Al igual que hizo en la capilla ardiente de Juan Gómez-Acebo tras su fallecimiento el pasado 12 de agosto en Palma de Mallorca a causa de un cáncer -siendo el único miembro de la Familia Real en asistir- la Reina Sofía ha querido estar al lado de sus sobrinos Simoneta, Bruno y Beltrán en la misa funeral que se ha celebrado este domingo 8 de septiembre en la Catedral Castrense de Madrid en memoria del hijo de la infanta Pilar. Una cita a la que en esta ocasión tampoco han faltado los Reyes Felipe y Letizia, la infanta Cristina, Pablo, Miguel e Irene Urdangarín, Victoria Federica y Froilán -la infanta Elena se encontraba en París en la ceremonia de clausura de las Paraolimpiadas- y el Rey Juan Carlos, que ha vuelto a demostrar su buena sintonía con Doña Sofía en su esperado reencuentro público. Y es que aunque los Eméritos han llegado por separado, se han marchado juntos tras finalizar el sepelio, derrochando cercanía y complicidad en el corto trayecto desde la iglesia hasta el vehículo que les aguardaba a las puertas. Un momento en el que, quizás emocionada por los aplausos y las muestras de cariño de las decenas de personas agolpadas en los alrededores del lugar, la Reina Sofía ha sufrido un pequeño tropiezo en presencia de su marido con un escalón, que afortunadamente ha quedado en un pequeño susto gracias a los reflejos de la madre de Felipe VI y a sus escoltas, que la han asistido para que su tropezón no terminase en caída. Ajeno al traspiés de la Emérita, Don Juan Carlos accedía al coche y ocupaba el puesto del copiloto, respondiendo con un saludo y una sonrisa a los vítores y gritos de '¡viva el Rey!' de un espontáneo. Una vez el monarca ha estado acomodado en el interior del vehículo, ha sido Doña Sofía la que ha accedido al interior, abandonando juntos el lugar entre los aplausos de la gente.