Culminó el proyecto ALTAS con el descubrimiento de 12 nuevas especies en las profundidades del Océano Atlántico

Una de las empresas más ambiciosas de exploración marina terminó sus exploraciones tras 45 años. Los resultados marcan un hito para las investigaciones futuras sobre la vida en las profundidades marinas

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Corales de agua fría y estrellas de mar (Instituto Francés de Investigación para la Explotación del Mar)
Corales de agua fría y estrellas de mar (Instituto Francés de Investigación para la Explotación del Mar)

Tras 45 años de exploración marina, y más de 85 investigadores, entre expertos y estudiantes, ATLAS, el proyecto de investigación marina más ambicioso jamás lanzado, ha llegado a su conclusión con el emocionante descubrimiento de 12 nuevas especies.

La exploración se hizo en 12 ubicaciones en el Atlántico norte profundo, y para ellos fueron implementados robots submarinos que alcanzaron áreas nunca antes exploradas, estableciendo con esto un estándar de oro para la investigación marina futura.

Los descubrimientos de las nuevas especies incluyen peses, corales de agua fría y otras especies de esponjas invertebradas. Además del descubrimiento de otras 35 especies que, aunque ya eran conocidas, se encontraron en áreas previamente desconocida del océano.

Tantos años de investigación en el proyecto ATLAS han producido 113 artículos revisados por pares y pronto seguirán 98 más.

Uno de los nuevos hallazgos consiste un tipo de crecimiento de coral conocido como Epizoanthus martinsae, que prospera en corales negros a más de 400 metros de profundidad.

Otros descubrimientos incluyen un tipo de animal sedentario parecido al musgo, llamado Microporella funbio, que se encontró en un volcán de lodo submarino frente a la costa de España.

Esponja y erizos de mar (Universidad de Edimburgo)
Esponja y erizos de mar (Universidad de Edimburgo)

Otro animal parecido al musgo, llamado Antropora gemarita, también se encontró filtrando y alimentando partículas de comida que flotaban en las profundidades del mar.

“Como el lugar de nacimiento de la biología de aguas profundas y la cuna de la oceanografía, el Atlántico Norte es el lugar que deberíamos conocer mejor”, dice Murray Roberts , el coordinador de ATLAS, “pero solo en los últimos 20 años hemos descubierto cuán variado y vulnerable sus hábitats de aguas profundas realmente lo son“.

De hecho, los científicos de hoy dicen que sabemos más sobre la superficie de la Luna y Marte que sobre el Atlántico profundo, y ese es un problema serio.

Conocer más la profundidad de los mares nos sirve para replantear algunas de las ideas que tenemos sobre el reino animal. Por ejemplo, las esponjas y corales, que son especies animales que muchas veces no son consideradas importantes, en las profundidades marinas forman la base de la mayoría de ecosistemas.

Pescados e hidrocorales (Universidad de Edimburgo
Pescados e hidrocorales (Universidad de Edimburgo

Los biólogos marinos en realidad se refieren a ellos como las “ciudades” de las profundidades, que proporcionan alimento y refugio a muchos más tipos de peces.

Pero estos ecosistemas remotos parecen particularmente vulnerables a la actividad humana, en especial a los efectos que produce el cambio climático el cual afecta por ejemplo a especies como los corales negros.

Estos ecosistemas de colares además de vulnerables, albergan una gran cantidad de especies, o sirven de sustento para ellas, las cuales también estarían en peligro de extinguirse si no encontramos formas de conservarlos, algo difícil ya existe muy poco información sobre su estado.

Coral negro y cangrejos (Universidad de Edimburgo)
Coral negro y cangrejos (Universidad de Edimburgo)

“Si esas ciudades son dañadas por usos humanos destructivos, esos peces no tienen dónde desovar y la función de todos esos ecosistemas se pierde para las generaciones futuras”, dijo Roberts a la BBC.

Los océanos absorben hasta un tercio del carbono de nuestra atmósfera, y la investigación del proyecto ATLAS sugiere que la mitad de todos los hábitats de coral de agua fría están en riesgo por el calentamiento de las temperaturas.

Tampoco es esa la única amenaza que enfrentan estas comunidades de aguas profundas. El proyecto ATLAS descubrió que la acidificación de los océanos y la pesca también podrían poner en alto riesgo a casi el 20 por ciento de los ecosistemas de aguas profundas.

La acidificación es uno de los resultados más desastrosos para los corales, ya que corroe el esqueleto de estos arrecifes casi como la osteoporosis en los humanos.

“Eso está atacando los cimientos de enormes arrecifes de coral de aguas profundas”, explicó Roberts a ABC News Australia. “Las predicciones muestran que la idoneidad de los hábitats realmente colapsará durante los próximos 100 años”.

Langosta americana y langosta en cuclillas en Baltimore Canyon (Steve Ross)
Langosta americana y langosta en cuclillas en Baltimore Canyon (Steve Ross)

“Todo el mundo sabe lo importante que es cuidar las selvas tropicales y otros valiosos hábitats terrestres, pero pocos se dan cuenta de que hay tantos, si no más, lugares especiales en el océano. En ATLAS hemos estudiado los ecosistemas más vulnerables en el Atlántico profundo y ahora entendemos cuán importantes, interconectados y frágiles son en realidad”, dice Roberts.

El proyecto masivo podría estar terminado por ahora, pero continúa sirviendo de modelo para otros científicos marinos.

Los investigadores en América del Sur ya se están preparando para emprender un proyecto similar en el océano Atlántico sur, que está mucho menos explorado, y la exploración está programada para terminar en 2023.

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