Expertos advierten sobre aumento del riesgo de disturbios en Asia Central

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Antes sinónimo de estabilidad, las antiguas repúblicas soviéticas de Asia Central se enfrentan ahora a problemas que alimentan el descontento popular y hacen tambalear sus regímenes autoritarios.

Desde principios de año se han producido protestas y disturbios mortales en Kazajistán, Tayikistán y Uzbekistán, los tres países que, junto con Turkmenistán y Kirguistán, conforman esta región rica en hidrocarburos.

Para terminar con las protestas, las autoridades de estos tres países utilizaron la fuerza y cortaron las comunicaciones.

Las presiones socioeconómicas provocadas por factores ajenos al control de estos regímenes autoritarios -- como la intervención de Rusia en Ucrania -- plantean interrogantes sobre si estas tácticas continuarán funcionando en una región donde Moscú y Pekín gozan de intereses privilegiados.

Raffaello Pantucci, del Real Instituto de Servicios Unidos, afirma que Asia Central se enfrenta a "choques exógenos" como el regreso al poder de los talibanes en Afganistán, que limita con tres de los países de la región, o las consecuencias de la ofensiva de Moscú en Ucrania.

"Pero es difícil encontrar el origen de los problemas actuales, pero al parecer, la mayoría provienen del interior", detalló a la AFP.

- Inflación y transición -

Unidos por una cultura compartida y un pasado soviético, Kazajistán, Kirguistán, Tayikistán, Turkmenistán y Uzbekistán viven todos un período de transición política y se enfrentan a una fuerte inflación, dos importantes factores de inestabilidad.

En Tayikistán, que lanzó en mayo lo que denominó una "operación antiterrorista" en la conflictiva región nominalmente autónoma de Alto Badajshán, se cree que Emomali Rakhmon, que lleva mucho tiempo en el poder, está preparando a su hijo Rustam Emomali para el puesto más alto.

Rakhmon, de 69 años, es ahora el líder que más tiempo lleva en el poder en Asia Central, con tres décadas como máximo responsable del empobrecido Tayikistán.

En Uzbekistán, el presidente Shavkat Mirziyoyev, que se preciaba de reformista, llevaba menos de un año de un segundo mandato fácilmente garantizado cuando su gobierno chapurreó una reforma constitucional, lo que desencadenó protestas en la región de Karakalpakstán, cuyo estatus semiindependiente se vio amenazado por las enmiendas a la ley básica, ahora frustradas.

Kazajistán, el país más rico de la región, fue testigo de una violencia sin precedentes a principios de año, que dejó 238 muertos y puso fin a la carrera de Nursultán Nazarbáyev, cuyo reinado había comenzado antes de la independencia y que siguió siendo enormemente influyente incluso después de dar un paso al costado en 2019.

- Acallar toda disidencia -

En todos estos casos, las autoridades culparon a "fuerzas externas" de desencadenantes que eran "claramente internos en cada caso", comenta Emil Dzhuraev, politólogo en Kirguistán, país que vio a tres de sus seis presidentes depuestos en crisis, el último en 2020.

Los cierres de internet y la presión sobre la prensa independiente ocultan una lectura clara de los sangrientos acontecimientos ocurridos este año en la región y suscitan dudas sobre el número oficial de muertos.

La crisis de Kazajistán sigue siendo la más complicada de desentrañar de todas. Los disturbios empezaron con protestas pacíficas por un aumento en el coste de un combustible, muy popular entre los residentes de bajos ingresos en el oeste del país, rico en energía.

Posteriormente, las turbas y las fuerzas de seguridad se enfrentaron en la antigua capital, Almaty, y en otras ciudades, donde se quemaron edificios gubernamentales y se saquearon comercios.

La subida de precios sigue siendo una amenaza.

El presidente Kassym Jomart Tokayev, que atribuyó los disturbios de enero a terroristas no identificados y los utilizó para distanciarse de su predecesor Nazarbáyev, declaró este mes que la inflación de los alimentos superaba 19% en el primer semestre del año.

El crecimiento económico interanual en el mismo periodo fue de sólo el 3,4%, indicó.

El coste del azúcar se disparó en torno al 80% en algunas ciudades, agravado por la prohibición de las exportaciones impuesta por su principal socio, Rusia, en respuesta a las sanciones occidentales.

The Economist situó a los países de Asia Central en un rango de alto riesgo en un estudio en el que predice posibles discordias relacionadas con la inflación en todo el mundo.

Según el análisis publicado en junio, entre los países que corren más riesgo se encuentra Turkmenistán, el Estado más hermético de la región, donde el autócrata Gurbanguly Berdimuhamedow puso fin a 15 años en el cargo e instaló a su hijo Serdar como sucesor en marzo.

Aunque los factores económicos y geopolíticos actúan en contra de los países de Asia Central, la ausencia de libertades cívicas es, tanto en la actualidad como a largo plazo, un problema más fundamental, argumentó Marius Fossum, representante regional del comité noruego de Helsinki.

Las autoridades "suelen acallar toda disidencia", resumió Fossum a la AFP.

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