La compañía Tokyo Electric Power Company (TEPCO) ha informado este martes del inicio del proceso de detirada de los escombros procedentes de la central nuclear de Fukushima, una medida de extrema dificultad que llega más de una década después del catastrófico desastre nuclear. Este proceso ya fue puesto en marcha el pasado 22 de agosto, pero tuvo que ser suspendido por problemas técnicos. La operación fue abortada después de que se descubriera que cinco tuberías unidas al dispositivo de recuperación de los escombros habían sido instaladas de forma incorrecta. Para extraer los escombros, TEPCO utiliza un dispositivo de recuperación en forma de varilla y manejado a distancia, que se inserta en parte del reactor. Está previsto que el proceso dure dos semanas, si bien la retirada de una pequeña cantidad de combustible fundido llevó a la empresa 13 años en el pasado. Una vez extraída una muestra de los escombros, esta será analizada por el Organismo de Energía Atómica de Japón para conocer las condiciones del interior de los reactores, un paso fundamental en un proceso de desmantelamiento total de la central, que se prevé que dure décadas. Se calcula que en el fondo de los reactores se han acumulado unas 880 toneladas métricas de residuos peligrosos --mezcla de combustible fundido y partes de la estructura del reactor-- como consecuencia de las fusiones durante el desastre nuclear, según informaciones del diario 'The Japan Times'. Sin embargo, por el momento se desconoce el estado exacto y las características de estos escombros. Los altísimos niveles de radiación hacen que la retirada de escombros sea una de las tareas más difíciles del proceso de desmantelamiento.