Morrison, el cristiano evangélico azotado por las crisis que espera un milagro

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Los devastadores incendios forestales, la pandemia del covid-19 y las inundaciones récord, debilitaron al primer ministro Scott Morrison, un cristiano evangélico que espera un milagro en las elecciones legislativas del sábado en Australia.

Las elecciones del 21 de mayo se perfilan cada vez más como un referendo sobre la gestión de Morrison en estas crisis, con rivales que lo acusan de desaparecer en momentos de desastre.

Sus detractores recuerdan que se fue de vacaciones a Hawái en 2019 cuando los incendios forestales arrasaban 24 millones de hectáreas.

Entre tanto, sus simpatizantes alegan que nadie pudo administrar mejor esas crisis que han azotado a Australia durante su mandato.

Morrison, de 54 años, surgió como jefe del gobierno australiano en agosto de 2018 tras imponerse de manera inesperada como líder de su conservador Partido Liberal.

Se presentó como un padre suburbano que disfruta de preparar un curry o de ver a su equipo de rugby, los Cronulla Sharks.

El columnista político Sean Kelly, autor de una biografía de Morrison, dijo a AFP que esta imagen comenzó a emerger en 2015, cuando se hicieron evidentes sus ambiciones políticas.

Antes de eso era "esencialmente una página en blanco".

Morrison ingresó al parlamento en 2007 por el distrito de Cook, en Sídney, sitio de los últimos motines raciales de Australia.

- Duro con la migración -

Como ministro a cargo de la migración en 2013-14, fue responsable de la dura política para impedir que solicitantes de asilo ingresaran a Australia, la cual fue ampliamente criticada.

Sus críticos cuestionaron cómo conciliar su fe pentecostal con su rígida postura migratoria.

Creció en Bronte, un pudiente suburbio de playa en Sídney, donde la iglesia y la política moldearon su vida de joven.

A menudo ayudaba a su padre, un policía que llegó a ser alcalde, y "disfrutaba del teatro" de la política, según Kelly.

La familia también probó suerte en el teatro aficionado, con padre e hijo actuando en una producción del musical "Oliver".

En su adolescencia conoció en la iglesia a su esposa Jenny y la pareja se casó cuando él tenía 21 años.

Como primer ministro se le ha criticado por parecer poco auténtico, aunque Kelly asegura que "las dos cosas en las cuales es totalmente sincero son su fe y su amor por la familia".

"Creo que esos dos elementos son los más importantes en la vida de Scott Morrison", indicó.

- Pruebas y tribulaciones -

Menos de seis meses después de ganar las elecciones de 2019 con la promesa de devolverle a Australia un superávit presupuestario y cortar los impuestos a la renta, el país comenzó a arder.

La imagen que definió ese "verano negro" de 2019 se dio cuando Morrison visitó un poblado arrasado por los incendios e intentó estrechar la mano de un bombero exhausto.

"Yo realmente no quiero estrechar su mano", le dijo el hombre, pero el primer ministro levantó su mano floja para saludarlo.

Y antes de recuperarse de los incendios, llegó la pandemia.

Morrison, un conservador fiscal, sorprendió a muchos al destinar casi 90.000 millones de dólares australianos (63.000 millones de dólares) a los subsidios, al tiempo que aumentó la asistencia para el desempleo.

Australia es visto como un país exitoso en la lucha contra el covid-19, con menos de 8.000 muertes por el virus y una tasa de doble vacunación de 95%.

Pero esto no se tradujo en apoyo para Morrison, quien fue criticado por reaccionar muy lentamente en conseguir vacunas y equipos de prueba.

Asimismo, su manejo de una serie de denuncias de acoso y agresión sexual contra miembros de su partido en 2021 desató la ira, especialmente entre mujeres.

Morrison logró mantener unida su amplia coalición de gobierno al tiempo que impulsó una meta de neutralidad de carbono para 2050, considerada poco ambiciosa para muchos votantes urbanos que abandonaron a los liberales por los independientes, más preocupados con el cambio climático.

Y al acercarse las elecciones, sus credenciales económicas se han visto reforzadas por la caída del desempleo a 3,9%, el nivel más bajo en medio siglo.

Morrison también defendió sus logros diplomáticos, al citar en la campaña la firma de un pacto de seguridad con Estados Unidos y Reino Unido, por el cual Australia adquirirá tecnología de submarinos nucleares.

Aunque señaló al pacto como un éxito, también provocó una disputa con su aliado Francia, que vio cómo se hundió su acuerdo para vender submarinos a Australia.

La mayoría de las encuestas muestran que el opositor partido Laborista tiene una ligera ventaja, aunque Morrison venció en las elecciones de 2019 pese a que los sondeos pronosticaban una contundente derrota.

"Yo siempre he creído en milagros", dijo entonces a sus seguidores.

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