El miedo a la guerra lleva a polacos a los polígonos de tiro

La llegada de millones de refugiados y la cercanía a Rusia ha provocado una sensación de peligro entre la población polaca. Algunos quieren estar en condiciones de defenderse en caso de emergencia, por lo que ha aumentado considerablemente el interés por los cursos de tiro y las licencias de armas.

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El instructor de tiro Krzysztof Przepiorka (izq.) le muestra a Piotr Piela en un polígono de Varsovia el manejo de un fusil de asalto Kalashnikov. Desde que se inició la guerra en Ucrania ha aumentado la demanda de ciudadanos polacos por aprender a usar armas, previniendo un eventual ataque a su país. Foto: Doris Heimann/dpa
El instructor de tiro Krzysztof Przepiorka (izq.) le muestra a Piotr Piela en un polígono de Varsovia el manejo de un fusil de asalto Kalashnikov. Desde que se inició la guerra en Ucrania ha aumentado la demanda de ciudadanos polacos por aprender a usar armas, previniendo un eventual ataque a su país. Foto: Doris Heimann/dpa

La llegada de millones de refugiados y la cercanía a Rusia ha provocado una sensación de peligro entre la población polaca. Algunos quieren estar en condiciones de defenderse en caso de emergencia, por lo que ha aumentado considerablemente el interés por los cursos de tiro y las licencias de armas.

Tal es el caso de tres empresarios polacos, que aprovechan su pausa del mediodía para entrenar en el polígono de tiro. Dos de ellos aún llevan sus trajes azules y elegante calzado. "Señores, con el Kalashnikov, diez disparos cada uno", conmina Krzysztof Przepiorka. El instructor de este campo de tiro en las afueras de Varsovia coloca una nueva diana en el soporte. Jerzy Ciszewski, experto en marketing, posiciona con manos temblorosas el pesado fusil de asalto y aprieta el gatillo. 

La precisión aún no es óptima, pero a Ciszewski esto no le preocupa. "Solo llevo dos meses practicando", señala. Cuando estalló la guerra en Ucrania, tomó la decisión de aprender a disparar y obtener la licencia de armas. "No sabemos qué pasa por la cabeza de Putin, tenemos que estar preparados para todo", asevera. 

En Polonia hay cada vez más gente que piensa como Ciszewski. El ataque de Rusia contra el país vecino de Ucrania les preocupa. Temen que el conflicto se extienda también a su país, y quieren estar en condiciones de defenderse si es necesario. "Los polacos toman las armas" rezaba recientemente un titular de la revista política "Polityka", informando sobre el auge a nivel nacional de los campos y cursos de tiro, así como de las tiendas de armas. 

"En marzo y abril tuvimos el doble de solicitudes que de costumbre", señala Andrzej Martyniak, copropietario del polígono "B7", en las afueras de Varsovia. Pawel Dyngosz, presidente del mayor club de tiro de Polonia, Amator, confirma esta impresión. "Poco después de que estallara la guerra, hubo algunos días en que teníamos más de 300 personas interesadas en afiliarse", asevera, y añade que los tiempos de espera son de hasta tres semanas para la formación de tiro para principiantes. En el ínterin, prosigue, la demanda se ha calmado un poco. "Pero nuestros campos de tiro funcionan con un horario de apertura ampliado", precisa.

Polonia tiene leyes de armas muy estrictas, y los obstáculos para obtener un permiso son grandes. En el país de casi 38 millones de habitantes hay unas 658.000 armas de propiedad privada. En comparación, según el Registro Nacional de Armas, en 2020 había más de 5,4 millones de armas en manos de particulares en Alemania, con poco más del doble de población.

Andrzej Gajewski tampoco tiene licencia de armas. Este experto financiero de 50 años refiere que, antes de la guerra de Ucrania, solía ir al campo de tiro una o dos veces al año, pero que ahora concurre todos los meses. "El ejemplo de Ucrania demuestra que vale la pena saber defenderse. Y cuando practico, me siento solidario con los ucranianos", puntualiza el empresario.

En caso de guerra, ¿no sería la defensa principalmente responsabilidad del Ejército polaco? "A los polacos no les gusta depender solo del Estado, sino que prefieren tomar el toro por las astas", afirma el consultor de gestión Piotr Piela, que también participa en la formación de tiro. 

Este empresario de 52 años se refiere a la forma en que se trata a los refugiados: "En Alemania, el Estado se ocupa de las cosas, en Polonia son principalmente los particulares los que ayudan a los refugiados de Ucrania". Piela también ha acogido a una familia ucraniana en su hogar. 

"Más de 70 años después de la Segunda Guerra Mundial, los europeos han perdido su instinto de conservación. Antes se trataba de tener, ahora de repente se trata de ser", asevera el entrenador de tiro Przepiorek. Este hombre de 64 años y aspecto deportivo es un antiguo teniente coronel de la unidad especial polaca GROM. Actualmente está muy solicitado, no solo como instructor de tiro, sino también como consultor de seguridad. Entre otras cosas, forma a los maestros de escuela sobre cómo mantener a los niños a salvo en caso de ataque aéreo. 

El servicio militar obligatorio no existe en Polonia desde hace muchos años, y los políticos aún no han discutido su reintroducción. Sin embargo, con el estallido de la guerra en Ucrania, el Ministerio de Defensa de Polonia registró un mayor interés por servir en el Ejército y en las tropas de voluntarios de la Fuerza de Defensa Territorial (WOT) del Ejército polaco.

Gajewski añade que uno de sus 15 empleados también acaba de incorporarse a la WOT y está completando su formación militar en su tiempo libre. Además, prosigue, todo el equipo ya ha dejado claro dónde deberá tener lugar la próxima excursión de la empresa: "En el campo de tiro, no en el restaurante".

dpa