Papa pide a los esrilanqueses que no cedan a la violencia

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El papa Francisco pidió este miércoles a las autoridades y a los manifestantes de Sri Lanka que "mantengan un comportamiento pacífico, sin ceder a la violencia", tras las protestas por la grave crisis económica de ese país.

El sumo pontífice instó también a que se "respeten los derechos humanos y las libertades civiles" después de que la policía recibiera órdenes de pasar a la ofensiva y utilizar munición real para frenar los disturbios.

"Dirijo un pensamiento especial al pueblo de Sri Lanka, en particular a los jóvenes que en los últimos tiempos han hecho oír su grito ante los desafíos y los problemas sociales y económicos del país", dijo el pontífice al término de la audiencia general semanal en la Plaza de San Pedro.

"Insto a todas las partes involucradas a mantener un comportamiento pacífico sin ceder a la violencia. Hago un llamado a todos aquellos que tienen la responsabilidad de escuchar las aspiraciones de la gente garantizando el pleno respeto de los derechos humanos y las libertades civiles", clamó.

Tras semanas de protestas antigubernamentales mayoritariamente pacíficas, la violencia tomó el lunes las calles de Colombo, la capital, cuando seguidores del primer ministro, Mahinda Rajapaksa, atacaron a los manifestantes opositores con palos y garrotes.

Las autoridades desplegaron miles de soldados y policías para aplicar un toque de queda a nivel nacional, luego de la muerte de ocho personas.

Los incidentes, que dejaron también casi 200 heridos, llevaron a la dimisión del primer ministro, pero eso no sirvió para contener la indignación de los manifestantes, que trataron de irrumpir por la fuerza en su residencia oficial.

El país, de 22 millones de habitantes, se enfrenta a su peor crisis económica desde su independencia en 1948 del Reino Unido.

La población, abrumada por meses de grave escasez de alimentos, combustible y medicamentos y cortes de energía, pide también desde hace semanas la dimisión del presidente Gotabaya Rajapaksa, hermano menor de Mahinda.

La familia disfruta de amplios poderes y del mando de las fuerzas de seguridad y ha dominado la vida política de Sri Lanka por casi dos décadas.

El colapso económico de esa isla del sur de Asia comenzó a sentirse luego de que la pandemia del coronavirus cortara los ingresos por turismo y remesas.

bur-kv/mar