Cómo prevenir, paso a paso, un ataque de apoplejía

El movimiento suele ser la mejor medicina. Quien lo practique en su vida cotidiana, puede prevenir numerosas enfermedades, incluso un ataque de apoplejía. ¿Pero cuánta actividad se necesita para  alcanzar esta meta?

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ILUSTRACIÓN - La recomendación de los expertos en salud es moverse moderadamente al menos 150 minutos por semana. Foto: Christin Klose/dpa
ILUSTRACIÓN - La recomendación de los expertos en salud es moverse moderadamente al menos 150 minutos por semana. Foto: Christin Klose/dpa

El movimiento suele ser la mejor medicina. Quien lo practique en su vida cotidiana, puede prevenir numerosas enfermedades, incluso un ataque de apoplejía. ¿Pero cuánta actividad se necesita para  alcanzar esta meta?

Friederike Prisett, científica de la salud en la sociedad alemana de Ayuda contra la Apoplejía explica en una entrevista por qué ir caminando, por ejemplo, a la panadería es, desde ya, un "muy buen comienzo".

dpa: Clubes y estudios de fitness perdieron socios durante la pandemia. Muchas personas por lo visto se movieron menos. ¿Qué significa esto para el riesgo de una apoplejía?

Prisett: El ejercicio físico contrarresta importantes factores de riesgo como la hipertensión arterial y la diabetes o el aumento de los niveles de colesterol. Por eso es importante volver a empezar e introducir más movimiento en la vida cotidiana.

La tendencia a desplazarse cada vez menos no comenzó en la pandemia, sino que esta más bien la aceleró. Pero sobre todo si se hace muy poco o nada, se puede conseguir mucho con pequeñas cosas.

dpa: ¿Es suficiente con ir frecuentemente a la pandería caminando?

Prisett: Esto es en todo caso un muy, muy buen comienzo. Porque también los caminos cortos en los cuales antes por razones de comodidad se utilizaba el coche representan mucho en la sumatoria.

La recomendación es moverse moderadamente al menos 150 minutos por semana. Si quiero reducir el riesgo de sufrir un ataque de apoplejía, son importantes sobre todo las actividades físicas aeróbicas que eleven un poco mi pulso. Estos son movimientos en los que todavía puedo hablar, pero en los que ya no podría cantar, por ejemplo. Justamente como durante un paseo veloz a la panadería.

Lo importante es no fijarse metas demasiado elevadas, sino empezar de a poco. Por ejemplo, decidiendo salir a caminar durante media hora el fin de semana. Frecuentemente, esto se incrementa de manera automática con el tiempo, sobre todo cuando se la pasa bien y se lo integró un poco en la vida cotidiana.

dpa: ¿Cómo pueden moverse más en su cotidianidad las personas que ya no pueden caminar tanto?

Prisett: Ahí habrá que considerarlo de manera un poco individual. Existen diferentes ofertas deportivas para personas mayores. Realmente se puede empezar a cualquier edad. 

Y si por ejemplo no puedo caminar tanto, entonces simplemente me moveré dentro del marco de mis posibilidades. Por ejemplo, puedo ejercitar los brazos mientras estoy sentado, de modo de aumentar un poco el pulso.

También mientras uno se limpia los dientes puede hacer algo positivo, cepillándose parado sobre solo una pierna, a fin de ejercitar el equilibrio. A mayor edad, cuando se está un poco más restringido, los pequeños ejercicios resultan favorables para la motivación.

dpa