“Falla masiva”: las claves por las que Perú es el país con la mortalidad más alta por COVID-19, según un comité de especialistas

La investigación apuntó contra la escasa inversión en salud, las políticas erradas y la alta informalidad laboral como principales factores

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Entierro de una víctima de COVID en Comas, en las afueras de Lima (AP/Rodrigo ABD)
Entierro de una víctima de COVID en Comas, en las afueras de Lima (AP/Rodrigo ABD)

Perú es el país con la mortalidad más alta del mundo por COVID-19 por “una falla masiva de las instituciones públicas y privadas”, unido a la escasa inversión en salud pública durante las últimas décadas y la alta informalidad laboral, según el informe de una comisión de especialistas publicado este miércoles.

El documento elaborado para el Consejo Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (Concytec) estableció las causas que llevaron a Perú a ocupar el primer lugar del mundo en mortalidad por COVID-19, al registrar actualmente 585 fallecidos por cada 100.000 habitantes desde el inicio de la pandemia. La cifra también se destaca a nivel global por el “sinceramiento” de datos realizado por investigadores para reflejar la cantidad de muertes, un análisis que triplicó la cifra previa.

En primer lugar destacaron la desatención de la sanidad pública durante años, que enseguida se vio desbordada, sin posibilidad de atender a todos los que lo necesitaban, por lo que “muchos fueron librados a su suerte”. Al inicio de la pandemia, el país contaba con apenas cerca de 200 camas de cuidados intensivos habilitadas.

Esta situación desveló en toda su crudeza “una clamorosa falta de médicos, enfermeras, técnicos de salud, camas hospitalarias, Unidades de Cuidados Intensivos (salas UCI), postas médicas, provisión de oxígeno medicinal y medicinas, entre otros equipos médicos para hacer frente a la emergencia sanitaria”.

Los hospitales, de muy pobre infraestructura, colapsaron en poco tiempo (AP Photo/Rodrigo Abd)
Los hospitales, de muy pobre infraestructura, colapsaron en poco tiempo (AP Photo/Rodrigo Abd)

El comité de expertos también advirtió que “las erradas políticas sanitarias, expresadas en marchas y contramarchas respecto a la cuarentena, los tratamientos médicos y las pruebas rápidas y moleculares” contribuyeron igualmente al aumento del número de contagios, hospitalizaciones y muertes por COVID-19.

Esto a raíz que, desde el inicio de la pandemia, Perú ha tenido cinco ministros de Salud, además de tres presidentes distintos, producto de la crisis política producida en noviembre de 2020.

Asimismo, el informe resaltó “la lenta adquisición de plantas de oxígeno y la demora en la obtención y aplicación de las vacunas”, que no comenzaron a ser aplicadas de manera masiva hasta febrero de 2021, tras el escándalo por la vacunación irregular y secreta de un exclusivo grupo de funcionarios y allegados.

Largas filas, que duraban días, para conseguir recargar un tanque de oxígeno (AFP)
Largas filas, que duraban días, para conseguir recargar un tanque de oxígeno (AFP)

INFORMALIDAD LABORAL CLAVE

El documento también concluye que la informalidad laboral, que abarca al 70% de la población económicamente activa, fue la principal causa del fracaso de los confinamientos, “pues tuvieron que salir a trabajar, y traer ingresos para alimentar a sus familias” al carecer de una protección social y un salario fijo.

Perú fue el primer país de Latinoamérica en decretar en marzo de 2020 un confinamiento nacional y obligatorio cuando apenas había evidencia de unos 70 casos de COVID-19, una medida estricta que mantuvo por tres meses y medio, lo que no evitó que el coronavirus se extendiese hasta los rincones más recónditos del país.

En un momento, el gobierno dispuso que los varones y mujeres podían salir en días alternados, lo que terminó agravando algunas situaciones por las diferencias de género (Reuters)
En un momento, el gobierno dispuso que los varones y mujeres podían salir en días alternados, lo que terminó agravando algunas situaciones por las diferencias de género (Reuters)

A ello contribuyeron igualmente “el hacinamiento en las viviendas precarias, el caótico transporte público y los desordenados mercados de abastos”, así como “la falta de electricidad, agua potable y desagüe, y el poco acceso a Internet”.

MAYOR EMBATE EN POBLACIÓN POBRE

En ese sentido, el estudio subrayó que los sectores más pobres y humildes han sido los más golpeados por la pandemia al registrar “muchos más infectados, hospitalizados y fallecidos que los sectores de mayores ingresos”.

“Los primeros han sufrido más allá de los efectos sanitarios con pérdida de empleos y de ingresos, mayor informalidad y desprotección social, mientras que los sectores de más altos ingresos incluso los han aumentado”, apuntó el documento.

Para el comité encargado del informe, la principal lección a extraer de esta dura experiencia es que “la salud pública, basada en atención primaria, debe convertirse en la primera prioridad del país, garantizando a todos los peruanos y peruanas una adecuada atención, base de su bienestar”.

El grupo que elaboró el documento estuvo integrado por el sociólogo Sinesio López, la psicoanalista María del Carmen Ramos, el filósofo Pablo Quintanilla, la médica Lely Solari, el economista Hugo Ñopo, la empresaria Isabel Álvarez y el ingeniero Fernando Villarán, quien lo presidió.

Desde el inicio de la emergencia sanitaria, Perú acumula más de dos millones de casos sintomáticos confirmados de COVID-19 y se aproxima a las 200.000 muertes, lo que significa que al menos uno de cada 200 peruanos ha fallecido por esta enfermedad.

En el proceso de vacunación, el Ministerio de Salud informó que el martes se superaron las 11 millones de dosis aplicadas y que más de 4 millones de personas tienen completa la pauta de dos dosis, lo que equivale al alrededor del 12% de la población.

(Con información de EFE)

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