Las atascadas carreteras de Delhi empeoran la contaminación en India

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Después de décadas yendo a trabajar por las saturadas carreteras de Nueva Delhi, el oficinista Ashok Kumar pasa más tiempo que nunca en los atasco que paralizan la capital india y contribuyen a su alta contaminación.

La megaciudad de 20 millones de habitantes aparece regularmente entre las capitales más contaminadas del mundo y su horrible tráfico es uno de las principales causas de la nube tóxica que cubre su cielo, especialmente en invierno.

Su red de transporte público no consigue absorber a su creciente población. Las largas colas por las tardes frente a las estaciones de metro o los autobuses abarrotados abriéndose paso por calles colapsadas son estampas habituales de la ciudad.

"Cuando vine a Delhi, el aire estaba limpio porque apenas había coches o motos en las carreteras", dice Kumar mientras espera su transporte para volver a casa en la principal terminal de autobuses.

"Pero ahora todo el mundo tiene un vehículo", indica.

Este oficinista dedica cuatro horas diarias a un "agotador trayecto" para ir y volver a su casa en la periferia del sur de Nueva Delhi, alternando autobuses, taxis privados compartidos y bicitaxis.

Incluso a sus 61 años, Kumar espera ahorrar suficiente dinero para comprarse su propia motocicleta y evitarse estos pesados desplazamientos.

"No mucha gente se puede permitir gastar su tiempo en el transporte público", asegura.

Las matriculaciones de vehículos privados se han triplicado en los últimos 15 años y ahora rozan los 13 millones en las carreteras de la capital, según las figuras gubernamentales.

Las consecuencias se sienten todo el año. Los conductores de Nueva Delhi pasan 1,5 horas más en el tráfico que en otras grandes ciudades asiáticas, según el Boston Consulting Group.

Pero al llegar el invierno, las inconveniencias cotidianas se convierten en una crisis de salud pública de magnitud. Los vientos aminoran y las emisiones de los vehículos se estancan encima de la ciudad, que experimenta un incremento de admisiones hospitalarias por problemas respiratorios.

El tráfico generaba más de la mitad de la concentración de micropartículas contaminantes en el aire al comienzo de noviembre, indicó el Centro de Ciencia y Medioambiente (CSE) de Delhi.

- "Tenía más sentido" -

Un estudio de este centro mostró el año pasado que la capital estaba experimentando un paulatino declive en el uso del transporte público.

La infraestructura ha mejorado desde comienzos del siglo, cuando la capital inauguró las primeras conexiones de una red de metro que ahora cuenta con 250 estaciones y llega a algunas ciudades satélite de la megaurbe.

Pero el CSE indica que las largas distancias entre las paradas de metro y las áreas residenciales empujaba a los usuarios a pasarse a los vehículos privados.

"El metro es conveniente, pero todavía tengo que tomar un bicitaxi o un taxi compartido desde la estación a mi casa", lamenta Sudeep Mishra, de 31 años, a AFP.

El desplazamiento diario de Mishra es un viaje de 50 kilómetros, incluidos dos kilómetros que debe recorrer entre su casa y la estación más cercana que ahora cubre con una moto de segunda mano.

"Es un engorro y caro además", dice Mishra, también oficinista. "Tenía más sentido comprarme mi vehículo para ahorrar tiempo y dinero", argumenta.

Los expertos indican que esta pobre conectividad es especialmente problemática para las mujeres, que a menudo deben escoger entre tomar transporte privado o arriesgarse a un paseo por calles oscuras e inseguras.

Esta apuesta por el vehículo privado ha atrofiado la red de autobuses de Nueva Delhi, con más de cien rutas descartadas desde 2009 y una flota que se ha reducido a la mitad en diez años.

- Soluciones cosméticas -

Esta baja inversión en el transporte público está directamente vinculado con la mala calidad del aire, afirma Sunil Dahiya, un analista instalado en Nueva Delhi del Centro de Investigación de Energía y Aire Limpio.

Ha habido campañas oficiales para reducir esta neblina en años recientes, llegando incluso a prohibir la circulación de vehículos con un sistema alternativo de matrículas con número par o impar.

Grupos de jóvenes están contratados para esperar en transitadas intersecciones con pancartas que piden a los conductores apagar sus motores mientras esperan en los semáforos.

También se ofrecieron incentivos para los propietarios de vehículos eléctricos aunque, con solo 145 estaciones de carga en la ciudad, el efecto ha sido limitado.

Para Dahiya, solo una fuerte inversión para hacer el transporte público más atractivo y conveniente empezaría a resolver el problema.

"Necesitamos un crecimiento agresivo en el transporte público para empezar a ver una reducción absoluta en los niveles de contaminación", afirmó.

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