Escaso entusiasmo en Emiratos ante el fin de semana en sábado y domingo

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"Es la primera vez que trabajo un viernes, se me hace un poco raro", cuenta Ahmad Bilbisi este viernes, el primero del año, después de que su país instaurara el fin de semana en sábado y domingo, obligando a sus habitantes a cambiar sus costumbres.

Al decretar el viernes, principal día de oración en los países musulmanes, como día laborable, los Emiratos se convirtieron en el único Estado del Golfo en alinearse con la mayoría de países occidentales, lo que podría volverlo más atractivo para las empresas y trabajadores extranjeros.

Además, desde el 1 de enero, la semana laborable también se redujo a cuatro días y medio, hasta el viernes a mediodía, para los empleados del sector público y las escuelas. Ahora, la gran oración semanal del viernes empieza después de las 13H00.

Los ciudadanos, no obstante, han recibido esta nueva organización del trabajo con poco entusiasmo, sobre todo en el sector privado, que puede elegir su semana laborable al no estar afectado por las nuevas medidas.

"Prefiero que el viernes sea día de descanso", apunta Rachel King, una británica de 22 años que trabaja desde hace seis meses en Dubái, en la industria hospitalaria.

"Nos hemos acostumbrado a no trabajar el viernes, pero ahora tendremos que pasar al sábado", explica.

Hasta 2006, el fin de semana en los Emiratos era el jueves y viernes, y después pasó a viernes y sábado.

- Preocupaciones -

En el centro de Dubái, el barrio financiero está especialmente tranquilo este viernes, pues mucha gente está trabajando desde casa por el aumento de casos de covid-19 y también hay alumnos que tienen clases a distancia.

Pero a las mezquitas, en cambio, siguen llegando los fieles con la alfombra bajo el brazo, para rezar sus oraciones antes de ir a la oficina. Una costumbre de la que no se han desprendido.

Según un sondeo de la consultoría de recursos humanos Mercer, realizado entre 195 empresas el pasado diciembre, solo el 23% de las compañías prevén seguir el ritmo del gobierno, si bien más de la mitad decidió pasar el fin de semana a sábado-domingo.

"Afortunadamente, tengo derecho a los mismos días de descanso que mis hijos, pero mi marido no", comenta Fati, empleada en una empresa internacional de distribución, que prefiere no decir su apellido.

"Él trabaja en una multinacional que, de momento, no ha cambiado sus horarios. Espero que lo haga rápidamente porque, si no, nuestra vida familiar quedará arruinada", se queja.

Alrededor de un tercio de las empresas encuestadas por Mercer afirmaron que les preocupa el impacto que pueda tener esta reorganización del trabajo en sus actividades en la región.

"Nosotros trabajamos mucho con Egipto y Arabia Saudita", explica Rana, que trabaja en el sector de los grandes eventos. Según ella, parte de su equipo tendrá que trabajar los domingos.

Para Ahmad Bilbisi, de 34 años y empleado en el sector bancario, la reorganización, en cambio, "tiene sentido", sobre todo en su ámbito: "ahora, trabajaremos el mismo día que el resto del mundo".

Para acallar las críticas, Sharjah, uno de los siete emiratos de la federación, optó por otra solución: un fin de semana de tres días, de viernes a domingo.

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