Tras 34 años ocupando un puesto de honor en el escalafón de los toreros más importantes de nuestro país, Enrique Ponce ha dicho adiós definitivamente a los ruedos. Y lo ha hecho en su tierra, Valencia, muy emocionado y en un día muy especial -el de la Comunidad Valenciana- ante una abarrotada plaza de toros que vibró con su última faena y con el apoyo incondicional de sus seres queridos y de destacados rostros conocidos como el de la infanta Elena. Como no podía ser de otra manera, además de los padres del diestro, y de amigos entre los que se encontraban Ramón García, Miguel Báez 'El Litri', Javier Conde, Pepín Liria o Vicente Ruiz 'El Soro', Ana Soria no se perdió la última corrida de su pareja y, a pesar de intentar pasar inadvertida en el tendido, acaparó todas las miradas durante la tarde. Nerviosa, seria y en algunos momentos ausente y más pendiente de su teléfono móvil que del albero, la almeriense estuvo acompañada por su madre, Rosario, y por varias íntimas amigas con las que compartió confidencias mientras hacía fotografías para el recuerdo de cada pase de muleta de Ponce, sin perder oportunidad de agitar su pañuelo blanco para pedir una oreja para el de Chiva. Apostando por la comodidad, Ana lució un look casual con top negro con escote halter que le hemos visto en más ocasiones, pantalón blanco y blazer al tono. Y, escapando de todo protagonismo, evitaba estar al lado de su novio cuando el torero, emocionadísimo, abandonaba la plaza a hombros recibiendo el cariño de todos los aficionados. En su lugar, esperaba a Enrique en el hotel en el que se ha alojado en la faena más especial de su carrera por ser la última, y a pesar de tratarse de un día tan destacado para el de Chiva, la joven daba la callada por respuesta a las preguntas de la prensa. "Estoy al teléfono, un segundo ¿vale?" se excusaba con la prensa a su llegada, dejando en el aire si ahora que su pareja se ha cortado definitivamente la coleta pasarán por el altar como tanto se ha rumoreado en los últimos meses. Mucho más esquiva se ha mostrado tras su reencuentro con Ponce, cuando mientras el torero se sacaba fotos con los aficionados a las puertas del hotel, Ana optadaba por meterse en la parte de atrás del vehículo del diestro y taparse la cara con la chaqueta, sorprendiendo con su extraña actitud en un día en el que, después de 4 años de sólida relación, muchos esperaban que posase con su pareja tratándose de su adiós definitivo a los ruedos. "Ha sido muy bonito" reconocía Enrique, confirmando con una gran sonrisa que ahora toca disfrutar de su nueva vida al lado de la almeriense.