En Sistema nervioso, Lina Meruane traza un mapa de padecimientos en el que los personajes se vinculan a través de sus enfermedades, sus síntomas y tratan de entender la tiranía de la genética para desafiarla, a partir del recorrido emprendido por una protagonista que busca una enfermedad para encontrar tiempo y terminar su tesis de astrofísica.
También autora de libros de no ficción como Contra los hijos y Volverse Palestina, Meruane, que actualmente vive en los Estados Unidos, acaba de publicar esta nueva novela, editada por Eterna Cadencia, en la que familia y cuerpo confluyen en un espacio donde los personajes se entrelazan y cobran identidad, ya que los reconocemos como Ella, Él, Padre, Madre, Primogénito.
"La genética no es siempre un destino", reflexiona el personaje central de esta historia con la que Meruane (Chile, 1970) vuelve a poner el foco en los cuerpos, el dolor y la precariedad a la que nos enfrentamos porque "nos cuesta aceptar que convivimos con la enfermedad y con la muerte".
– ¿Podemos decir que esta novela hace sistema con las dos anteriores: Fruta podrida y Sangre en el ojo?
-Absolutamente. En las tres no solo está la reflexión sobre el tiempo, que está trabajado de maneras distintas, sino que se mueven por lugares que, al menos para mi, son Chile y los Estados Unidos, que es donde tengo puestos los pies. Las protagonistas de las tres novelas se mueven por ambos territorios, hacen una suerte de puente. Y por supuesto, cada uno de estos libros está atravesado por un tema principal que es la enfermedad: Fruta Podrida está marcado por la diabetes, Sangre en el ojo también, pero esta enfermedad se expresa en la ceguera; en Sistema nervioso todos están enfermos, y obsesionados con sus males.
–Sistema Nervioso nació como un ensayo. ¿Por qué el pasaje a la ficción?
– Cierto, me invitaron a dar una charla como escritora sobre la precariedad y tenía pendiente escribir sobre algo que me quedó dando vueltas cuando escribí Sangre en el ojo, y esa reflexión sobre la transformación de la mirada científica, sobre el hecho de que antes el diagnóstico requirió abrir los cuerpos para realizar el examen patológico y eso ha sido transformado por la mirada de los aparatos. Encontré algunas novelas que daban cuenta de esta transformación, y sobre eso empecé a escribir, pero como a veces pasa, empezaron a aparecer otras historias, que fui hilvanando en el ensayo, y descubrí que lo que quería contarse era otra cosa que tenía la forma de una novela. Y el ensayo que quería escribir sigue pendiente.
– Más allá del título los sistemas son un eje en esta historia: me refiero al cuerpo como un sistema, a la novela como un sistema que se va armando a medida que avanza la lectura. Pero también está el sistema solar que estudia la protagonista.
– Esos sistemas están en constante transformación: el cuerpo como sistema y también como conjunto de diversos sistemas, la estructura familiar, el sistema social, el solar, la novela como un sistema es de una complejidad enorme y siempre está enfrentado al caos, al quiebre, a la destrucción. Estamos intentando negar esa posibilidad, nos cuesta aceptar que convivimos con la enfermedad y con la muerte, no queremos ver que si seguimos así acabaremos destruyendo a todas las demás especies y al planeta.
– ¿Podemos decir que en sus novelas la memoria juega un rol central?
– La memoria, no solo en las novelas, es un dispositivo ficcional, una máquina de ficciones, precisamente porque la memoria es siempre aproximativa, fallida, inventiva. En Sistema nervioso el Padre es memorioso y la hija es olvidadiza y sufre de cortocircuitos mentales y lingüísticos: es ella la que escribe, tal vez, este libro.
– ¿En qué está trabajando ahora: ficción o ensayo?
– Hay acumulados ensayos sobre la cuestión del rostro como marcador de la identidad, otro ensayo más personal sobre el campo literario chileno, y una novela iniciada que interrumpí para escribir Sistema nervioso, que no trata de enfermedad y estaría, si la escribo y nada cambia radicalmente en la escritura, protagonizada por hombres.
Fuente: Télam
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Lina Meruane: un conjunto de razones para leer a la escritora chilena del momento