Malienses "atrapados en el fuego cruzado" huyen a Mauritania

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Ehya se sienta a la sombra de su improvisada tienda de campaña y prepara té antes de contar cómo huyó de su tierra, "atrapado en el fuego cruzado" del conflicto en Malí.

De unos 50 años, Ehya ha pasado toda su vida en la región central de Malí, un país de África occidental de unos 20 millones de habitantes.

En mayo, sin embargo, la situación de seguridad en su región se volvió insoportable: el conflicto que Malí padece desde hace años llegaba a la puerta de su hogar.

Ehya tuvo que tomar la dura decisión de sumarse a los miles de malienses que huyeron este año para hallar protección en el campo de refugiados Mbera en Mauritania, junto a la frontera entre los dos paísees.

"Durante años intentamos quedarnos en nuestra tierra, diciéndonos que aquí no pasaría nada", se lamenta Ehya, con su cabeza cubierta por un largo turbante blanco que cae hasta su pecho.

Pero, explica, "la gente se está matando, como si estuviera sacrificando a gallinas".

El centro de Malí se ha convertido en uno de los focos de violencia que se ha propagado en los países de la región del Sahel, causando miles de muertos y millones de desplazados.

Ehya -cuyo nombre ha sido cambiado por razones de seguridad- recuerda el día en que una de sus vecinas fue atacada por yihadistas.

"Lo supimos de inmediato: si no nos íbamos, nos iba a tocar a nosotros", dice el pastor. "Nos fuimos para salvar nuestras vidas".

Algunos desplazados se han instalado en los alrededores de las ciudades.

Muchos van hacia Mbera, un refugio que los protege no solamente de grupos afines a la red Al Qaida o al grupo Estado islámico, sino también de las represalias intercomunitarias o de los criminales violentos.

El campo de refugiados, abierto en 2012, no mucho tiempo después del inicio del conflicto en Malí, es uno de los mayores del Sahel, con una población de 78.000 personas. Y cerca de  8.000 malienses han acudido a este campo desde principios de año, según la agencia de la ONU para los Refugiados (Acnur).

"En los últimos seis meses el campo ha recibido una gran cantidad de refugiados de las zonas de Sokolo, Dogofry, Uagadu y Nampala" en la región central de Mali, afirma a la AFP el administrador del campo, Abdul Aziz Ag Mohamed.

Otros han llegado de la zona de Tombuctú, en el norte de Malí.

"El campo tiene dos velocidades", dice Mohamed: "Los refugiados antiguos", que ahora son más autónomos, y los "nuevos", que se encuentran en "estado de emergencia"

- 'Hombres blancos' -

En Mali, la violencia quedó inicialmente confinada en el norte, aunque en 2015 se extendió al centro del país y luego hacia Níger y Burkina Faso. Mauritania de momento ha conseguido frenar esta expansión.

En la amplia zona rural y desértica de Mali, el Estado carece de autoridad permanente y sus habitantes, en su mayoría nómadas, viven entre los combatientes yihadistas.

El EI "llega a esas zonas, mata a mujeres, hombres y niños de forma indiscriminada y luego se va, llevándose el ganado", refiere Ehya.

La AFP habló con diez refugiados en ese campo. Todos describieron el mismo tipo de ataques contra civiles y aseguran que últimamente se están incrementando.

También denuncian las mortíferas represalias que sufren por parte de todos los involucrados en el conflicto: de los "muyaidin", o combatientes yihadistas, pero también por parte de los militares y de la nueva fuerza, el grupo ruso Wagner, descrito a veces como los "hombres blancos".

"El ejército maliense, el grupo Wagner, los yihadistas: estamos atrapados en el fuego cruzado" dice Ehya.

"El ejército maliense nos acusa de apoyar a los muyaidin cuando rehusamos decirles dónde están los yihadistas y los muyaidin nos acusan de estar con el Estado de Malií si no nos sumamos a la causa de ellos".

La junta en el poder en Malí asegura que el operativo ruso es de mero entrenamiento militar, pero los países occidentales describen al grupo Wagner como mercenarios pro-Kremlin.

Grupos de derechos humanos han implicado a estos combatientes "blancos" en matanzas en el centro del país.

La ONU abrió una investigación sobre la supuesta ejecución sumaria de varios civiles por parte de soldados malienses, "presuntamente acompañados por personal de seguridad extranjero" en Hombori el pasado 19 de abril.

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