¿Qué se puede hacer para evitar el mareo del viajero?

Náuseas, vómitos y mareos, pero también sudoración, dolores de cabeza o somnolencia: los síntomas del mareo del viajero o cinetosis son varios.

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ARCHIVO - Los viajes plagados de curvas pueden ser desagradables para quienes sufren de mareos. Foto: Hauke-Christian Dittrich/dpa
ARCHIVO - Los viajes plagados de curvas pueden ser desagradables para quienes sufren de mareos. Foto: Hauke-Christian Dittrich/dpa

Náuseas, vómitos y mareos, pero también sudoración, dolores de cabeza o somnolencia: los síntomas del mareo del viajero o cinetosis son varios.

"Nadie sabe bien cómo surge la cinetosis", dice el profesor Thomas Küpper, especialista en medicina del viajero de la clínica universitaria RWTH de Aquisgrán, en Alemania. Sin embargo, existe una teoría, la de la señal de interferencia.

De acuerdo con esta teoría, los mareos surgen porque la percepción de los ojos no se condice con las señales de otros órganos sensoriales, como por ejemplo el órgano del equilibrio en el oído interno.

Esto puede pasar en un barco: debido a las olas, el cerebro recibe del órgano de equilibrio la señal "aquí hay mucho movimiento", pero, dentro del camarote, los ojos indican "el cuarto no se está moviendo".

"El cerebro procesa todo y evalúa si las imágenes coinciden o no", explica Küpper, primer vicepresidente de la Sociedad Alemana de Medicina del Viajero.

Y aunque parezca que el estómago es el centro de todo, no lo es. "El estómago no es el núcleo del problema. Pero es el que paga los platos rotos", señala el profesor Tomas Jelinek, director del Centro Berlinés para Medicina de Viajes y Tropical, quien habla de una alteración en la comunicación en el cerebro. Estas informaciones contradictorias generan una sobreestimulación y con ello las náuseas.

Náuseas en el autobús

La probabilidad de sentirse mal varía de acuerdo con el medio de transporte. De acuerdo con Küpper, es más alta viajando en autobús. Le siguen viajar en coche y en tren, y en último lugar está viajar en avión, según explica.

Jelinek, por su parte, presume que lo que se ve por la ventanilla del avión está tan alejado de la realidad que se tiene la sensación de estar quieto. Esto hace que el cerebro se confunda menos.

Lo bueno es que hay trucos para evitar los mareos en todos los medios de transporte. Por empezar, hay que elegir bien el asiento. Lo ideal es sentarse más bien adelante en el auto y el autobús, mientras que en el avión o el barco se recomienda el medio.

El barco incluso ofrece la posibilidad de recostarse. Y a quienes se descomponen en el avión, Küpper recomienda seguir los movimientos del mismo si uno siente malestar. "Eso significa: seguir la curva, no sentarse en posición vertical. Así, la imagen sigue siendo coherente", añade.

Si se viaja en coche en el asiento del acompañante o en el trasero, lo mejor es mirar un punto fijo en el horizonte y hacer algunas pausas al aire libre. Pero lo más importante es, sin dudas, no mirar el móvil ni leer. "Las informaciones se vuelven aún más confusas si los ojos siguen letras o una película. Eso genera un caos total", señala Jelinek.

El poder de la distracción

Esto corre tanto para adultos como para niños, aunque los pequeños -sobre todo entre los cuatro y los diez años- son especialmente susceptibles a marearse en los viajes. "Las conexiones del cerebro aún no están listas y eso hace que reaccionen con aún mayor sensibilidad a los problemas de información", explica Jelinek.

Añade que a esto se suma que el asiento trasero del auto representa un mayor riesgo de sentir mareos para los niños. En esos casos, indica que puede ser de ayuda distraerlos con juegos, como "Veo veo, ¿qué ves?" o "¿Quién detecta primero cinco autos rojos?".

A los adultos, en cambio, puede serles de ayuda concentrarse en conversaciones para no pensar en los mareos. Küpper, de la clínica universitaria en Aquisgrán, suele darles un consejo a sus estudiantes un poco en broma: en su opinión, flirtear con el vecino o la vecina del asiento de al lado es el método más seguro para no sentirse mal.

En el coche siempre está la opción de pasarse al asiento del conductor. Jelinek explica que quien conduce no suele sentir mareos "porque debe concentrarse en la tarea de conducir". 

Los medicamentos ayudan, pero tienen contras

Los medicamentos también pueden ser de ayuda, un poco antes de viajar o durante el viaje. Ya se trate de píldoras, pastillas para chupar o chicles, muchos de estos preparados contienen dimenhidrinato, que bloquea en el cerebro el neurotransmisor que puede generar las náuseas. "La desvantaja es que provoca cansancio y sueño", señala Jelinek.

También pueden proporcionar alivio los parches de escopolamina, que suelen ser los elegidos por quienes navegan en barcos a vela. Sin embargo, no deberían utilizarse en ancianos y niños.

Tampoco sirven como tratamiento inmediato en el momento de sentirse mal, dado que estos parches se deben colocar al menos 12 horas antes del viaje. Kupper advierte: "No se debe conducir hasta el aeropuerto con uno de estos parches puesto, ya que pueden generar alteraciones en la visión".

dpa