God save... la naranja amarga sevillana

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Fermín Cabanillas

Sevilla (España), 1 feb. Cuenta la leyenda, y quien sabe si es verdad, que el naranjo más antiguo del Real Alcázar de Sevilla (España) lo plantó Pedro I de Castilla (1334-1369), un árbol que sigue en pie y que sigue dando unas naranjas que, paradojas del destino, siglos después endulzan el paladar ni más ni menos que de los habitantes más ilustres del Palacio de Buckingham.

Muy cerca de ese naranjo, este miércoles se han reunido el embajador de Reino Unido en España, Hugh Elliott, y el alcalde de Sevilla, Antonio Muñoz, para escenificar una tradición recuperada en 2018: entregar a Reino Unido una muestra de las naranjas amargas recogidas en el monumento, según una tradición que hablaba del envío de naranjas amargas a la reina Isabel II para la fabricación de mermelada.

Tiene tantos matices la tradición que los treinta kilos de naranjas que este miércoles se han entregado han ido a parar directamente a la casa del embajador, que se encarga de preparar él mismo la mermelada con una receta que le pasó su madre, Julia, y que “es más secreta que los secretos de Estado”, bromea ante los periodistas, aunque desvela que “tiene unos mil ingredientes, así que seguramente alguno se podrá deducir”.

Embajador y alcalde han paseado por los jardines del Real Alcázar, donde existen 1.053 naranjos y 39 limoneros, cuya recolección es contratada a una empresa especializada, que la realiza completamente a mano.

Hugh Elliott admite que, entre las naranjas, se ha colado algún limón “para los gin tonic”, y el alcalde le recuerda que la entrega de la mermelada tiene una condición: devolver una parte al Ayuntamiento sevillano en forma de los botes ya elaborados, tan artesanos que hasta su etiqueta la realiza el embajador personalizada para darle más valor.

UN REGALO PARA EL REY

“La mermelada con naranjas sevillanas es muy querida en Inglaterra y una fusión perfecta”, defiende Elliot, feliz de que se recupere una tradición que, todavía, no sabe si agradará a Carlos III, ya que es la primera vez que, como rey, recibirá el manjar, pero sí se emociona al recordar la pasión de Isabel II por este regalo cada año.

La entrega en mano en los mismos jardines del Real Alcázar se ha recuperado después de que en los primeros años se enviaran las naranjas.

Después el propio embajador fabricaba la mermelada y la enviaba a su país, y todo con el sabor a leyenda que el monumento sevillano tiene en todos sus rincones.

Otra leyenda narra que Carlos I de España e Isabel de Portugal plantaron un naranjo en sus jardines con motivo de su enlace matrimonial un 11 de marzo de 1526.

Esta última parte de la historia no se ha podido verificar, pero sí se sabe científicamente que un naranjo data de principios del XVI, con lo que bien podría ser el que plantó la pareja.

Son cinco siglos para un árbol que aún sigue vivo y dando naranjas amargas, del que se han extraído numerosos esquejes para ser plantados en otros lugares.

En los jardines del Real Alcázar crecían ya naranjos amargos a partir del siglo XII y está históricamente documentada su presencia en sus huertas desde antes del siglo XV.

Con lo que no fue difícil que su historia llegase a la casa real británica y que Isabel II no solo fuese una fan total de esas naranjas sevillanas, sino que incluso las sacó de su bolso en forma de sándwich en el vídeo que se hizo viral junto a osito Paddington en junio de 2022 con motivo de su Jubileo de Platino. EFE

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(foto) (vídeo)