La "ruleta" de los candidatos senegaleses a temporeros en España

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Eduardo S. Molano

Dakar, 16 feb (EFE).- Marietou Ndione, una joven senegalesa de 25 años, ha pasado los últimos meses reuniendo pacientemente los documentos necesarios para postularse como temporera en España.

“Trabajo en una asociación de agroecología. Obviamente, en nuestra empresa debemos tener siempre la documentación lista. Así que me he dedicado a asegurarme de que todo estuviera en orden. Si pedían dos copias, yo tenía tres”, destaca a EFE la joven con orgullo.

Marietou es una de los muchos jóvenes que buscan ser seleccionados para la presente edición del programa de migración circular lanzado en Senegal por el Gobierno español, dirigido a incorporar trabajadores al sector agrícola.

Tras meses de espera, el pasado 27 de enero, al llegar al centro de postulación de la capital senegalesa, Dakar, la esperanza de Marietou se tornó en decepción. Las largas colas que serpenteaban fuera del edificio parecían interminables.

“Nunca imaginé que habría tanta gente”, recuerda.

Según el Gobierno senegalés, para los 370 contratos de tres meses renovables de este programa, destinados a la recolección y el almacenamiento de frutas en España, se presentaron cerca de 24.000 candidaturas; aunque desde la Secretaría de Estado para los Senegaleses en el Exterior, encargada de coordinar el proceso, señalan a EFE que el total de expedientes aún no ha sido contabilizado.

De esos 370 contratos, solo 270 serán para nuevos trabajadores en esta edición (incluidos 20 adicionales a petición del empleador español), mientras que 100 corresponden a empleados del año pasado que regresaron a Senegal tras respetar la duración legal de su estancia.

“Las propias características de la oferta (candidatos entre 25 y 55 años, con experiencia previa en el sector agrícola) ya deberían haber reducido el número de aspirantes. Aun así, esto atrajo a miles. Fue un poco caótico”, explica Marietou.

El volumen de solicitudes fue tan alto que, ante el colapso de las oficinas encargadas de gestionar los documentos, el Gobierno senegalés decidió que las candidaturas fueran presentadas también a través de una plataforma digital hasta el 7 de febrero.

Marietou vive en Bargny, una localidad costera situada a unos 30 kilómetros de Dakar que ejemplifica el impacto combinado de la emigración y la vulnerabilidad socioeconómica en las ciudades ribereñas.

Conforme a cifras de la Agencia Europea de la Guardia de Fronteras y Costas (Frontex), más de 87.000 personas llegaron a España a través de la ruta atlántica en 2023 y 2024, provenientes no solo de Senegal, sino también de países como Mauritania y Gambia.

En el caso de Bargny, el Gobierno local estima que cerca de 3.000 residentes han emprendido esta travesía migratoria en los últimos dos años.

Para reducir estas cifras, el actual programa de captación de temporeros se enmarca en los acuerdos firmados con el Ejecutivo senegalés por el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, durante su visita a Dakar en abril de 2021 para articular un sistema de migración circular eficaz entre ambos países.

No obstante, Marietou marca una clara diferencia entre el perfil de los candidatos a esta oferta de economía circular y quienes deciden “tomar el cayuco”.

“No estoy interesada en lanzarme al mar. Ya hay demasiados peligros, demasiados riesgos. Y a veces ni siquiera vale la pena. Sin embargo, este tipo de oportunidades (programa de economía circular) al menos permite que quienes quieran emigrar para trabajar, puedan hacerlo”, asevera.

Demba Ndione, de 31 años y sin relación familiar con Marietou, también ha decidido postularse al programa con la esperanza de mejorar su pequeño criadero de pollos, un negocio que comparte con su primo.

Desde la casa derruida de dos pisos donde regenta el negocio, ubicada en la periferia de Bargny, puede ver cada día los botes de pesca balanceándose en el horizonte.

“Mi intención es ampliar mi formación en el sector para luego regresar a Senegal”, afirma a EFE.

Malick Mbaye, por su parte, es uno de aquellos que repetirán. “Este año será mi quinta vez en España”, destaca a EFE este hombre que roza la cuarentena.

Malick formó parte de la cohorte del año pasado y, por ello, ya se encuentra entre el centenar de seleccionados, quienes parecen haber superado las dificultades de convocatorias anteriores, cuando algunos trabajadores permanecieron en España de manera irregular finalizado su periodo de trabajo estipulado.

“Es necesario que los jóvenes vean que hay otras opciones para viajar a España a trabajar sin la necesidad de tomar una embarcación”, comenta Malick, quien el año pasado trabajó primero en Hellín (Albacete) y posteriormente en Segovia.

“Espero volver allí -asegura-, aunque aún no sé si será al mismo sitio”.

Mientras tanto, a la espera de unirse a Malick, los candidatos Demba y Marietou hacen números sobre sus posibilidades. EFE

(Recursos de archivo en www.lafototeca.com: Cód 11891613, 11891609, 11891607)