Homicidios en Bogotá dependen de las estructuras criminales: secretario de Seguridad

La pandemia dejó en evidencia que los asesinatos en la ciudad están relacionados con las estructuras criminales, más que de los problemas de convivencia ciudadana.

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Colprensa.
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El secretario distrital de Seguridad, Hugo Acero, retomó sus labores de analista delictivo para exponer cómo fue el comportamiento de los homicidios en Bogotá durante el año 2020. La principal conclusión de su estudio es que las muertes violentas están relacionadas, en su mayoría, con estructuras criminales organizadas en la ciudad.

De acuerdo con Acero y las cifras de la Secretaría de Seguridad, el homicidio en la capital ha estado a la baja desde el año 1994, pasando de una tasa de 80 casos por cada 100 mil habitantes en 1993 a 13,3 en 2020. En algunos años se ha presentado un aumento, como sucedió a finales del año 2019.

Durante los primeros meses de 2020 continuó el descenso y llegó a la cifra más baja de los últimos años en el mes de abril, debido al inicio de la pandemia en el país. “Sin embargo, esta disminución, atribuible al aislamiento generalizado, solo duró tres semanas, dado que el comportamiento de este delito en los meses subsiguientes no fue afectado por las medidas aplicadas para controlar el COVID19”, escribió el secretario de Seguridad.

Según Acero, quien antes de llegar a la Secretaría de Seguridad era consultado como un analista en esos temas, tradicionalmente se había atribuido ese delito en la ciudad a problemas de convivencia, pero la pandemia y el aislamiento dejó ver que no es así.

“Cuando se miran uno a uno los casos, entre julio de 2020 y abril de 2021, desde la Secretaría Distrital de Seguridad, Convivencia y Justicia se ha podido determinar que aproximadamente el 54% de los homicidios que se han presentado en la ciudad es de tipo instrumental, relacionada con estructuras delincuenciales organizadas que se disputan las distintas rentas criminales del narcotráfico y microtráfico, hurtos de vehículos, motos, celulares, trata de personas, entre otras”, señaló el secretario.

Los casos de homicidio por convivencia registran el 32% de las cifras y los demás se encuentran en estudio. Esta conclusión surge tras el análisis del comportamiento del delito, debido a que la reducción de la movilidad de las personas provocó una disminución en las cifras de delitos contra el patrimonio, mientras que el homicidio solo lo controló por algunas pocas semanas.

La presencia y accionar de estructuras criminales organizadas en la ciudad, situación que por largos años no se reconoció, explica en gran parte el comportamiento del homicidio en la ciudad y especialmente durante la cuarentena estricta y los diferentes aislamientos obligatorios del 2020 y el 2021”, escribió Acero.

El secretario cita un estudio inédito que está por publicarse, en el cual se establece que la principal hipótesis de esa situación es que el homicidio depende de la dinámica de estructuras criminales como el control de las rentas y los mercados criminales, más no de la interacción esporádica de las personas en contextos conflictivos como el consumo de alcohol y sustancias psicoactivas.

Aunque los negocios criminales también podrían resultar afectados por las restricciones, los estudios indican que tienen una mayor capacidad de adaptación y continuaron vigentes. Así mismo, la “nueva realidad” pudo resultar en oportunidades para los delincuentes. La Organización No Gubernamental ONG Acción Técnica Social -ATS- determinó que hubo aumento de los precios en sustancias de experiencia individual como la marihuana.

“Por ejemplo, en Colombia, el cierre de fronteras y la frecuente migración forzada venezolana fueron el caldo de cultivo ideal para una mayor regulación y lucro por parte de los grupos criminales que controlan los pasos irregulares en esta frontera. En Bogotá, la Secretaría Distrital de Seguridad, Convivencia y Justicia pudo documentar cómo durante esta pandemia aumentó el uso de armas de fuego para la comisión de este delito en la capital”, escribió el secretario.

El estudio de Acero señala que mientras el contexto de pandemia es una oportunidad para las estructuras criminales, para las autoridades es un reto. Esto debido a que los organismos de seguridad como la Policía, el Ejército o los gestores de convivencia fueron los que recibieron la labor de controlar el cumplimiento de las medidas para la contención del covid-19. Es decir, un aumento de sus funciones.

Sin embargo, la pandemia y el aislamiento sí generan un aumento de la conflictividad entre los actores delincuenciales, principalmente, según Acero, porque se reduce el espacio para ejecutar los delitos y tienen que disputarlo con las otras organizaciones criminales.

Además, el secretario asegura que se han desarticulado desde el 2020, 222 estructuras criminales en la ciudad con la captura de 1.018 personas, lo que genera que las bandas que permanecen activas se disputen el territorio que quedó libre y aumente la conflictividad.

Finalmente, según el análisis, los ciudadanos, en un contexto de confinamiento, tienden a aumentar la conflictividad con los vecinos y eso se evidencia en aumento de riñas que terminan dejando lesionados y muertos.

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