Comunistas iraquíes buscan recuperar fuerzas con defensa de las mujeres y laicidad

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El Partido Comunista iraquí, que solía hacer historia, no brilla como antaño, pero quiere recuperar fuerzas con la defensa de las mujeres y de la laicidad, un reto en Irak donde "la separación de la mezquita y el Estado" es apenas una idea.

En esta tarde de primavera, el partido más antiguo de Irak sopla sus 88 velas a orillas del Tigris en Bagdad. Pero la agrupación no tiene ningún diputado (boicoteó las últimas elecciones legislativas) después de haber tenido dos en la anterior legislatura y solo cuenta con un puñado de miembros.

Y es difícil crecer en un país donde el comunismo, con su laicismo al hombro, tiene que competir con partidos enormes de identidad profundamente religiosa.

"La retórica en torno a la separación de la mezquita y el Estado sigue muy débil en Irak", sostuvo la politóloga Marsin Alshamary.

En el campo chiita, la rama del islam mayoritaria en Irak, dos corrientes políticas se reparten el panorama: el clérigo Moqtada Sadr y sus rivales del Marco de Coordinación, una alianza de formaciones proiraníes.

Los árabes sunitas tienen también sus propios partidos, al igual que los kurdos, los cristianos y los turcomanos.

- "Voz de los desfavorecidos" -

El Partido Comunista Iraquí (PCI) tuvo su momento de gloria en las  décadas de 1940-1950.

Los comunistas despertaron en los iraquíes el sentimiento de "la justicia social, el antimperialismo y dieron voz a los desfavorecidos", afirmó Tareq Ismael, politólogo de la universidad canadiense de Calgary.

Estos fueron los temas del Irak pobre y recién independizado, que los manifestantes también blandieron durante un vasto movimiento antisistema iniciado en octubre de 2019.

Con unos 15.000 miembros en los años 1960, el PCI ha tenido influencia en cada momento de la historia iraquí.

Su apoyo a Abdelkarim Qassem, primer presidente del país, fue decisivo tras la revolución del 14 de julio de 1958 que depuso a la monarquía.

En la década de 1970 el partido gobernante Baas lanza una fuerte represión contra los comunistas impulsada por Sadam Husein.

El PCI renació tras la invasión estadounidense de 2003 y la caída del presidente iraquí.

Actualmente, el PCI cuenta con "algunos millares" de miembros, según Raed Fahmi, de 71 años, jefe de los comunistas iraquíes.

Ahora quiere estimular más que gobernar, introduciendo el debate sobre el laicismo, la justicia social y los derechos de la mujer.

Todo un reto en un país donde el patriarcado y la tradición tribal todavía son ley.

Como lo explicó la Unicef con motivo de la última jornada internacional por los derechos de la mujer, "pese a todos los esfuerzos por lograr la igualdad de géneros y la paridad, persisten barreras importantes en Irak".

Según el Banco Mundial, las mujeres representan apenas 13% de la mano de obra iraquí, una de las tasas más bajas del mundo.

- "Vieja guardia" -

Pero Raed Fahmi, secretario general del partido, quiere creer que la marea está cambiando.

"El papel de las mujeres es difícil pero hay avances. Vemos que los jóvenes tienen una actitud más abierta", aseguró.

Zeinab Aziz, una funcionaria de 53 años que se dice cercana a las ideas del partido, apoya esta lucha.

"Los partidos religiosos que controlan el país hacen difícil la vida para las mujeres y los jóvenes que aspiran a la libertad", afirmó. "El Partido Comunista es el primero en defender a las mujeres".

Sin embargo, los comunistas han faltado a la cita. En octubre de 2019, durante el movimiento rabiosamente antisistema que fue violentamente reprimida, el PCI podría haber sacado a relucir sus temas de justicia social y lucha contra la mala gestión. Pero no se hizo escuchar.

"Es una ocasión perdida para el PCI, que podría capitalizar fácilmente el sentimiento antislamista y erigirse en campeón del progresismo y el laicismo", sostuvo la politóloga Marsin Alshamary, para la cual el PCI representa "la vieja guardia".

El debate aporta apenas unos pocos adherentes, por lo cual los comunistas utilizan sus contactos en los sindicatos, asociaciones y estudiantes, según Fahmi.

Abdalah Ghaleb es una excepción. A sus 22 años se dice comunista "porque hay mucha corrupción y desempleo en Irak. El Partido Comunista apoya a la gente de a pie".

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