Éxodo de enfermeras de Zimbabue golpea a sus hospitales agonizantes

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Aún vistiendo su uniforme azul de enfermera, Virginia Mutsamwira recoge la venta del día en la tienda de comestibles que administra desde su casa cerca de Harare antes de ir a alimentar a las gallinas y conejos: con su salario, no tiene más remedio que hacer otros trabajos ocasionales.

Esta zimbabuense de 52 años acaba de regresar de un agotador turno de 12 horas en la clínica del barrio pobre de Cold Comfort. Dice que atiende cuatro veces el número ideal de pacientes.

"El número de enfermeras es insuficiente", asegura al caer en un sofá marrón. "Es agotador y frustrante porque no se puede brindar una atención de calidad", agrega.

Pronto seguirá el ejemplo de las casi 1.800 enfermeras, más de 10% de la planilla de los hospitales públicos del país, que han emigrado el año pasado, principalmente a Reino Unido.

Ella tiene que alimentar a su familia de ocho y "asegurar mi jubilación", explicó a AFP.

Ya pasó la prueba de inglés, requisito para obtener la visa a Reino Unido, donde los salarios son 10 veces más altos que los 190 euros (197,65 dólares) mensuales que se pagan como promedio en Zimbabue.

Tras el Brexit, las reglas para obtener visa se han relajado para atraer enfermeras y cuidadores.

El sistema de salud de Zimbabue está moribundo, al igual que la economía, hundida en una grave crisis desde hace 10 años. Falta de todo: comida, electricidad, combustible. Quienes se quedan trabajan muchas horas para llenar los huecos en los horarios.

Josephine Marare trabaja desde hace 20 años en el hospital público Sally Mugabe, uno de los más grandes del país. "Estamos siempre sobrecargados de trabajo porque muchas enfermeras se van", lamentó.

La carencia crónica de equipo es otro factor que desmoraliza. "Imagine trabajar en un hospital donde no hay vendaje ni agua ni medicamentos básicos, como analgésicos", cuenta la enfermera. Si consigue el dinero para la visa, se iría "como las otras".

Este éxodo ha dado lugar a nuevas solicitudes de pasaportes. En la capital se forman filas antes del amanecer frente a los edificios administrativos.

- Sin aliento -

Algunas de las enfermeras más calificadas aceptan puestos subalternos siempre que sean en el exterior, indicó Simbarashe Tafirenyika, presidente de un sindicato de enfermería.

"Una auxiliar de enfermería en Reino Unido gana mucho más que una enfermera aquí", aseguró.

El principal factor de este éxodo, dijo, es "el salario bajo. La gente debe pagar las matrículas escolares, poner comida en la mesa. Si alguien tiene la oportunidad, se va".

Consultado por AFP, el gubernamental Consejo de Servicios de Salud, que califica y nombra al personal sanitario en el sector público, reconoció que la salida de tantas enfermeras afecta la calidad de la atención.

"Perder personal experimentado es siempre un reto", afirmó el portavoz Livingstone Mashange.

Su sitio web abre con una foto de enfermeras y un mensaje destacado: "estamos contratando". Se han puesto en marcha reclutamientos y formaciones, mientras enfermeras jubiladas han vuelto a trabajar.

En Gran Bretaña, la pandemia del covid-19 aumentó la demanda de enfermeras, en especial porque el Brexit redujo drásticamente la cantidad de enfermeras procedentes de Europa.

Cuando Jason Mutambara, de 45 años, recibió su primer salario, el equivalente de 3.330 dólares en Inglaterra, tuvo la sensación de "ganar la lotería".

"Por ahora ni siquiera pensamos en regresar", aseguró el enfermero, quien llegó un año antes. Ahora puede pagar sin problemas la escuela de sus cuatro hijos.

Gran Bretaña deberá continuar contratando en los próximos años. Según un informe de junio del grupo de estudio Health Foundation, el sistema británico de salud NIH enfrenta una carencia de personal calculada en 93.000 personas, de las cuales 42% son enfermeras.

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