Crece inconformidad por retrasos de camiones en Texas

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AUSTIN, Texas, EE.UU. (AP) — Uno de los puertos comerciales más transitados de la frontera entre Estados Unidos y México permanecía cerrado el martes, mientras crecía el descontento y los embotellamientos por las nuevas disposiciones del gobernador de Texas, Greg Abbott, que exigen más inspecciones a los vehículos comerciales como parte de una operación más amplia de seguridad fronteriza emprendida por el mandatario estatal republicano.

Los transportistas mexicanos han bloqueado desde el lunes el puente internacional Pharr-Reynosa en protesta por la decisión de Abbott, que la semana pasada ordenó a los policías estatales que detuvieran e inspeccionaran los camiones que entraran en Texas.

En otros lugares de la frontera de Texas, de unos 1.930 kilómetros (1,200 millas), también se han registrado embotellamientos inusualmente largos, algunos de los cuales duran 12 horas o más.

Aún no se ha cumplido una semana desde que se iniciaron las inspecciones, pero el gobierno mexicano dijo el martes que la orden de Abbott ya estaba causando “daños graves” al comercio, y que el tráfico transfronterizo se había desplomado a un tercio de los niveles habituales.

La paralización es la consecuencia de una iniciativa que, según Abbott, es necesaria para frenar el tráfico de personas y de drogas.

Sin embargo, los críticos ponen en duda que las inspecciones se ajusten a ese objetivo, mientras que los empresarios y los expertos afirman que ya hay pérdidas financieras, y advierten que los compradores de alimentos en Estados Unidos podrían notar escasez a partir de esta semana.

El descontento se extiende incluso a los miembros del propio partido de Abbott: El comisionado de Agricultura de Texas, Sid Miller, calificó las inspecciones como una “política catastrófica” que obliga a algunos camiones a desviarse cientos de kilómetros (millas) hacia Arizona.

“Sí lo describo como una crisis, porque esta no es la forma habitual de hacer negocios”, dijo el juez del condado de Hidalgo, Richard Cortez, cuyo condado incluye el puente en Pharr. “Estás hablando de miles de millones de dólares. Cuando detienes ese proceso, hay mucha, mucha, mucha gente que se ve afectada”.

Los bloqueos y la lentitud han desencadenado una de las reacciones adversas más grandes hasta la fecha contra la multimillonaria operación fronteriza de Abbott, que el gobernador ha convertido en la piedra angular de su administración. De hecho, Texas cuenta con miles de policías estatales y miembros de la Guardia Nacional dispuestos en la frontera y ha convertido las prisiones en cárceles para los migrantes detenidos por cargos estatales de invasión de propiedad privada.

La semana pasada, Abbott advirtió que las inspecciones ralentizarían “drásticamente” el tráfico fronterizo, pero desde entonces no se ha referido a los atascos ni a los bloqueos. Su oficina no respondió a un mensaje dejado el martes en busca de comentarios.

Las afectaciones en algunos de los principales puertos de comercio internacional podrían suponer una amenaza económica y política para Abbott, que busca un tercer mandato en noviembre. El demócrata Beto O’Rourke, el excandidato presidencial que se postula contra Abbott para gobernador, dijo durante una visita a Pharr el martes que las inspecciones no estaban haciendo nada para detener el flujo de migrantes pero sí estaban empeorando los problemas en la cadena de suministro.

Estuvo acompañado por Joe Arévalo, propietario de Keystone Cold, un almacén frigorífico en la frontera. Dijo que aunque los policías estatales de Texas siempre han inspeccionado algunos camiones que cruzan la frontera “nunca, nunca, nunca han detenido un sistema completo o una cadena entera de suministro”.

En un día normal, se calcula que 3.000 camiones cruzan el puente internacional Pharr-Reynosa, según datos de la Cámara Nacional del Autotransporte de Carga. Se trata del mayor puerto terrestre para dar entrada a productos agrícolas que llegan a Estados Unidos.

México abastece alrededor de dos tercios de las verduras que se venden en Texas.

“Estamos viviendo una pesadilla, y ya sufrimos una cadena de suministro muy complicada por la pandemia y para tratar de recuperar el negocio”, dijo Arévalo.

El Departamento de Seguridad Pública de Texas lleva a cabo las inspecciones adicionales, e informó que hasta el lunes había inspeccionado más de 3.400 vehículos comerciales y puesto más de 800 “fuera de servicio” por infracciones que incluían frenos, neumáticos e iluminación defectuosos. No mencionó si las inspecciones de camiones habían detectado migrantes o drogas.

Las repercusiones de la orden no tardaron en extenderse más allá de Texas: Funcionarios de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos confirmaron el martes que había otro bloqueo en las instalaciones de la aduana mexicana en el puerto de entrada de Santa Teresa, en el sur de Nuevo México, no muy lejos de El Paso. Esas protestas son desacertadas, ya que Nuevo México no tiene nada que ver con las políticas de inspección de Texas, indicó Jerry Pacheco, director ejecutivo del Acelerador Internacional de Negocios y presidente de la Asociación Industrial Fronteriza.

Según él, las protestas están costando a las empresas millones de dólares al día.

“Todos los que están aquí están en un sistema de inventario puntual”, dijo Pacheco. “Nos va a afectar a todos, a todos los de Estados Unidos. Las piezas de tu coche se van a entregar con retraso, tu computadora —si has pedido una tableta Dell o HP— se va a ver afectada”.

Ed Anderson, profesor de la Escuela de Negocios McCombs de la Universidad de Texas, campus Austin, comparó los retrasos con los causados en febrero por el bloqueo de camiones en Canadá, que obligó a las fábricas de automóviles de ambos lados de la frontera a suspender o reducir la producción. Durante esa protesta, los camiones que buscaban otras entradas para cruzar a Estados Unidos acabaron provocando atascos en otros puentes, un escenario que, según Anderson, podría repetirse en la frontera sur.

En su opinión, los consumidores empezarán a notar los efectos a finales de esta semana, si no es que antes.

“O los precios van a subir o los anaqueles van a estar vacíos”, señaló.

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Los periodistas de The Associated Press Acacia Coronado. Susan Montoya en Albuquerque, Nuevo México, y Mark Stevenson en Ciudad de México contribuyeron a este despacho.