Madrid espera que giro sobre el Sáhara sirva para mejorar relaciones con Marruecos

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El presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, defendió el miércoles el cambio en la posición histórica española sobre el Sáhara Occidental argumentando que el estado de las relaciones con Marruecos era insostenible y ahora ganará solidez.

No solo "cerramos una crisis" con Rabat, sino que "sentamos las bases de una relación mucho más sólida, mucho más fuerte, con el reino de Marruecos", dijo Sánchez, durante una visita al enclave español de Ceuta, ubicado en la costa norte de Marruecos.

"No era sostenible el tener unas relaciones cortadas desde el punto de vista político, diplomático e incluso también económico" con "un país estratégico como es Marruecos para España", alegó Sánchez.

Estas fueron las primeras declaraciones del líder socialista sobre este tema desde que el viernes España abandonara su tradicional neutralidad para mostrarse a favor del plan marroquí de autonomía para la que fue colonia española hasta 1975, frente al referéndum de autodeterminación que reclaman los independentistas del Frente Polisario saharaui.

El ministro de Relaciones Exteriores, José Manuel Albares, anunció que visitará Marruecos el 1 de abril.

- Inmigración irregular -

Provocada por la acogida en España en abril del líder del Frente Polisario para ser tratado por covid-19, la crisis diplomática entre Rabat y Madrid tuvo su punto álgido a mediados de mayo del año pasado, cuando más de 10.000 inmigrantes ingresaron a Ceuta gracias a una relajación de los controles en el lado marroquí.

Madrid acusó entonces a Rabat de "chantaje" y "agresión", y, a su vez, Marruecos retiró a su embajadora en España.

Elemento clave para Madrid, Sánchez aseguró que la "normalización" de las relaciones permitirá que se consoliden aspectos "vinculados con el control migratorio" del lado marroquí, de donde salen buena parte de los migrantes irregulares que llegan todos los años a las costas españolas.

"Una estrecha cooperación" con Rabat "es indispensable para proteger la seguridad de los españoles, me refiero en primer lugar a la lucha contra la inmigración irregular", que trata generalmente de alcanzar España desde las costas marroquíes, explicó en el Congreso Albares.

El conflicto del Sáhara Occidental, un territorio rico en fosfatos y aguas con abundante pesca, enfrenta desde hace décadas a Marruecos con el Frente Polisario, apoyado por Argelia.

Rabat, que controla cerca de 80% de este territorio, propone un plan de autonomía bajo su soberanía, mientras que los independentistas reclaman un referéndum de autodeterminación organizado por la ONU, previsto en el alto el fuego de 1991, que nunca se concretó.

- Lluvia de críticas a Sánchez -

Dejando atrás su neutralidad, España considera ahora que el plan de autonomía marroquí "es la base más seria, realista y creíble para la resolución de este diferendo".

Un "brusco giro", en palabras de Argelia, importante exportador de gas a España, que el sábado convocó a su embajador en Madrid para mostrar su descontento.

El cambio de posición le ha valido a Sánchez críticas tanto de sus aliados en la izquierda como de la oposición, que lamentaron además no haber sido consultados.

"Un cambio drástico en la política exterior no puede ser decidido por un gobierno", dijo el líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo, del Partido Popular (conservador), estimando que "dar un volantazo sin el apoyo suficiente es una temeridad".

También le llovieron críticas de la sociedad civil, como la del actor Javier Bardem, implicado en la defensa de los refugiados saharauis, que en una carta firmada con su hermano Carlos y publicada en el diario "Público" lamentó esta "cesión al chantaje marroquí".

Sánchez respondió que su posición no hace sino "profundizar en una postura manifestada por otros gobiernos de España" anteriores y seguir la postura de "naciones muy potentes e importantes en Europa" como Francia y Alemania.

El gobierno sostiene, además, que el acuerdo con Rabat garantiza la "integridad territorial" de España, en alusión a Ceuta y Melilla, dos enclaves españoles en territorio marroquí sobre los que Rabat habría aparcado sus reivindicaciones.

mg/du/al/rs/mb