Joven canadiense rememora el heroísmo de su bisabuelo en la II Guerra Mundial

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"Estoy muy orgulloso de él", explica Léandre, de 14 años. Pocos días antes de cumplirse los 80 años de la operación "Jubileo", este joven canadiense atravesó el Atlántico para, por fin, tocar el casco de su bisabuelo, capturado durante este ataque aliado a Dieppe, en el norte de Francia.

EL 19 de agosto de 1942, 6.000 soldados aliados, la mayoría de ellos canadienses, navegaban desde las costas inglesas hacia lo que se convertiría en una carnicería: más de 1.000 muertos, entre ellos 907 canadienses (el triple que en el Desembarco de 1944) y 2.000 prisioneros en manos del ocupante alemán.

Entre ellos, Gérard Audet, de 22 años.

Este coloso de 2,15 m, llamado el "gran pelirrojo" por el color de su pelo, era voluntario. Como todos los canadienses que participaron en la operación  "Jubileo".

Léandre Marsolais solo conoció a su bisabuelo, muerto en 1989, a través de relatos sobre él. Y gracias a un gran cofre, escondido bajo la cama del soldado, y abierto por el biznieto cuando éste murió.

En el interior, encontró pañuelos en los que Gérard había dibujado sus sueños, sus deseos, dibujos "un poco cándidos, y típicos de los soldados cautivos" según Marie Eve Vaillancourt, comisaria de la exposición "De Dieppe a Juno", el centro Juno Beach de Courseulles-sur-mer, donde están expuestos los dibujos y el casco del soldado Audet.

El orgullo de este niño, de enciclopédicos conocimientos históricos, inunda el museo cuando el propietario del casco, Hervé Fillu, se lo coloca en la cabeza.

- "Revivir la historia"-

Un día de 2017, Fillu, coleccionista de objetos militares y especialista de la operación de Dieppe, trata de autentificar el casco, hallado en una vivienda de la ciudad tras una herencia. Gracias a un canadiense que conoce a Léandre, le hace una videollamada para verificar el número de matrícula inscrito en el casco.

Verificado. En su ordenador,  Léandre admira por primera vez la reliquia, filmada en el lugar mismo donde Gérard pasó su primera noche en la tierra continental europea, y también su primera noche como prisionero.

Ver ahora el caso, en directo, "es muy emocionante, me preparaba desde hace tiempo para esto" dice Léandre a la AFP.

El casco será expuesto en Dieppe antes de ser devuelto a su propietario, originario de la región de Normandía, al norte de Francia

"Es importante revivir la historia a través de estos objetos, la historia de hombres que tenían pocos años más que yo y que lucharon por un mundo mejor" declara el joven tras haber podido al fin tocar el cuenco de acero que sirvió de protección a su antepasado.

Geneviève, la madre del joven, se declara por su lado "muy emocionada" por esta historia.

"Cuando mirábamos películas de guerra, mi abuelo --cuenta Geneviève-- me hablaba a veces de una operación, y de lo terrible que era: el mar estaba teñido de rojo, por la sangre de sus compañeros muertos a su lado".

"Pero luego, nos daba pocos detalles sobre su cautiverio" prosigue la mujer.

En efecto, Gérard solo trajo los dibujos de sus más de dos años de prisionero

"Mi abuelo regresó muy enfermo, con problemas de salud mental y física, depresión y diabetes" dice la mujer, originaria de Montreal, y actualmente bibliotecaria en Ottawa.

Geneviève teme el retorno de las guerras. "(...) Nos preocupa lo que ocurre en Taiwán, en Europa, con la emergencia de las dictaduras"

Su hijo opina lo mismo: "cuando se ve todo el sufrimiento padecido por los soldados" que lucharon en la Segunda Guerra mundial, "esperamos que no haya otra guerra".

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