Barro y desaparecidos en Sudáfrica tras las inundaciones

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Los socorristas han buscado sin descanso, removiendo el barro durante horas, en vano. Los diez miembros de la familia de Mluleki Hlophe, desaparecidos durante las terribles inundaciones que golpearon Sudáfrica hace cinco días, siguen sin aparecer.

"No lo puedo creer. Mi hija, mi hermana, mis hermanitas, mis sobrinas", explica este hombre de 32 años, con la mirada fija en el barro.

No queda nada de su casa, construida junto a un río en KwaNdengezi, una localidad de la periferia de Durban, un corrimiento de tierra pudo con ella el lunes.

Cinco días después de la catástrofe, apenas queda esperanza. Los rescatistas se centran ahora sobre todo en recuperar los cuerpos, tal y como explicaron a la AFP.

Más de 400 personas murieron en las tormentas que se desataron desde el pasado fin de semana. La mayoría, en la región de la ciudad portuaria de Durban, el KwaZulu-Natal (este). La mayor catástrofe en la historia del país.

Un oficial especializado advirtió a Mluleki Hlophe que el suelo arenoso hacía más difícil que los perros de rescate pudieran encontrar olores, pero Hlophe excava en el barro con sus propias manos.

Otros hombres del barrio, a veces incluso descalzos, ayudaron a la policía en las tareas de socorro.

- "No hay Dios" -

De momento, solo encontraron el cuerpo de la madre de Mluleki Hlophe. En el río. Según los rescatistas, el resto de cuerpos pudieron seguir la corriente río abajo.

"No hay Dios. ¿Por qué nos impondría tanta pena, sino?" se pregunta Mesuli Shandu, de 20 años, una persona cercana a la familia.

Durante cuatro horas, los rescatistas peinan el terreno inundable, cerca del río, mientras los submarinistas exploran el agua embarrada, sin éxito.

Pero deben irse. Las llamadas se multiplican... Otras familias, otras víctimas, pero siempre el barro.

Y la previsión meteorológica no ayuda, anuncian nuevas lluvias durante el fin de semana.

Mientras recogen, los vecinos les interpelan, les suplican que se queden, que den otra batida con los perros para encontrar a un familiar, un amigo.

"La policía local no responde o nos dice que no nos puede ayudar, que hay muchos desaparecidos. Es triste, triste...", se lamenta Sinenhlanhla Menela, de 30 años, que busca a su hermana, de 26, y a su sobrino, de 2.

"Lo hacemos lo mejor que podemos, con los medios que tenemos", explica Travis Trower, que dirige la organización de rescate Rescue South Africa, compuesta por voluntarios

"Los daños son tan grandes", afirma. Pero asegura que seguirán cueste lo que cueste. "No sé si se puede estar preparado a hacer frente a este tipo de catástrofes", confiesa este rescatista que tiene 20 años de experiencia.

"Tenemos que saber si hay alguien aquí debajo. Para pasar a otra cosa, aceptar. Es lo difícil", dice Mesuli Shandu, que lucha para no llorar.

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