Un terremoto en el país de los terremotos

Los independientes derrotaron a los partidos tradicionales, de izquierda a derecha, que gobernaron el país en los últimos 31 años. Qué Constitución tendrá Chile

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Giovanna Grandón, personificada como "Tía Pikachú" durante las protestas de fines de 2019 en la Plaza Italia de Santiago. Es una de las candidatas elegidas para modificar la Constitución nacional en la Lista del Pueblo. REUTERS/Ivan Alvarado
Giovanna Grandón, personificada como "Tía Pikachú" durante las protestas de fines de 2019 en la Plaza Italia de Santiago. Es una de las candidatas elegidas para modificar la Constitución nacional en la Lista del Pueblo. REUTERS/Ivan Alvarado

En octubre de 2019, cuando comenzaron las manifestaciones que transformaron a Chile en la Plaza Italia/Dignidad de Santiago, la enfermera Evelyn Godoy atendía a quienes estaban heridos por perdigones o afectados por gases lacrimógenos. Allí conoció al periodista independiente Rafael Montecinos y al documentalista Mauricio Menéndez. Juntos fueron reclutando entre pacientes e independientes que llegaban a protestar contra la herencia de la constitución pinochetista. También se unió un grupo de artistas “Klan Kiltro”. Se convirtieron en uno de los pocos grupos fuera de los partidos políticos u organizaciones sociales que sobrevivieron a las protestas y continuaron trabajando durante la pandemia. Apoyaron la opción de “apruebo” en el plebiscito para redactar una nueva Constitución Nacional y fue el germen de la Lista del Pueblo, la gran ganadora sorpresa de las elecciones para constituyentes que terminó con la hegemonía de los tradicionales partidos de la derecha que acompaña a Sebastián Piñera en el actual gobierno y de los de centro-izquierda de la Concertación que gobernaron Chile desde el fin de la dictadura en 1989.

En el país de los terremotos, esta vez el sismo devastador en todas las escalas fue político. La convención de 155 miembros, que tendría que redactar y aprobar una nueva constitución antes de julio de 2022, quedó dominada por los 48 independientes de la Lista del Pueblo. Conforman el 31% del total de los constituyentes. La coalición oficialista de Chile Vamos quedó muy lejos de alcanzar los dos tercios de los representantes –por el que podría ejercer el veto y detener el avance de la izquierda- con 37 asientos y el 23,9% de los votos. La Unidad Constituyente de la ex Concertación de socialistas y democristianos estuvo aún más abajo con el 16,1% y 25 escaños. El bloque del Frente Amplio –surgido de las protestas universitarias de 2011, populistas de izquierda, y el Partido Comunista se convirtieron en la fuerza orgánica de la izquierda más votada con 28,1% de votos y 28 constituyentes.

Todo esto pone en el limbo el resultado de este proceso para sacarse de encima las rémoras del pinochetismo. ¿Qué tipo de Convención podría surgir de una asamblea tan heterogénea? ¿Quiénes son todos estos candidatos independientes que van a levantar la mano para aprobar la ley máxima del Estado? Los primeros en reaccionar, como siempre, fueron los famosos “mercados”. La bolsa de Santiago cayó al peor nivel desde la época de las grandes manifestaciones de fines del 19 y perdió todas las ganancias que había acumulado en la recuperación de este año. El peso se devaluó un 2,5% frente al dólar. El JPMorgan informó a los inversionistas que Chile entró en un “cono de incertidumbre”. Y la mayoría de los chilenos se preguntan qué surgirá de esta asamblea de “independientes” que se suman a los 17 representantes de los pueblos originarios, líderes mapuches, que definirán la nueva Carta Magna.

El presidente Piñera y los partidos de derecha que lo apoyan, así como los de la centroizquierda, son los grandes derrotados de esta elección para constituyentes. EFE/ SEBASTIAN BELTRAN GAETE.
El presidente Piñera y los partidos de derecha que lo apoyan, así como los de la centroizquierda, son los grandes derrotados de esta elección para constituyentes. EFE/ SEBASTIAN BELTRAN GAETE.

La Lista del Pueblo se conformó alrededor de unos principios que surgieron “de la movilización callejera”, tales como un “Estado ambiental, igualitario y participativo”; terminar con el sistema de jubilación privada o AFP; rechazo al TPP-11, el acuerdo de libre comercio del Pacífico; y “el fin a la explotación del medioambiente”. Los candidatos tenían como requisito no haber estado involucrados en fraudes, violencia de género, maltrato y abuso sexual. En su plataforma electoral se definen así: “Somos el Pueblo, somos quienes hemos luchado toda la historia por obtener dignidad y justicia. Somos quienes hemos vivido y crecido en la inequidad y la desigualdad, somos quienes nos levantamos un 18 de Octubre para decir basta”. Y su visión es esta: “un Chile con igualdad de género, plurinacional y digno. Un país empoderado y dueño de sus riquezas naturales, que invierta en el mayor patrimonio que tiene: su propia gente”.

Estos principios tan amplios abroquelaron gente de todo tipo. Se podría decir que la línea predominante es la ambientalista. Muchos de los candidatos independientes proclaman su defensa de los recursos naturales de la región en la que se presentaron. También personajes como Giovanna Grandón, una conductora de transporte escolar de 44 años, más conocida como “Tía Pikachú”, que participó de las masivas protestas de fines de 2019 disfrazada del clásico personaje de Pokémon. La “Tía Pikachu” se volvió viral el 25 de octubre de 2019 cuando salió a manifestarse con un disfraz inflable. Durante la marcha comenzó a saltar al ritmo de “¡baila Pikachu!” que coreaban a su alrededor, hasta que en un momento tropezó con el cordón de la vereda y se cayó. La escena quedó capturada en varios celulares y en unas horas lo habían visto 1,2 millones de personas. Se volvió famosa de la noche a la mañana y un emblema de la protesta social. Obtuvo 20.000 votos en su distrito y se convirtió en congresal constituyente.

La mayoría de los chilenos optó por candidatos independientes, sin filiación partidaria, para elegir constituyentes. EFE/Alberto Valdés/Archivo
La mayoría de los chilenos optó por candidatos independientes, sin filiación partidaria, para elegir constituyentes. EFE/Alberto Valdés/Archivo

En estas elecciones de jornada doble, que comenzó el sábado y se extendió hasta el domingo, también se eligieron alcaldes y gobernadores. En este terreno se registraron las mismas sorpresas desagradables para el establishment político de la post-transición. El Partido Comunista se hizo con la alcaldía de Santiago, la más simbólica de las 345 de Chile. La nueva alcaldesa es una economista de 30 años. Ni siquiera en la época de la Unidad Popular y el gobierno de Salvador Allende (1970-73) los comunistas habían logrado esta posición. Y el Frente Amplio triunfó en Ñuñoa, la tradicional comuna de clase media del oriente capitalino, así como en Viña del Mar.

De esta manera, se hace muy claro que los millones de personas que salieron a las calles de Chile entre octubre del 19 y marzo del 20 no pretendían un simple cambio dentro del gobierno de Piñera. Se trató de la marea en busca de transformaciones estructurales de una sociedad que ya no estaba dispuesta a tolerar las enormes diferencias creadas por el modelo económico implantado por la dictadura de Augusto Pinochet y que no pudieron modificar los sucesivos gobiernos de centro-izquierda de la Concertación (Aylwin, Lagos, Bachellet) y mucho menos los de la derecha encabezados por Piñera. Fue un voto castigo para toda la clase dirigente y para el modelo que dio un importante crecimiento económico al país y , al mismo tiempo, una extraordinaria desigualdad. Los partidos tradicionales no supieron interpretar este sentimiento de la mayoría de los ciudadanos y ahora la tarea de repararlo quedó en manos de los independientes, los desconocidos, los sin compromisos. Esto anticipa que será muy complejo llegar a acuerdos en la constituyente y el resultado es absolutamente imprevisible.

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