El papa denuncia en Atenas una Europa "desgarrada por los egoísmos nacionalistas"

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El papa Francisco destacó este sábado en Atenas, al inicio de su visita de dos días y medio a Grecia, la responsabilidad en la crisis migratoria de una Europa "desgarrada por los egoísmos nacionalistas".

El pontífice argentino, que llegó a media mañana al aeropuerto de Atenas, lamentó que "Europa siga dudando" ante las llegadas de migrantes, "en vez de ser un motor de solidaridad".

Otro de los temas que quiso abordar durante su visita fueron las relaciones con la Iglesia ortodoxa, separada de la Católica desde el cisma de 1054 entre Roma y Constantinopla. El papa renovó así la súplica de "perdón" de los católicos a los ortodoxos, 20 años después del mismo gesto simbólico de Juan Pablo II.

La última visita de un papa a la capital griega fue en mayo de 2001, justamente con Juan Pablo II. El pontífice argentino había viajado a Grecia en 2016, pero su estancia se limitó a la isla de Lesbos, puerta de entrada de miles de migrantes a Europa y a la que vuelve este domingo.

Antes de llegar a Atenas, Francisco permaneció dos días en la dividida isla de Chipre, donde cargó contra "el muro del odio" levantado contra los migrantes. También  pidió "abrir los ojos" frente a la "esclavitud" y la "tortura" que sufren los migrantes en los campos.

Según las autoridades chipriotas, 50 migrantes, 10 de ellos detenidos por su situación irregular, serán trasladados a Roma.

Para el papa, "la comunidad europea, desgarrada por los egoísmos nacionalistas, aparece a veces bloqueada y no coordinada, en lugar de ser un motor de solidaridad". Así lo declaró ante las autoridades políticas de Grecia, incluyendo la presidenta de la República, Katerina Sakellaropoulou, el primer ministro, Kyriakos Mitsotakis, así como personalidades católicas y civiles.

- "Retroceso de la democracia" -

En la misma línea, durante su visita el pontífice argentino mencionó "el retroceso de la democracia, y no solo en el continente europeo". Según dijo, "la democracia exige la participación y la implicación de cada uno", mientras que "el autoritarismo es expeditivo y las seguridades fáciles que ofrecen los populismos parecen tentadoras".

Su viaje -- el 35º desde su elección en 2013 -- continuará este domingo en Lesbos, emblema de la crisis migratoria, donde acudirá "a las fuentes de la humanidad" para defender el asilo y la "integración" de los refugiados. Tiene previsto visitar el campo de Mavrovouni, levantado apresuradamente tras el incendio de septiembre de 2020 en Moria, visitado por el papa hace cinco años.

En Atenas, Francisco dijo que venía a "satisfacer su sed en las fuentes de la fraternidad" y a reforzar vínculos con sus "hermanos de fe", los cristianos ortodoxos. En la tarde, renovó la súplica de "perdón" de los católicos a los ortodoxos, refiriéndose a los "errores" y la "vergüenza" de la Iglesia.

Francisco se presentó "con mucho respeto y humildad" y se refirió a las "raíces comunes" de ambas Iglesias.

"Lamentablemente, después hemos crecido alejados: nos han contaminado venenos mortales, la cizaña de la sospecha aumentó la distancia y dejamos de cultivar la comunión", dijo ante el arzobispo de la Iglesia ortodoxa de Grecia Jerónimo II, con el que intercambió regalos.

- Indiferencia -

Drones, vehículos blindados, calles cortadas: la capital griega cuenta con un fuerte dispositivo de seguridad de 2.000 policías hasta la marcha del pontífice el lunes por la mañana, en previsión de eventuales manifestaciones antipapistas.

Aunque el clima es mejor que en 2001, durante la primera visita de un papa a Grecia, hay en el seno del sínodo griego "algunos fanáticos anticatólicos reputados", dice a AFP Pierre Salembier, superior de la comunidad jesuita de Grecia.

En el centro de la capital, se prohibió cualquier manifestación y se cerraron dos estaciones de metro. En caso de protestas de los fundamentalistas ortodoxos, se podrán desplegar hasta 2.000 policías.

De hecho, cuando el Papa llegó al palacio arzobispal, un sacerdote ortodoxo gritó "Papa, eres un hereje" en presencia de los periodistas, antes de ser retenido por la policía.

A pocos metros, a los pies de la catedral ortodoxa de la Anunciación, parecen dominar el escepticismo y la indiferencia. En su tienda llena de iconos religiosos, Periclis se mostró prudente.

"No conocemos realmente el propósito de esta visita", dijo. "Tal vez sea importante para los migrantes que están en Grecia. Pero los ortodoxos no esperamos nada especial", añadió.

En cambio, el Papa recibió una calurosa acogida durante su encuentro con la comunidad católica, que solo representa el 1% de la población del país.

Los fieles ondearon decenas de banderas de Grecia, el Vaticano y el Líbano. En su último discurso del día, alabó la "pequeñez" de la Iglesia y advirtió contra "la tentación del triunfalismo".

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