Cuando el juego es una adicción: consejos para familiares

Hay gente que siente todos los días una necesidad imperiosa por apostar, por jugar, por ver si hoy es el gran día de suerte. Sienten unos nervios incontrolables y sólo pueden calmarlos apostando y disfrutando esos momentos llenos de adrenalina. Pero cuando el juego se convierte en una adicción se queda a un paso de la ruina, tanto de esa persona como de toda su familia.

Los vínculos de quienes sufren ludopatía y viven apasionados por el juego, sean online u offline, suelen verse muy perjudicados por esa compulsión. ¿Qué pueden hacer los familiares y amigos cuando notan que para alguien es imposible dejar de apostar?

Los familiares deben estar informados de que la ludopatía, es decir, la adicción al juego, es reconocida oficialmente como una enfermedad y que es sabido que trae aparejado un enorme padecimiento. Saber esto ayuda a no condenar a quienes sufren esa adicción, aunque su comportamiento le genere un gran daño a sí mismo y a quienes conviven con él o ella.

“¿Cómo puedes hacer algo así?” Sucede de un momento a otro. Los familiares de pronto comienzan a lanzar todo tipo de reproches, pero lo cierto es que pocas veces logran que el ludópata deje de jugar.

Es mejor poner sobre la mesa las preocupaciones que tiene cada uno. Con calma pero con firmeza. También se puede intentar motivar al adicto a buscar ayuda especializada. Algunos países o municipios ofrecen ese tipo de ayudas.

Si bien uno puede querer mucho a la persona que juega y desea apoyarla en lo que desee, no hay que prestarle dinero. Tampoco cuando se supone que con ese monto pagará alguna deuda.

Los especialistas del tema observan que a los ludópatas les cuesta muchísimo tener un manejo responsable del dinero, con la evidente consecuencia de que terminan utilizándolo para las apuestas y de ese modo mantienen vivo el círculo vicioso.

dpa