El Chocó está en peores condiciones que Somalia y Afganistán, asegura médico brigadista que trabajó en la zona

El especialista Rafael Latorre denunció el abandono del Estado y advirtió que la población indígena emberá Guamal La Raya está en peligro de desaparecer.

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El Chocó, el departamento más pobre del país es víctima de la violencia y la corrupción. REUTERS/Federico Rios

La semana pasada, las Autodefensas Gaitanistas de Colombia vetaron a dos brigadas de salud que se disponían a adentrarse en la zona selvática del Chocó para ofrecer ayuda a los pueblos indígenas de la región que llevaban solicitado la presencia de un equipo médico para tratar a integrantes de sus comunidades. Rafael Latorre, médico brigadista embarcado en esa misión, denunció al periódico El Espectador que la situación que se vive en el Chocó es peor que la que se vive en Somalia, África.

Según le explicó Latorre a dicho medio, adentrarse en las profundidades de la zona selvática para visitar a la comunidad emberá Guamal La Raya es toda una odisea, pues, además de las difíciles condiciones que traen consigo llegar a la zona desde Riosucio, el municipio más cercano, hay que enfrentarse a la desigualdad y el conflicto armado que en ese departamento se hace muy evidente.

Rafael Latorre estuvo durante la primera semana de noviembre en el Tapón del Darién para atender médicamente a esa comunidad indígena, y ahora denuncia que esa comunidad está a punto de desaparecer como consecuencia del abandono del Estado. Además comparó el entorno con lo que se vive en Somalia, África.

“Estamos peor que Somalia, peor que Afganistán, lo peor que yo he visto en mi vida y he sido misionero médico en muchos países del mundo. Hay un abandono a su suerte. Estas personas tienen un sufrimiento en pleno siglo XXI, no tienen comida, salud, agua potable, ni la más mínima referencia del Estado”, condenó el médico brigadista Rafael Latorre, quien atendió a 500 personas en su visita, dentro de los que habían 150 niños.

En medio de la denuncia de la situación que se vive en el interior del Chocó, Larrote denunció la presencia de grupos armados al margen de la ley que no solo tienen bajo terror a los habitantes sino también a las personas que llegan a ayudar como él y las dos brigadas que lo acompañaban en la misión y que el médico financió de su propio bolsillo.

Además de auxiliar a la comunidad embera Guamal La Raya, las dos brigadas fueron con el objetivo de atender a otros resguardos que se encuentran ubicados por la misma zona, por lo que tuvieron que pasar por los ríos Truandó y Salaquí, en donde fueron detenidos por hombres de las Autodefensas Gaitanistas de Colombia.

“Fueron devueltos por los grupos paramilitares y eso que tenían una carta de la Asociación de Cabildos del Bajo Atrato, donde se solicitaba el favor suplicando que entraran las brigadas”, comentó Latorre.

Según el médico, los resguardos de la zona han sido totalmente abandonados y “no han recibido una sola aspirina durante meses (...) nosotros pasamos una carta a la Superintendencia de Salud de Colombia, donde dábamos cuenta de que las comunidades más alejadas no habían podido ni entrar ni salir de los resguardos”.

Aunque las otras brigadas no pudieron pasar, la brigada de Latorre no fue detenida por la presencia de paramilitares, lo que le permitió al médico entrar a la zona en la que se encontró de frente con las deplorables circunstancias de las comunidades indígenas habitantes.

“Vi más o menos 70 niños, que estaban en un 95 % en grave estado de desnutrición. Tenían el cabello muy débil, su piel estaba cubierta de lesiones descamativas, que son muy propias de la malnutrición. Sus estómagos estaban hinchados por falta de proteína y por grandes cantidades de lombrices. Todos en bajo peso. Hay un niño de 3 años que parece un bebe de meses. Ese es el grado de desnutrición de nuestros pueblos originarios que han sobrevivido 500 años de colonia y yo no creo que duren mucho más a este paso”, denunció y agregó que, “las casas son demasiado sencillas, no hay baños, no hay agua potable, ni luz, ni acueducto. No tienen absolutamente nada”.

La brigada de Larrote, que atendió a las 500 personas en una pequeña casa de madera alertó de la falta de insumos básicos, “nos dimos cuenta del grave estado de falta de alimentos, de falta de medicina, no se encuentra en el pueblo una sola pastilla para algo (...) Las niñas se embarazan de 12 y 13 años, y a los 15 años están teniendo el otro. Y no hay forma de que salgan, porque los grupos paramilitares no los dejan. Hay una fuerte presencia de las autodefensas”, resaltó Larrote.

El médico voluntario estuvo acompañado constantemente por un líder social que denunció que, cuando las FARC se fueron de la zona en 2016 tras la firma de los acuerdos de paz, los paramilitares se tomaron la zona y no los han dejado vivir tranquilamente.

“Teníamos la esperanza de tener una vida digna, sin ninguna presencia de ningún grupo. Cuando salió la guerrilla, inmediatamente las autodefensas entraron ofreciéndole dinero a las personas para sembrar coca. Les dan $400 mil por kilo procesado”, explicó el líder que habló anónimamente con El Espectador y que tiene en su contra amenazas de muerte.

“Nosotros estamos muertos en vida. No podemos decir nada ni hacer nada, por un estado histórico de abandono de los gobiernos. Es impresionante la presencia de autodefensas, en Riosucio están marcando las casas con grafitis que dicen Autodefensas Gaitanistas presentes”, añadió el líder social.