Las Pymes privadas y estatales recién autorizadas en Cuba podrán beneficiarse con créditos en moneda extranjera a partir del próximo lunes, según una resolución del Banco Central publicada la noche del miércoles en la Gaceta Oficial.
La resolución, que entrará en vigor en tres días, establece que “las instituciones financieras pueden conceder créditos en moneda extranjera a las cooperativas no agropecuarias y a las micro, pequeñas y medianas empresas”.
Hasta la fecha, tanto las Pymes como las cooperativas no agropecuarias solo podían acceder a créditos bancarios en pesos cubanos.
Después de 52 años sin empresas privadas nacionales, el gobierno puso en vigor a inicios de agosto las leyes de funcionamiento de las Mipymes (micro, pequeñas y medianas empresas), privadas o estatales, así como las de las cooperativas no agropecuarias (CNA), detenidas hace cuatro años.
El miércoles anunció la aprobación de las primeras 35, de las cuales 32 son privadas, en una economía mayoritariamente estatal.
La medida beneficiará a los dueños de Pymes y CNA que están obligados a importar en moneda extranjera los insumos que necesitan o a comprarlos en los escasos mercados mayoristas que existen en la isla y que operan en Moneda Libremente Convertible (MLC, intercambiable por divisas).
Desde que el gobierno abrió hace dos años una red de tiendas en las que los cubanos solo pueden pagar con tarjetas bancarias de moneda extranjera, el precio del dólar estadounidense se ha disparado en el mercado informal, donde se cotiza a unos 65 pesos cubanos por unidad, más del doble de la tasa oficial que es de 24.
En medio de una galopante inflación, los cubanos se ven forzados a comprar el billete verde en el mercado informal, pues no lo pueden adquirir ni en los bancos ni en las casas de cambio del país.
Las pymes privadas desaparecieron en Cuba en 1968, cuando Fidel Castro comenzó a adentrarse en el modelo estatal soviético y las nacionalizó en su “ofensiva revolucionaria”.
Las autoridades de la isla han tratado durante décadas a los empresarios privados como una amenaza que hay que contener, no fomentar. Mucho después de que China y Vietnam adoptaran las reformas de mercado, utilizando la prosperidad material para reforzar el régimen autoritario, Cuba se ha aferrado a un modelo económico basado en la planificación centralizada y el control estatal.
Las protestas del 11 de julio que sacudieron a los gobernantes cubanos mostraron que ese modelo podría ser su mayor vulnerabilidad, ya que sus débiles cimientos se ven aún más erosionados por el embargo estadounidense de décadas, las sanciones adicionales de la era Trump y ahora la pandemia del coronavirus. La economía del país se contrajo un 11% el año pasado, según datos del gobierno.
(Con información de AFP)
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