Armar a Ucrania pone a prueba las reservas de armas de EEUU

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WASHINGTON (AP) — Los enormes aviones C-17 despegan casi a diario desde la Base de la Fuerza Aérea de Dover en Delaware, cargados de misiles antitanque Javelin, antiaéreos Stinger, obuses y otras armas que Estados Unidos envía a Europa del Este para reabastecer al ejército ucraniano en su lucha contra Rusia.

​​La importancia de esas armas para modificar la situación de la guerra es precisamente lo que el presidente Joe Biden espera destacar cuando visite el martes una planta del fabricante Lockheed Martin en Alabama que produce los misiles antitanque portátiles Javelin, los cuales han jugado un papel crucial en Ucrania.

Pero la visita de Biden también está atrayendo atención a una creciente preocupación a medida que la guerra se prolonga: ¿Estados Unidos podrá mantener la regularidad en el envío de grandes cantidades de armas a Ucrania y conservar al mismo tiempo las reservas que podría necesitar si estalla un nuevo conflicto con Corea del Norte, Irán o en otra parte?

Según un análisis de Mark Cancian, asesor del programa de seguridad internacional del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales, Estados Unidos ya ha proporcionado a Ucrania aproximadamente 7.000 misiles Javelin, incluyendo algunos que fueron entregados durante el gobierno de Donald Trump, es decir, aproximadamente un tercio de sus existencias. El gobierno de Biden dice que ha entregado unos 5.500 a Ucrania desde que Rusia la invadió hace más de dos meses.

Los analistas también estiman que Washington ha enviado a Ucrania alrededor de una cuarta parte de su arsenal de misiles portátiles Stinger. El director general de Raytheon Technologies, Greg Hayes, dijo a los inversionistas en una llamada trimestral la semana pasada que su empresa —que fabrica este sistema de armamento— no podría aumentar la producción hasta el próximo año debido a la escasez de piezas.

”¿Esto podría ser un problema? La respuesta corta es: ‘Probablemente, sí’”, señaló Cancian, coronel retirado de la Infantería de Marina y ex especialista gubernamental en estrategia presupuestaria, financiación de guerras y adquisiciones del Pentágono.

Dijo que en los Stinger y Javelin es donde “estamos viendo los problemas de inventario más significativos", y la producción de ambos sistemas se ha visto limitada en los últimos años.

La invasión rusa supone para la industria de defensa estadounidense y europea una gran oportunidad para aumentar los ingresos, en un momento en que legisladores desde Washington hasta Varsovia están dispuestos a elevar el gasto en defensa en respuesta a la agresión rusa. Sin embargo, los contratistas de defensa se enfrentan a las mismas dificultades de la cadena de suministro y escasez de mano de obra que otros fabricantes, junto con otras que son propias del sector.

El gasto militar de Estados Unidos y en todo el mundo ya estaba incrementándose incluso antes de la invasión rusa del 24 de febrero. El presupuesto que Biden propuso para 2023 pretendía destinar 773.000 millones de dólares al Pentágono, un aumento anual de casi el 4%.

A nivel mundial, el gasto militar total aumentó un 0,7% hasta superar los 2 billones de dólares por primera vez en 2021, según un informe de abril del Instituto Internacional de Estudios para la Paz, con sede en Estocolmo. El quinto lugar lo ocupa Rusia, que incrementó su gasto en armamento antes de invadir Ucrania.

La guerra supondrá un mayor volumen de ventas para algunos fabricantes de armas, incluyendo Raytheon, que fabrica los misiles Stinger que las tropas ucranianas han usado para derribar aviones rusos. La compañía también forma parte de un proyecto conjunto con Lockheed Martin que elabora los Javelin.

Biden visitará las instalaciones de Lockheed Martin en Troy , Alabama, que tienen capacidad para fabricar unos 2.100 Javelin al año. Esta visita se lleva a cabo en un momento en que el presidente presiona al Congreso para que apruebe con rapidez su solicitud de 33.000 millones de dólares adicionales en ayuda económica y de seguridad para Kiev, los aliados occidentales y el reabastecimiento de las armas que Estados Unidos ha enviado a esos países.

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Reeves informó desde Birmingham, Alabama, y Huff desde la Base Aérea de Dover, Delaware.