sería una carga. Y también una vergüenza para todos. Cuando sus padres fueron para que un herbalista pusiera fin a su vida, éste se negó. Sería la primera vez que Yip-Williams eludía la muerte.

Los padres, cercados por la familia y ante la imposibilidad de regresar a su hogar, se subieron a un precario bote que los trasladó hasta Hong Kong. Una vez allí reunieron los suficientes fondos para trasladarse a los Estados Unidos.

Una compleja cirugía le permitió a la niña recobrar parte de su visión. El segundo milagro en su vida. Apenas tenía consciencia de ellos: había cumplido 4 años.

No defraudó a sus padres. Al contrario: sorprendió a todos aquellos que no apostaban un centavo por su futuro. Su carrera fue brillante. Se graduó de la Escuela de Leyes de la Universidad de Harvard y comenzó a trabajar en uno de los más prestigiosos estudios de abogados del país.

En ese bufete conoció nada menos que a Joshua R. Williams.  Josh.Con él se casó y formó una familia: dos hijas nacieron fruto de su amor y unión. Pero otro golpe sobrevendría, inesperado, furibundo. Injusto. Cáncer. La temida palabra.

En las páginas de su libro, Yip-Williams describe con precisión todos los estadios que atravesó al conocer su padecimiento. Citó los ciclos descriptos de forma única por Elisabeth Kübler-Ross, la famosa psiquiatra suiza que enumeró las etapas que barrena un paciente al conocerse enfermo terminal: negación, furia, negociación/esperanza, depresión y aceptación.

Kübler-Ross los describió en su famoso libro Sobre la muerte y los Moribundos de 1969. Yip-Williams lo tomó y los adoptó como propios. La joven mujer transitaba entre el optimismo y la depresión, entre subes y bajas, entre informarse con estadísticas brutales a intentar desafiarlas. "Las probabilidades no son profecías", repetía como un mantra.

Para la periodista Lori Gottlieb, de The New York Times, el libro es un "extraordinario tratado filosófico y un llamado a las armas para prestar atención al tiempo limitado que tenemos en esta tierra".

En The Unwinding of The Miracle la escritora también relata cómo intentó mostrarse "normal" hacia afuera. Como si nada pasara. En su perfil de Facebook publicaba fotos de las comidas que preparaba, del vehículo que habían comprado… pero en el fondo (o en una superficie no muy lejana) ella sentía cierta furia contra su entorno.

En el medio, su familia. La fortaleza de esta brillante profesional la llevó a enfrentar a su marido para que sus esperanzas no nublaran su razón. La realidad era dura y él también debía prepararse. No por ella, sino por él y sus hijas.

Su ira pocas veces explotó. Cuando le preguntaban cómo se sentía, cómo estaba, no contaba que por dentro hervía de furia. "Oh, bien. Acá…". En verdad quería gritar contra su interlocutora y contra el mundo. "¡No merezco esto!". Pero se lo guardaba y ponía la mejor cara posible.

De una inteligencia y una sensibilidad únicas, Yip-Williams no podía dejar de pensar en alternativas, no conseguía detener sus proyecciones, sus profecías. ¿Cuánto sufrirían sus hijas su partida? ¿Cómo sería la futura esposa de Josh?

Uno de los capítulos del libro es una carta dedicada a sus pequeñas. Allí les habla de las "paradojas de la vida". Ellas son, entre otras: "La salud es gastada en la salud y la vida es gastada mientras se vive". También enumera cosas que extrañará, donde sea que vaya tras cerrar definitivamente los ojos: "el simple ritual de cargar y descargar el lavarropas… ir de compras a Costco… mirar televisión con Josh… llevar a las niñas al colegio".

Gottlieb continúa con su descripción de la obra póstuma -y única- de Yip-Williams: "En su esencia, es un retrato exquisitamente conmovedor de las cosas cotidianas de la vida: secretos familiares y lazos familiares, el matrimonio y sus limitaciones, el amor paternal salvaje y sin límites y, en última instancia, el reconocimiento agraciado de lo que no podemos, y podemos controlar".

Al despedirla, Josh, la describió a la perfección. "Julie fue muchas cosas: una brillante estudiante, una talentosa abogada, una escritora fantástica, una amante de la vida que viajó a lugares tan lejanos como el Polo Sur, Egipto, Jordania, Bangladesh, las Islas Galápagos, París, China y Vietnam. entre muchos otros, una amante de la buena comida, una cocinera fantástica que poseía probablemente cincuenta libros de cocina y podía producir (buena) comida de calidad de restaurante, una lectora voraz y, sin embargo, también una ávida espectadora compulsiva de televisión. Pero aún más fundamentalmente, era una persona leal y amorosa que puso a su familia primero".

Toda esa descripción hecha desde el alma, reflejan una de las claves de la filosofía planteada por Yip-Williams. Para la extinta escritora sólo una cosa está bajo nuestro control en esta vida: "Controlamos el esfuerzo que ponemos en vivir".

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