El Campello (España), 10 feb (EFE).- Felipe VI rindió tributo al humanista y jurista Rafael Altamira, fallecido en 1951 en el exilio de México, en un acto íntimo en el cementerio alicantino de El Campello (este), donde los restos del dos veces propuesto al Premio Nobel de la Paz ya reposan, según su deseo.
El rey acompañó a la familia de Rafael Altamira (Alicante, 1866-Ciudad de México, 1951) en el sencillo panteón que erigió el ayuntamiento en el cementerio municipal para que descansen con su esposa, Pilar Redondo.
Antes, hubo un acto de homenaje en la explanada de acceso al cementerio con la presencia de 450 invitados, en el que tomaron la palabra, entre otros, la nieta y un biznieto de Altamira.
El hoy es uno de los reconocimientos del rey de España a los republicanos que tuvieron que salir del país a causa de la dictadura franquista tras la Guerra Civil (1936-1939).
En 2015, en un viaje de Estado a México junto a la reina Letizia, el monarca rindió homenaje a quienes sufrieron el dolor de abandonar España por culpa de la dictadura del general Francisco Franco, tras el final de la Guerra Civil, y mostró su "inmensa" gratitud al pueblo mexicano por acoger durante varias décadas a los españoles que llegaron al país latinoamericano.
Todos los que intervinieron en el homenaje destacaron los muchos méritos como humanista de Rafael Altamira, a quien la BBC definió al dar la noticia de su muerte como "el intelectual español más completo de su tiempo".
Altamira, humanista, jurista, escritor y pedagogo, estuvo dos veces propuesto al Nobel de la Paz (1933 y 1951) y fue uno de los jueces que en 1921 formaron parte del antecedente del Tribunal Internacional de Justicia de La Haya.
Emocionada, su nieta Mari Luz Altamira afirmó que "hoy, 74 años después de su fallecimiento, la patria que un día le condenó al exilio le abre los brazos con respeto y dignidad en un acto de justicia histórica que refleja la reconciliación de un país con sus hijos más ilustres".
Recordó que, de pequeña, le conoció cuando su abuelo ya vivía en Bayona (Francia) durante el exilio, y con cariño comentó que le llamaba la atención "su majestuosa barba, símbolo de su sabiduría".
El biznieto Ignacio Ramos Altamira agradeció los esfuerzos por la repatriación de los restos de su bisabuelo, quien "antepuso el interés de los españoles a su propia ideología" y, dirigiéndose a Felipe VI, recordó que Rafael Altamira era "un liberal de raigambre republicana al que su abuelo, Alfonso XIII, escuchó para la recuperación del vínculo con el pueblo iberoamericano".
El alcalde de El Campello, Juanjo Berenguer, destacó la "difícil vida" de Altamira y de su esposa por el exilio, y señaló que allá donde se vio obligado a vivir, a un lado y otro del Atlántico, "siguió promoviendo los valores de la justicia y la libertad" dejando un legado "que ha trascendido fronteras y generaciones".
"Hoy acogemos su vuelta al hogar como merece", se felicitó el alcalde, tras un largo proceso de trámites burocráticos para la exhumación, el pasado 7 de diciembre, y el trasladado desde el Panteón Español en el cementerio de Ciudad de México hasta España.
Berenguer aprovechó la presencia de los responsables de todas las administraciones para pedir su colaboración en lo que ha bautizado como "Año Altamira". EFE
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