EEUU sigue en lucha contra las fuerzas desatadas por su invasión de Irak 20 años después

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Por Arshad Mohammed y Jonathan Landay

WASHINGTON, 16 mar (Reuters) - Desde el creciente empoderamiento de Irán a la erosión de la influencia de Washington, pasando por el coste de mantener las tropas estadounidenses en Irak y Siria para combatir a los combatientes del Estado Islámico, Estados Unidos sigue lidiando con las consecuencias de su decisión de invadir Irak hace 20 años, según coinciden mandatarios en el cargo y algunos de los que lo estaban entonces.

La decisión del entonces presidente estadounidense George W. Bush en 2003 de derrocar el Gobierno de Sadam Husein por la fuerza, la forma en que el número limitado de tropas estadounidenses en el país facilitó la confrontación étnica, así como la retirada de Estados Unidos de Irak en 2011, han complicado enormemente la política estadounidense en Oriente Medio, dijeron los consultados.

El fin del Gobierno de minoría suní de Sadam y su sustitución por uno de mayoría chií en Irak dejó vía libre a Irán para profundizar su influencia en todo el Levante mediterráneo, especialmente en Siria, donde las fuerzas iraníes y las milicias chiíes ayudaron a Bashar al-Asad a aplastar un levantamiento suní y mantenerse en el poder.

La retirada de las tropas estadounidenses de Irak en 2011 dejó un vacío que llenaron los militantes del Estado Islámico (ISIS, por sus siglas en inglés), quienes en su apogeo llegaron a apoderarse de aproximadamente un tercio de Irak y Siria y avivaron el temor entre los Estados árabes del golfo Pérsico a no poder contar con Estados Unidos.

Tras la retirada de las tropas estadounidenses, el expresidente estadounidense Barrack Obama envió en 2014 efectivos militares de vuelta a Irak, donde permanecen unos 2.500 soldados, mientras que en 2015 desplegó tropas en Siria, donde hay unos 900 efectivos sobre el terreno. Las fuerzas estadounidenses en ambos países combaten a los militantes del Estado Islámico, cuyas actividades extienden desde el norte de África hasta Afganistán.

"Nuestra incapacidad, nuestra falta de voluntad, para dar un golpe de timón en términos de seguridad en el país permitió que se desatara el caos, que dio lugar al ISIS", dijo Richard Armitage, antiguo subsecretario de Estado estadounidense, quien culpa a Estados Unidos de no haber asegurado la situación en Irak.

Armitage, que sirvió bajo el Gobierno del republicano Bush cuando Estados Unidos invadió Irak, dijo que la invasión estadounidense "podría ser un error estratégico tan grande" como la invasión de Hitler de la Unión Soviética en 1941, que contribuyó a la derrota de Alemania en la Segunda Guerra Mundial.

COSTES MASIVOS

Los costes de la implicación de Estados Unidos en Irak y Siria son enormes.

Según estimaciones publicadas esta semana por el proyecto "Costs of War" ("Costes de la Guerra") de la Universidad Brown, el precio de las guerras de Irak y Siria para Estados Unidos asciende hasta la fecha a 1,79 billones de dólares, incluidos gastos del Departamento de Defensa y del Departamento de Estado, la atención a los veteranos y los intereses de la deuda que con que se financia los conflictos. Si se incluye la atención a los veteranos prevista hasta 2050, la cifra asciende a 2,89 billones de dólares.

El proyecto cifra en 4.599 las muertes de militares estadounidenses en Irak y Siria en los últimos 20 años, mientras que las muertes totales por ambos conflictos ascienden a entre 550.000 y 584.000, incluyendo civiles iraquíes y sirios, militares, policías, combatientes de la oposición, trabajadores de medios de comunicación y otros. Esto incluye sólo a los muertos como resultado directo de la guerra, pero no las muertes indirectas estimadas por enfermedad, desplazamiento o inanición.

La credibilidad de Estados Unidos también se vio afectada por la decisión de Bush de invadir el país basándose en datos de inteligencia falsos, exagerados y, en última instancia, erróneos sobre las armas de destrucción masiva (ADM) iraquíes.

John Bolton, un defensor de la guerra que sirvió bajo la presidencia de Bush, dijo que aunque Washington cometió errores -al no desplegar suficientes soldados y poner Irak bajo su control en lugar de entregarlo rápidamente a los iraquíes-, cree que eliminar a Sadam justifica los costes.

"Valió la pena porque la decisión no era simplemente: '¿Supone Sadam una amenaza de ADM en 2003?", dijo. "Otra pregunta era: '¿Supondría una amenaza de ADM cinco años después? A lo que creo que la respuesta fue claramente 'sí'".

"El peor error cometido tras el derrocamiento de Sadam (...) fue retirarse en 2011", añadió, afirmando que cree que Obama quería retirarse y utilizó la incapacidad de obtener garantías de inmunidad para las fuerzas estadounidenses por parte del Parlamento iraquí "como excusa."

'CAMPANAS DE ALARMA ... EN EL GOLFO'

Ryan Crocker, que sirvió como embajador de Estados Unidos en Irak, dijo que la invasión de 2003 no socavó inmediatamente la influencia del país en el golfo Pérsico, pero la retirada de 2011 ayudó a empujar a los Estados árabes a comenzar a cubrir sus apuestas.

En el último ejemplo de la menguante influencia estadounidense en la región, Irán y Arabia Saudita acordaron el viernes restablecer relaciones tras años de hostilidad en un acuerdo mediado por China.

"Simplemente decidimos que no queríamos seguir haciendo estas cosas", dijo Crocker, refiriéndose a la renuencia de Estados Unidos a seguir gastando sangre y dinero en la seguridad de Irak. "Eso comenzó (...) con la declaración del presidente Obama (...) de que iba a retirar todas las tropas".

"Estas fueron decisiones estadounidenses no forzadas por una economía en colapso, no forzadas por manifestantes en la calle", dijo. "Nuestros dirigentes simplemente decidieron que no querían seguir haciéndolo. Y eso hizo saltar las alarmas (...) en el golfo Pérsico".

Jim Steinberg, subsecretario de Estado con Obama, dijo que la guerra planteó profundas dudas sobre la voluntad de Washington de actuar unilateralmente y sobre su firmeza como socio.

"El resultado neto (...) ha sido malo para el peso ejercido por Estados Unidos, malo para la influencia de Estados Unidos, malo para nuestra capacidad de asociarnos con los países de la región", dijo.

La decisión de Obama de retirarse, siguiendo un calendario establecido por el Gobierno de Bush y reflejando la incapacidad de Estados Unidos para garantizar inmunidades a los soldados estadounidenses respaldados por el parlamento iraquí, sigue siendo objeto de debate entre antiguos cargos estadounidenses.

La creencia de Bolton de que la eliminación de Sadam justificó el coste final no es compartida por muchos mandatarios actuales y anteriores.

Preguntado por la primera palabra que le vino a la mente sobre la invasión y sus secuelas, Armitage respondió "FUBAR", un acrónimo militar que, educadamente, significa "fouled up beyond all recognition" (una expresión similar a la española "dejar para el arrastre").

"Desastre", dijo Larry Wilkerson, antiguo jefe de gabinete del que fuera secretario de Estado, Colin Powell.

"Innecesario", dijo Steinberg.

(Reporte de Arshad Mohammed y Jonathan Landay; información adicional de Idrees Ali; edición de William Maclean; editado en español por Darío Fernández)