Pueblo suizo busca atraer con máquina de elogios por buenas acciones

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ARCHIVO - Peter Weber, alcalde del municipio suizo de Mettauertal, frente a la antigua cabina telefónica en la que hizo instalar una máquina de dar "palmaditas en la espalda". Foto: Philipp von Ditfurth/dpa
ARCHIVO - Peter Weber, alcalde del municipio suizo de Mettauertal, frente a la antigua cabina telefónica en la que hizo instalar una máquina de dar "palmaditas en la espalda". Foto: Philipp von Ditfurth/dpa

Si siente que no siempre recibe el reconocimiento que se merece, podría considerar hacer un viaje a la pequeña comuna suiza de Mettauertal.

En el tranquilo municipio, muy cercano a la frontera con Alemania, se encuentra la que probablemente sea la única máquina automática del mundo de dar "palmaditas en la espalda" por haber hecho algo bien.

La idea fue de Peter Weber, el alcalde del municipio, de 62 años, que con frecuencia decía: "Si has hecho un buen trabajo, ponte debajo de la máquina de palmear hombros durante un cuarto de hora". 

Después de que le preguntaran muchas veces dónde se encontraba esa máquina, Weber decidió poner en práctica su lema.

Tras una campaña de financiación colectiva y muchas horas de trabajo, la máquina se instaló ahora junto a una parada de autobús y frente a la iglesia.

El dispositivo es discreto y está escondido en una antigua cabina telefónica. Quien haya imaginado un aparato mecánico, con un brazo que baja y da palmaditas, estará decepcionado. "Si alguien se golpea la cabeza tendríamos que enfrentar seguramente una demanda", explica Weber.

La "palmada en la espalda" se produce aquí en un sentido figurado, o más bien, de manera digital.

Donde antes estaba colgado el teléfono ahora se encuentra una pantalla táctil, en la que los buscadores de elogios pueden escribir el motivo por el cual merecen el reconocimiento.

Pero incluso personas a las que en un primer momento no se les ocurre ningún motivo por el cual ser elogiadas tienen la posibilidad de seleccionar de una larga lista su buena acción personal. Un ejemplo: "me hice cargo de un turno de otra persona en mi empresa".

A continuación, la máquina ofrece tomar una foto, con la opción de publicarla inmediatamente en Facebook. Tras introducir la dirección de correo electrónico llega por fin el elogio en forma de un vídeo de gente animando, haciendo sonar silbatos, arrojando serpentinas y aplaudiendo al ritmo de música tradicional suiza.

Mientras tanto, llega a la bandeja de entrada del correo electrónico un vale, por ejemplo, de una panadería local.

"Se elogia demasiado poco", señala Weber tras hacer una demostración. "A la gente le gusta criticar, pero pocas veces elogia", añade.

Astrid Schütz, profesora de psicología de la personalidad en la Universidad de Bamberg, en el sur de Alemania, también considera que tener un feedback es esencial para el bienestar.

Según Schütz, es muy importante sentirse integrado y recibir reconocimiento. Agrega que además tiene sentido desde el punto de vista evolutivo, porque mantiene unida a la sociedad y garantiza que se respeten las normas.

La máquina automática de elogios no es capaz, sin embargo, de alabar de una manera muy específica. "Pero igualmente creo que la idea no es tan mala", acota la psicóloga.

Por un lado, está el vídeo con gente festejando, algo que despierta asociaciones positivas, tal como sucede en las aplicaciones de aprendizaje en las que los éxitos se premian con fanfarrias. Y por otro, también está el aspecto público, ya que el selfie se puede publicar en las redes sociales.

"Cuando hacemos algo públicamente, queda más anclado en nuestra autopercepción", señala Schütz. Por último, pero no menos importante, los usuarios de la máquina también reciben un pequeño regalo como forma de reconocimiento.

No obstante, la investigadora señala que algunas formas de reconocimiento también pueden tener consecuencias indeseables. Por ejemplo, en el caso de que se elogien banalidades, el receptor del cumplido puede deducir que no se espera nada realmente bueno de él.

En general, en opinión de la psicóloga, al elogiar hay que prestar atención en reconocer comportamientos concretos, y no supuestas cualidades.

"Alabar las capacidades puede generar indolencia", señala Schütz. Por ejemplo, los niños a los que siempre se les dice que son inteligentes pueden desarrollar dudas sobre sí mismos cuando fracasan por primera vez en la escuela.

"Ellos aprendieron a atribuir su rendimiento a su 'inteligencia'. A la inversa, esto significa entonces que el fracaso es una indicación de los límites de las propias capacidades", explica, y acota que entonces en lugar de esforzarse, los niños pueden resignarse.

El jefe del municipio de Mettauertal no sabe si las personas que en su vida carecen de reconocimiento, realmente utilizan la máquina de elogios. En cualquier caso, agrega, muchos de los usuarios vienen de lejos.

Weber resalta que uno de los grupos objetivo más importantes son los niños, que además quieren hacerse del vale, financiado por la misma tienda que lo otorga, por ejemplo la panadería.

Para Weber, el objetivo principal de la "elogiadora", cuyo costo ascendió a unos 25.000 euros (28.000 dólares), es hacer más conocida la comunidad de Mettauertal, compuesta por 2.000 habitantes.

"Es increíblemente hermoso vivir aquí. Pero si nadie lo sabe, nadie vendrá", subraya, e insiste que por eso se necesitan ideas valientes. 

Sin embargo, otro proyecto que tiene en mente es probablemente demasiado atrevido: una máquina que arroja alquitrán para hacer visibles las malas acciones.

dpa