El 52 por ciento de los brasileños más ricos quiere irse del país, cansados de la violencia y la inestabilidad

Los números de un estudio publicado el pasado mes de junio por la agencia de sondeos Datafolha hablan por si mismos. Alrededor del 52 por ciento de los brasileños más acaudalados – aquellos con un ingreso mensual por hogar de más de USD 2.500 – quiere migrar del país. Entre los graduados universitarios la cifra se eleva al 56 por ciento.

Con una economía que se espera crezca solo un 1.5 por ciento en 2018 y cifras de desempleo que se ubican en torno al 12 por ciento, cerca del 62 por ciento de los jóvenes entre 16 y 24 años dijo que migraría. A nivel general, el 43 por ciento de los residentes dejaría de vivir en la nación sudamericana si pudiera hacerlo.

Otras cifras, compartidas por organismos gubernamentales, también sirven para ilustrar el panorama desalentador que enfrenta el gigante del cono sur. Con las elecciones presidenciales de octubre cada vez más cerca, un 41 por ciento más de brasileños se ha registrado para votar desde el extranjero, si se lo compara con números de 2014.

A su vez, el número de brasileños que ha presentado los papeles necesarios para iniciar su trámite de migración con la agencia federal impositiva alcanzó a 21.700 personas en 2017, o lo que representa un 300 por ciento más que en 2011.

¿Cuáles son los destinos más elegidos como nuevo hogar para los ricos de Brasil? Distintos puntos de la Riviera portuguesa, además de otras ciudades en los EEUU como Orlando y Miami. Entre los motivos citados para buscar comenzar una nueva vida en otras latitudes se destacan la violencia, especialmente en sitios como Río de Janeiro, además del pesimismo generalizado en lo que hace al futuro político y económico de la nación.

"La esperanza que los brasileños alguna vez tuvieron en su país, se ha ido por la ventana. Ahora, muchos han llegado a la conclusión de que muy probablemente las cosas no vayan a cambiar en los próximos años" dijo al periódico The Wall Street Journal Naercio Menezes Filho, director de políticas públicas de Insper, una prestigiosa escuela de negocios de San Pablo.

Menezes Filho también destacó que, a diferencia de los centroamericanos que huyen a los EEUU de la violencia de las pandillas, estos brasileños en su mayoría son miembros de una elite y "precisamente la gente que se encuentra en una mejor posición para ayudar a generar un cambio".

Según consigna el WSJ, los barrios cerrados custodiados por guardias armados y cámaras de seguridad de última generación ya no alcanzan para combatir el auge de la violencia narco, impulsada por una desigualdad cada vez más notoria entre los que más tienen y aquellos que han perdido toda esperanza de tener una vida digna.

Los vehículos de lujo importados, con blindajes dignos de un tanque militar, tampoco brindan la paz mental necesaria en ciudades como Río de Janeiro, con un gobierno local prácticamente al borde de la quiebra que no puede financiar el equipamiento necesario para estar a la altura de las bandas narco.

Los Estados Unidos continúan siendo hogar de más de un tercio de los alrededor de tres millones de expatriados brasileños distribuidos en todo el mundo. Portugal le sigue de cerca, con cerca de 85.000 brasileños que viven en el país europeo como la comunidad de extranjeros más importante en dicho territorio.

Entre los brasileños de ascendencia japonesa, muchos de ellos deciden regresar a la tierra de sus antecesores. El Reino Unido y Suiza suelen ser los destinos elegidos por los multimillonarios más poderosos de Brasil, entre quienes se encuentran Jorge Paulo Lehman, el hombre más rico del país sudamericano, quien migró a suelo helvético luego de que hombres armados intentaran secuestrar a sus hijos, camino a la escuela.