La isla soñada de Zanzíbar atrae turistas a pesar de la pandemia

Vestido con un traje amarillo, el violinista Buja Ali brinda un alegre concierto bajo un árbol de mango para un grupo de unas 20 personas que está haciendo un pícnic. Vienen de Alemania, Polonia, Estados Unidos y de la capital, Ciudad de Zanzíbar, que se encuentra a pocos minutos en coche. Algunos de ellos viven aquí, la mayoría está de vacaciones. En medio de la pandemia de coronavirus.

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ARCHIVO - Todo al aire libre: los puestos de souvenirs en Stone Town, la Ciudad Vieja de Zanzíbar. Foto: Keegan Checks/Tapperpress/dpa
ARCHIVO - Todo al aire libre: los puestos de souvenirs en Stone Town, la Ciudad Vieja de Zanzíbar. Foto: Keegan Checks/Tapperpress/dpa

Vestido con un traje amarillo, el violinista Buja Ali brinda un alegre concierto bajo un árbol de mango para un grupo de unas 20 personas que está haciendo un pícnic. Vienen de Alemania, Polonia, Estados Unidos y de la capital, Ciudad de Zanzíbar, que se encuentra a pocos minutos en coche. Algunos de ellos viven aquí, la mayoría está de vacaciones. En medio de la pandemia de coronavirus.

Mwatima Juma dirige la granja que recibe hoy a este variado grupo de huéspedes. Coloca sobre esterillas de rafia y palés bonitamente decorados un bufet con especialidades swahili típicas del lugar, desde bananas con salsa de coco hasta curry de pollo, todo con ingredientes de la misma granja. 

Juma, de 54 años, tiene un doctorado en agroeconomía y es considerada un ejemplo para muchos. Entre otras cosas, organiza en la isla turística de Zanzíbar, que forma parte de Tanzania, el reparto de una caja con frutas y verduras orgánicas para hogares y hoteles.

Además, es la madre del nuevo y joven ministro de Economía, Mudrick R. Soraga, quien quiere promover mediante alivios impositivos y visas para residentes la compra de casas de veraneo en Zanzíbar.

Dos hermanos alemanes, Sebastian y Tobias Dietzold, que se criaron como hijos de un misionero en África tras la caída del Muro de Berlín, están construyendo una ciudad ecológica llamada Fumba Town cerca de la capital de la isla. En vez de asfalto hay empedrado para que el agua de la lluvia se cuele hasta el suelo. Y la idea es que el 94 por ciento de la basura pueda ser reciclada.

Otro proyecto de los Dietzold consiste en construir en la costa este y de forma ecológica modernos apartamentos turísticos en madera, ubicados alrededor de una laguna artificial, que incluyen ámbitos de coworking en azoteas con mucha sombra para que puedan hospedarse y trabajar allí nómadas globales.

Cómo se manejó Zanzíbar con el coronavirus

La isla en el Océano Índico sorteó las primeras olas de coronavirus con mucha valentía. Entre enero y marzo de 2021 pasaron allí sus vacaciones 142.263 turistas, según las estadísticas de ingresos, más que nunca antes. La mayoría llegó sin test previos con vuelos especiales desde Rusia y otros países del este de Europa.

Luego murieron el vicepresidente de Zanzíbar y el presidente de Tanzania, John Magufuli. El uno con toda seguridad y el otro presumiblemente de covid-19. La actual jefa de Gobierno, Samia Suluhu Hassan, emprendió finalmente un cambio de rumbo con respecto a la pandemia. Las reglas para ingresar al país cambiaron desde la región del Serengueti hasta Zanzíbar. Quien quiera ingresar ahora al país debe presentar un test de PCR negativo.

Mucho se normalizó en Zanzíbar y la isla ya no es una excepción. Sin embargo, las normas siguen siendo muy relajadas: en el segundo verano en pandemia del país africano sigue sin usarse mascarilla en la mayoría de los lugares. Muchos hoteleros dicen no tener ya ningún lugar libre.

Con temperaturas tropicales de unos 30 grados, casi todo sucede al aire libre, desde las salidas de pícnic hasta la vida nocturna, desde pasear por el casco antiguo de la ciudad hasta los paseos por las granjas que cultivan especias.

Clubs de moda en las alturas

Zanzíbar es distinta a las otras islas, más lujosas, en el Océano Índico, como las Maldivas, Seychelles y Mauricio. Aquí se disfruta de los placeres simples. Se puede comprar jabones caseros de zostera en tiendas de souvenires, escuchar música en vivo en clubes de playa o tomar un vino fresco admirando la puesta del sol desde la azotea de palacios comerciales arábigo-índicos.

Las terrazas quizá más bonitas de este tipo pertenecen al grupo Emerson, que cuenta con dos hoteles boutique y restaurantes en la ciudad vieja, con tapicería de terciopelo rojo, menúes tradicionales y música taarab. Ninguno de sus 70 empleados fue despedido durante la pandemia. Escaleras de madera de 120 años de antigüedad conducen hacia vistas inigualables de la ciudad.

El hotel "Upendo House", en cambio, es un puente radical hacia lo moderno. Jóvenes turistas de todo el mundo se reúnen cuando comienza a caer el sol alrededor de su increíble piscina en el quinto piso, que se funde con el horizonte.

Un Premio Nobel para Zanzíbar

Durante 200 años, Zanzíbar formó parte del sultanato de Omán, hasta que en 1964, en un sangriento golpe, fue unificada con Tanganica en Tanzania. Poco antes, el país se había independizado del Reino Unido.

El Premio Nobel de Literatura de 2021, Abdulrazak Gurnah, es hijo de esta isla. Dirigió cada vez más la atención hacia el pasado colonial y postcolonial de su país. Sin embargo, aún no es posible encontrar los conmovedores libros del autor, que huyó a Inglaterra en 1968, en los escaparates del casco antiguo. 

Un turismo que se expande a pesar de la pandemia

Zanzíbar debe ser uno de los únicos destinos turísticos del mundo que abrió una decena de nuevos hoteles y albergó eventos inusuales gracias a la pandemia. El festival rumano de música electrónica Sunwave, por ejemplo, fue trasladado por completo de Bucarest a Zanzíbar en junio de 2021. 

El que probablemente sea el mejor hotel de la isla, la casa cinco estrellas "Zuri Hotel & Spa", construido por un empresario de Praga, se mantuvo a flote con turistas que llegaban directamente en jets privados. La empresa turística alemana TUI está aumentando su oferta en Zanzíbar con el complejo hotelero "TUI Blue Bahari" y un hotel de la empresa española Riu que está siendo ampliado.

Sin embargo, la misma isla de las especias aún no sabe bien hacia dónde quiere dirigirse en el futuro. El ministro de Economía de Zanzíbar apuesta al lujo ecológico y ofrece actualmente el arrendamiento de nueve de las 50 islas del archipiélago.

A Massoud Salim, esto le preocupa poco: este networker acaba de abrir un restaurante, el Archipelago Waterfront, en la playa Stone Town de la ciudad. Con el decorado que conforman palacios y mezquitas de fondo, locales y turistas se reúnen allí para tomar el tradicional café especiado.

Con pioneros como este, el futuro de Zanzíbar como destino turístico con alojamientos de distintos precios podría recorrer aún un largo camino, a pesar de la pandemia.

Información: Zanzíbar

Cómo llegar: Es posible tomar vuelos de Turkish Airlines desde Estambul o Qatar Airways desde Doha. También hay vuelos chárter directos desde Fráncfort y Zúrich.

Condiciones de ingreso y pandemia: Tanzania es considerada una zona de alto riesgo por países como Alemania. Veinticuatro horas antes de entrar al país hay que rellenar un formulario sanitario. Además se pide antes del vuelo un test de PCR negativo que no puede tener más de 96 horas de antigüedad. 

dpa