La madre de japonesa secuestrada por Corea del Norte pide a Japón que actúe

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Tokio, 16 sep. Sakie Yokota, madre de Megumi Yokota, una joven japonesa secuestrada por Corea del Norte en 1977 cuando tenía 13 años, reclamó al Gobierno nipón que actúe, en el 20 aniversario de una cumbre bilateral entre Tokio y Pionyang.

"Me siento frustrada porque el gobierno japonés está inactivo y no intenta salvarlos", dijo Sakie, de 86 años, en una entrevista con la agencia nipona de noticias Kyodo publicada hoy, en la víspera del aniversario de las históricas conversaciones entre ambos países, que lograron el regreso de algunos secuestrados.

Durante décadas, la familia de Megumi, incluido su padre y dos hermanos, lucharon por el retorno de la adolescente, una de los 17 japoneses que según Tokio fueron secuestrados por Corea del Norte para impartir lecciones de cultura e idioma en programas de formación de espías en los años setenta y ochenta.

En 2002, con motivo de la Cumbre de Pionyang, Corea del Norte retornó a cinco ciudadanos japoneses, pero aseguró que el resto fallecieron -incluida Megumi- y que algunos ni siquiera pisaron nunca suelo norcoreano.

La madre de la joven, que de seguir viva tendría ahora 57 años, también hizo referencia a los esfuerzos de su marido, Shigeru Yokota, quien falleció en junio de 2020 sin poder lograr nunca el regreso de su hija.

"Lo dedicó todo a Megumi. He estado rezando y también trabajaré duro para la misma causa", dijo Sakie, quien espera poder estar en buena salud para poder "dar la bienvenida" a Megumi cuando vuelva a casa.

El régimen norcoreano envió las cenizas de Megumi a Japón, pero las pruebas de ADN dieron resultado negativo, por lo que su familia cree que aún sigue viva, al igual que sucede con otros secuestrados, cuyos certificados de defunción norcoreanos presentan todo tipo de irregularidades.

El secuestro de estos ciudadanos es el principal obstáculo entre Tokio y Pionyang, que no mantienen relaciones diplomáticas.

El caso de Megumi siempre se ha considerado el más simbólico, tanto por su corta edad cuando fue apresada y llevada en barco al país vecino, como por la incansable lucha de su familia para traerla de vuelta.

"Aunque los presidentes prometan su ayuda, nada avanzará si el Gobierno japonés no actúa", concluyó Sakie. EFE

emg/ics