Trabajar en destinos de ensueño: teletrabajo bajo la aurora boreal

Desde el estallido de la pandemia del coronavirus, muchas personas implementaron la modalidad del teletrabajo y sienten una gran libertad cuando las reuniones laborales en línea sustituyen la mesa de conferencias de la oficina.

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HANDOUT - Ponta do Sol, en la isla de Madeira, ofrece condiciones laborales óptimas para los nómades digitales. Foto: Roland Schiebel/Startup Madeira/dpa - ATENCIÓN: Sólo para uso editorial con el texto adjunto y mencionando el crédito completo
HANDOUT - Ponta do Sol, en la isla de Madeira, ofrece condiciones laborales óptimas para los nómades digitales. Foto: Roland Schiebel/Startup Madeira/dpa - ATENCIÓN: Sólo para uso editorial con el texto adjunto y mencionando el crédito completo

Desde el estallido de la pandemia del coronavirus, muchas personas implementaron la modalidad del teletrabajo y sienten una gran libertad cuando las reuniones laborales en línea sustituyen la mesa de conferencias de la oficina.

Al fin y al cabo, una vez aclaradas las condiciones de la legislación laboral, el portátil puede abrirse en cualquier lugar en el que una conexión estable a Internet garantice un trabajo fluido.

Una alternativa es la "workation", que combina el trabajo (work) con las vacaciones (vacation) y ofrece a los aventureros, como así también a las personas que buscan paz y tranquilidad, oportunidades tentadoras para realizar su trabajo independientemente del lugar.

Los hoteles y los operadores turísticos también se subieron a esta modalidad, por ejemplo con períodos de alquiler más largos.

Además de las regiones conquistadas hace tiempo por los nómades digitales, como Tailandia o las Islas Canarias, las nuevas oficinas compartidas (coworking) se están estableciendo en muchos otros lugares. La elección va desde Madeira hasta un homeoffice a solo pocos pasos de Papá Noel:

El despertar en la primavera en Madeira

Con temperaturas agradablemente cálidas, Madeira florece durante todo el año. La isla de las flores en medio del Atlántico recibe con los brazos abiertos a los visitantes que llegan para trabajar, especialmente desde el lanzamiento del proyecto financiado con fondos públicos "Nómades Digitales Islas Madeira". 

El proyecto se desarrolla en Ponta do Sol, en el sur de la isla portuguesa. Desde siempre la ciudad de 8.000 habitantes recibe a visitantes de todo el mundo que llegan en busca de sol.

"Ahora, además, mejoramos la estabilidad y la velocidad de Internet y creamos lugares de trabajo comunitarios", señala la directora del proyecto, Micaela Vieira.

Además de otras ubicaciones en Santa Cruz, Machico y la capital de la isla, Funchal, la oficina remota también puede trasladarse a la isla hermana de Porto Santo, que incluye largas playas de arena.

"Ya recibimos 11.000 inscripciones de 121 países", cuenta Vieira, que no esperaba esa afluencia. "Vienen autónomos y personas que ahora pueden trabajar de manera independiente desde cualquier ubicación o que perdieron su trabajo por culpa del coronavirus y quieren montar su propio negocio", agrega.

Además del sol, la playa y un costo de vida relativamente bajo, la isla ofrece excursiones tentadoras a lo largo de los canales de irrigación o por los bosques de laurisilva, un tipo de laurel, Patrimonio Natural de la Humanidad de la Unesco.

La oficina en el Mar Báltico

Hannes Trettin y Toni Gurski hicieron realidad su sueño de crear una comunidad de coworking hace dos años en el pequeño pueblo de Lietzow, en la isla alemana de Rügen, en el mar Báltico.

El recinto del "Project Bay" se encuentra en la playa del Bodden, en el corazón de la isla. Ya sea en los acantilados de roca caliza en el Parque Nacional de Jasmund o en la localidad costera de Binz, los destinos insulares más conocidos se pueden alcanzar en bicicleta. A Lietzow se puede llegar en tren.

Después del trabajo, el lema en Rügen es remar, hacer kitesurf, nadar y más tarde reunirse alrededor de un fogón. "Vienen profesionales independientes y presidentes de empresas. Aquí todos se convierten rápidamente en una gran familia", resalta Trettin.

En toda Alemania, hay cada vez más oficinas compartidas en zonas rurales que ofrecen magníficas oportunidades para combinar el trabajo con algo de vacaciones, especialmente en los meses de verano.

Bajo el paraguas de la cooperativa CoWorkLand se unieron más de cien oficinas compartidas, desde el lago Ammersee hasta el Schlei, en el norte de Alemania.

Trabajar en un paraíso natural

El estado insular de Mauricio parece un paraíso. La isla forma parte de la cadena de las Mascareñas, a unos 800 kilómetros al este de Madagascar y es un destino de ensueño por excelencia.

Las extensas playas de arena enmarcan el reino insular, dotado de una exuberante vegetación, cordilleras y ciudades animadas. Se puede bucear o practicar senderismo, la isla es un festín para los amantes de la naturaleza.

Los visitantes que planean una estadía más prolongada pueden solicitar de manera online el "visado Premium". Es gratuito, tiene una validez de hasta un año y está sujeto a unas pocas condiciones.

Al tener un poco más de tiempo se pueden aprender algunas palabras de la lengua criolla y sumergirse en la cultura mauriciana. 

Placeres invernales en Laponia

El extremo norte de Finlandia ofrece jornadas invernales bajo una danzante aurora boreal y una gran variedad de oportunidades para practicar deportes antes o después del trabajo.

"Cada vez vemos más visitantes que trabajan desde aquí a distancia, por cierto, también en verano", señala Heidi Kristiina Siira.

Junto con dos colegas, fundó la oficina de coworking Kohta en Äkäslompolo hace dos años. Se encuentra en la popular estación de esquí de Ylläs, en el norte del país escandinavo.

"Nuestros huéspedes alquilan un escritorio y se alojan en acogedoras cabañas de madera, albergues u hoteles", explica Siira, quien aprovecha para nombrar el utensilio más popular para el invierno finlandés: la linterna en la frente.

Entonces, en lugar de botes, el lago de Äkäslompolo se convierte en una pista de esquí de fondo, que se extiende a lo largo de 330 kilómetros.

Y si a alguien le queda algún deseo sin cumplir, a unos 170 kilómetros al sur, el mismísimo Papá Noel recibe personalmente el pedido. Pero además, se puede planificar una estadía laboral en Rovaniemi, la capital de Laponia.

dpa