Una multitud se reúne en Chipre para la misa multitudinaria del papa Francisco

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Con banderas chipriotas, libanesas, filipinas o argentinas, miles de fieles se reunieron el viernes en el estadio municipal de Nicosia, en Chipre, para una gran misa multilingüe presidida por el papa Francisco.

"Tenemos tanta suerte", dijo Jackylyn Fo Bulado, filipina de 31 años, que ve al papa por primera vez. "Esperamos un mensaje simple de amor y paz", dijo a la AFP esta trabajadora doméstica, que pidió un día libre para asistir.

En espera de la llegada del soberano pontífice, lee el libreto que contiene los textos y cantos litúrgicos que deben ser recitados en latín, italiano, griego, inglés y también tagalog, la lengua filipina.

Los gritos de la muchedumbre anuncian la llegada del papa, que camina hacia el estrado florecido donde lo esperan diferente representantes religiosos, entre ellos el patriarca de Jerusalén, Pierbattista Pizzaballa.

- Diálogo -

"Compré los billetes de avión hace 10 días pese a las  dificultadas económicas de mi país", dijo a la AFP Janine Daou, una libanesa maronita, quien lucía un sombrero de paja decorado con un cedro de Líbano.

"Vinimos con un grupo de 20 personas para entregar una carta al papa" en que le pedimos "ayudar al Líbano", en plena crisis. Durante la misa, sostiene un rosario multicolor y dice "Amén" al mismo tiempo que la muchedumbre.

Los 7.000 participantes de esta misa a cielo abierto, según los cálculos de los organizadores, son representativos de la comunidad católica en Chipre.

Compuesta de unos 25.000 miembros latinos y de unos 7.000 maronitas, presentes en la isla mediterránea desde hace varios siglos, cuenta en la actualidad mayoritariamente con trabajadores inmigrados asiáticos y refugiados africanos.

Esta misa está marcada por el diálogo  con la comunidad ortodoxa, mayoritaria en la isla (80%) y separada de la iglesia católica desde el cisma de 1054 entre Roma y Constantinopla.

Antes de la ceremonia, el papa fue recibido por el arzobispo Crisóstomo II, primado de la iglesia local, y se entrevistó con las más altas autoridades ortodoxas locales en la catedral de Nicosia.

"Estoy contenta de haber venido; se está haciendo historia", subrayó Yvoane Sofocleous, que vino de Larnaca, en el sur de la isla. Esta británica casada con un chipriota ortodoxo espera que la visita papal refuerce "la unidad de todas las iglesias".

La organización de este acontecimiento requirió de un importante dispositivo de seguridad y sanitario. Un ejército de benévolos ayuda a hidratar a los fieles, todos con mascarilla y pase sanitario.

Durante la comunión, la gente se agita para recibir la hostia.

- "Por la paz" -

Ante la muchedumbre, el papa pidió renovar  la "fraternidad" frente "a nuestras propias oscuridades y a los desafíos  a los que nos enfrentamos en la Iglesia y en la sociedad".

"Si no dialogamos no podremos curarnos de nuestras cegueras", dijo en italiano, en presencia del presidente chipriota Nicos Anastasiades.

En un punto del estadio estaban los miembros de la Fuerza de las Naciones unidas encargados del mantenimiento de la paz en Chipre, dividida desde la invasión turca de 1974.

"Estamos aquí (en Chipre) para preservar la paz en la isla, con un mensaje de paz como el del papa", señaló Marcelo Velazquez, boina azul en la cabeza, uno de los sesenta miembros de la unidad argentina que vino al estadio.

Tras más de una hora de cánticos y oraciones, el papa se fue entre aplausos de fieles, y algunos de ellos aprovecharon la ocasión para tomarse una última foto con el soberano pontífice.

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