"Teníamos una hija que se comía el mundo y se ha convertido en una anciana de 90"

Candela es española. Tiene 29 años. Pero desde hace dos y medio que pasó a tener la vida de una anciana de 90. O peor. Candela padece el Síndrome de Fatiga Crónica (SFC). Candela se la pasa el 80 por ciento del día en la cama. Durmiendo o dormitando.

Pero antes de que sufriera esa enfermedad, Candela tenía una vida normal. Activa. Se había recibido de Derecho y Administración de Empresas y era una de las más activas de su casa. No se detenía un instante.

Ahora le resulta imposible salir a la calle. Caminar un trecho relativamente largo. Es tal el cansancio permanente que la acosa que prácticamente no puede hablar con nadie. Es por eso que las visitas son efímeras y casi no recibe a nadie, de acuerdo con el diario español ABC, con el que habló brevemente en un momento de lucidez.

"Cuando no estoy tan cansada y tengo un mínimo de fuerzas, aprovecho para ver una serie o una película, pero solo puedo hacerlo en los días buenos. No salgo a la calle, ni siquiera soy yo la que va al médico, sino mi madre", describe a la periodista Alejandra González.

Su madre, Raquel Mena, es quien también debió cambiar su vida. O mejor dicho, a quien la enfermedad de Candela le ha cambiado la vida. Hizo lo que hacen muchos allegados a los pacientes cuando les hablan de una enfermedad rara, no frecuente. "En cuanto nos dieron el diagnóstico y supe que no había tratamiento, me dediqué, horas y horas, a buscar por internet", relató la mujer.

"Teníamos una hija que se comía el mundo y se ha convertido en una anciana de 90 años", explicó.

Sergio, la pareja de Candela, también sufre el mismo síndrome. Desde hace 13 años. "La enfermedad llegó de golpe a mi vida y caí fulminado. De un día para el otro. Estuve cinco años postrado en una cama, hasta que pude viajar a Bruselas para conocer a otros médicos y que pudieran darme más soluciones", dijo quien hoy tiene 35 años.

La enfermedad

"El principal síntoma de esta enfermedad es una fatiga insuperable que empeora con actividad física y mental", explicó Mena. "Y no tiene cura", agregó. "Existe un estudio que clasifica a los enfermos según el grado de satisfacción en su vida. En el número uno en grado de incapacidad está el SFC, por delante de enfermos con quimioterapia, con esclerosis múltiple o con artritis reumatoidea", añadió la madre de Candela.

"Sigo sin tener vida social, pero aprovecho las horas lúcidas que tengo en el día para estudiar", dice Sergio, quien debe visitar a un médico cada tres meses e inició desde hace un tiempo la carrera de Medicina gracias a los avances que experimentó. "Es una enfermedad tabú", comenta. "La gente no reacciona bien cuando hablo de ella porque es algo que no conocen. Al no haber tratamiento, no hay conocimiento".

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