Carolyn Bertozzi, Nobel en 2022, pone su química al servicio de la salud

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Carolyn Bertozzi, recién premiada con el Nobel, dice que su vida como investigadora ha estado llena de "todo tipo de locuras", pero lo que realmente hace es "química en las células y en las personas".

Al inicio, esta profesora de Stanford, en California, solo buscaba poder observar la evolución de ciertas moléculas en la superficie de células cancerosas. Hoy, gracias a sus descubrimientos, al menos dos empresas -entre ellas una cofundada por ella - desarrollan tratamientos innovadores contra el cáncer.

La multitud de aplicaciones que han hecho posible sus descubrimientos son impresionantes: administrar tratamientos con extrema precisión, comprender mejor cómo actúan los medicamentos dentro del cuerpo o visualizar ciertas bacterias, por nombrar algunas.

"La mayoría de éstas ni siquiera las había previsto en 1997", durante su proyecto inicial, declaró la científica a la AFP.

Este descubrimiento, bautizado 'química bioortogonal', le valió el premio Nobel, lo que convirtió a Bertozzi, de 55 años, en la octava mujer galardonada con el prestigioso reconocimiento en el campo de la química.

- Legos -

Su pasión por la química orgánica proviene de un curso en Harvard, al inicio de sus estudios de medicina. El tema tiene fama de ser difícil, incluso, impenetrable. Pero, gracias a un "profesor extraordinario" del que ella dice sin dudar que "cambió su vida", "se enamoró de la materia".

"Olvida la medicina, seré química", pensó Bertozzi, hermana de una profesora de matemáticas aplicadas e hija de un profesor de física hoy retirado.

Llegada a la universidad de UC Berkeley al final de sus estudios, la científica quería observar más exhaustivamente los glicanos: glúcidos ubicados en la superficie de las células que "cambian de forma estructural" cuando estas se vuelven cancerosas.

Pero en ese entonces "no había ningún medio para visualizar esos glúcidos", explica la profesora Bertozzi.

Su idea, utilizar sustancias químicas que se asociaran de manera perfecta, como legos.

Un primer 'lego' es introducido en la célula por medio de un azúcar. Una vez que es metabolizado este se ubica en un extremo del glicano, en la superficie de la célula. Luego, un segundo 'lego' es inyectado en el cuerpo, equipado de una molécula fluorescente. Los glúcidos ya son visibles al microscopio.

Esta técnica se inspira en la llamada "química click", desarrollada por el danés Morten Meldal y el estadounidense Barry Sharpless, también galardonados con el Nobel el miércoles.

Pero ellos utilizaron cobre como catalizador, que es tóxico para el organismo, mientras que la proeza de Carolyn Bertozzi es haber hecho posible esta reacción en el cuerpo humano sin el uso de ese metal.

Otro logro es que estos 'legos' no encajan con ninguno de los "millones de otros juguetes muy similares" presentes en el cuerpo humano, explica la investigadora con una metáfora a título pedagógico.

Es por esto que Bertozzi llama a esta química como "bioortogonal", que significa que no interactúa con el tejido vivo.

Afinar esta técnica le tomaría 10 años.

- "Ciclo de la ciencia" -

Gracias a este avance, Carolyn Bertozzi puede ahora comprender mejor el proceso que interviene cuando se desarrolla un cáncer.

"Estos glúcidos en la superficie de las células cancerosas son capaces de esconder la célula enferma a los ojos del sistema inmunitario, de hacerla invisible. Por lo que el cuerpo no puede combatirla, porque no la ve", explica la experta.

Dicho descubrimiento es la base del desarrollo de un medicamento que hoy en día está en su primera fase de ensayos clínicos, y actúa como una "podadora", dice ella de manera muy seria.

El primer 'lego' se fija a la célula cancerosa mientras el segundo, que viene a cortar está equipado de una enzima que "poda los glúcidos como si fueran hierba", dice Bertozzi con una sonrisa.

Otra compañía trata de utilizar esta técnica para mejorar la ubicación donde debe ser administrado un medicamento. En este caso, un primer 'lego' se inyecta en el tumor y un segundo 'lego' que transporta la medicina, se adhiere y libera una fuerte dosis, justo en el lugar correcto.

Esto deberá permitir a los médicos "tratar el tumor sin exponer todo el cuerpo a un producto tóxico", explica Carolyn Bertozzi en una rueda de prensa. También hay ensayos clínicos en este sentido.

¿Que viene en el futuro para estos hallazgos? Según ella:

"Espero un impacto para la salud humana", responde. "Pero los que decidirán esto más que yo son mis estudiantes", dice esta maestra que ha visto pasar a unos 250, que se han apresurado a llenar su correo con mensajes de felicitaciones el miércoles.

"Ese es el ciclo de la ciencia. Dejarse guiar, después guiar (a otros)", subraya. Y "guiar a los estudiantes te da la oportunidad de amplificar el impacto de tus descubrimientos científicos".

la/ube/cjc