Los ganaderos palestinos intentan recuperar sus rebaños tras epidemia de fiebre aftosa

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En los últimos meses, los criadores palestinos perdieron más de 2.000 cabezas de ganado en la Cisjordania ocupada por culpa de la aparición de una nueva cepa de fiebre aftosa, en un momento en el que las autoridades locales habían detenido la vacunación de los animales.

En su explotación en la zona rural de Naplusa (norte), Mohamed Bashir calcula que las pérdidas ascienden a 150.000 dólares. Entre febrero y marzo, durante lo peor de la epidemia de fiebre aftosa, este ganadero perdió unos 300 animales.

Los criadores palestinos han visto como la nueva cepa de fiebre aftosa (descubierta en Jordania) se cebó con su ganado. Además, culpan a la Autoridad Palestina de haber detenido la campaña de vacunación.

"No recibí nada de ayuda de la Autoridad Palestina, ni siquiera una llamada", se lamenta Bashir, que tiene miles de cabezas de ganado. "Tendrían que protegernos, proteger la tierra", un elemento que juega un papel importante en el conflicto palestino-israelí.

El Ministerio palestino de Agricultura calcula que murieron 2.000 animales este año, pero los ganaderos piensan que la cifra puede ser más alta, por la baja tasa de vacunación.

Un responsable del Ministerio, que prefirió mantener el anonimato, afirma que se vacuna cada año contra la fiebre aftosa en Cisjordania a entre el 60 y el 70% de las cabras y ovejas. Pero las autoridades locales no vacunan desde 2019, lo que podría situar esta cifra en el 20% actualmente, apunta este trabajador del Ministerio.

- ¿Responsables? -

El Ministerio señala que la pandemia de coronavirus, que dejó miles de muertos en Cisjordania ocupada, llevó a que los esfuerzos de vacunación se centraran en los humanos.

Pero también reprocha a Israel la obstrucción de la importación de vacunas contra la fiebre aftosa, una enfermedad animal muy contagiosa pero que no se transmite a los humanos.

El Cogat, la unidad del ministerio de Defensa israelí que supervisa las actividades civiles en los territorios palestinos, niega estas acusaciones.

"No hubo ninguna petición oficial por parte de la Autoridad Palestina para importar esas vacunas", afirman a la AFP. Y añaden: "dadas las exigencias sanitarias, el Estado de Israel transfirió dosis de la vacuna a la Autoridad Palestina".

- Guerra política por la tierra -

Abas Milhem, director ejecutivo del sindicato de agricultores palestinos, considera que el episodio de fiebre aftosa (que terminó en abril gracias a, entre otras, las medidas de aislamiento de los animales), es una herida más para los ganaderos locales, que son vistos por los palestinos como los "guardianes de la tierra" en el conflicto con Israel, quien ocupa Cisjordania desde 1967.

"La auténtica batalla contra la ocupación y la anexión es con la tierra, pero los agricultores no pueden llevarla a cabo solo", dice Milhem, en un territorio donde viven 475.000 colonos israelíes y 2,9 millones de palestinos.

Las colonias israelíes en Cisjordania son consideradas ilegales por el derecho internacional.

En la "zona C" de este territorio, controlada militar y civilmente por Israel, y donde se concentran las colonias, las tierras agrícolas que no hayan sido cultivadas durante tres años pueden ser reclamadas por el Estado israelí, explican los expertos.

"Israel puede designarlas como propiedad del Estado y usarlas en su beneficio, incluso aunque el terreno esté registrado como terreno palestino privado", afirma Eyal Hareuveni, investigador de la organización israelí anticolonización B'Tselem.

Lo que aumenta la incomprensión de los agricultores ante la ausencia de campaña de vacunación, que les obligó a sacrificar a parte de su ganado y les supone pérdidas económicas.

Mohamed Bashir, desde su granja a las afueras de Naplusa, no tiene dudas: "los granjeros protegen la tierra (...) y si no hay granjeros, Israel la tomará".

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