Ovejas de las Orcadas con dieta a base de algas combaten el calentamiento planetario

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En una diminuta isla del remoto archipiélago escocés de las Orcadas, las ovejas solo comen algas durante el invierno. Una dieta única que, según los climatólogos, reduce sus emisiones de metano y podría ayudar a limitar la contaminación de la ganadería.

Sólo 60 personas viven en North Ronaldsay, isla de 5 km de longitud rodeada de playas rocosas de aguas turquesas.

En tan pequeña superficie tenían que cultivar hortalizas y alimentar a unas cuantas reses, así que "no había espacio para las ovejas" que por miles invadían el territorio, explica a la AFP Scott Sinclair, agricultor jubilado que siempre ha vivido en la isla.

Para mantenerlas alejadas de los caminos y los campos, hace siglos los lugareños construyeron muros de piedra que las dejaban recluidas en las playas.

Allí las ovejas, con su grueso vellón marrón, beige o negro, aprendieron a pastar lo que encontraban, es decir, algas. Aunque durante los meses de verano tienen hierba a su alcance, a partir de octubre esta es su única opción para sobrevivir hasta la primavera siguiente.

Otros animales, como los ponis del vecino archipiélago de las Shetland o los ciervos de la costa escocesa, también comen algas, pero para los investigadores su consumo exclusivo por las ovejas de North Ronaldsay es único en el mundo.

Unos 500 km más al sur, en Dundee, en el este de Escocia, Gordon McDougall, investigador en ciencias ambientales y bioquímica del instituto James Hutton, explica cómo los científicos llevan 20 años estudiando la dieta de las ovejas de las Orcadas.

- Como deliciosos espaguetis -

En un momento de emergencia climática y a escasos días del inicio de la conferencia internacional COP26 de Glasgow, este ejemplo podría ayudar a mejorar la gestión de la ganadería, una de las industrias más contaminantes del mundo por las emisiones de metano que producen los animales con sus flatulencias.

A simple vista, el problema puede parecer ridículo o fútil, pero resulta crucial: el metano es un gas de efecto invernadero unas 30 veces más potente que el CO2, y dado el tamaño de la industria cárnica, es una cuestión prioritaria para los climatólogos.

"Hay diferentes componentes en las algas que interfieren en el proceso por el que las bacterias en el estómago de los animales producen metano", explica McDougall.

Al otro lado del mundo, los investigadores de la universidad californiana UC Davis siguen la misma pista que sus homólogos escoceses.

En un estudio publicado en marzo, señalan que "un poco de algas en la alimentación del ganado podría reducir las emisiones de metano de los bovinos hasta en un 82%".

David Beattie, otro investigador del instituto James Hutton, considera que "hay un movimiento realmente grande dentro de la industria para intentar reducir la huella climática (...) y creo que las algas pueden ayudar".

Sin embargo, esto no significa necesariamente una dieta 100% a base de algas, como la de las ovejas de Ronaldsay, sino más bien un complemento a la alimentación tradicional del ganado vacuno u ovino.

Las algas no están disponibles actualmente en cantidades suficientes para alimentar tanto ganado, señala McDougall, y añade que comer demasiadas podría tener también efectos perjudiciales para el medio ambiente y los ecosistemas.

Pero esta buena fuente de minerales, vitaminas y omegas podría sustituir en parte a la soja, que se produce en la otra punta del mundo a menudo a costa de una deforestación devastadora para el clima.

"Tenemos que probar absolutamente qué tipo de algas son las mejores, qué cantidad hay que dar para obtener el mejor efecto. Después, podemos ampliarlo a un nivel que tenga un impacto en toda la industria agrícola británica", concluye McDougall.

Viéndolas engullir las plantas marinas como si fueran deliciosos espaguetis, parece que las ovejas de North Ronaldsay están satisfechas con la propuesta.

ved/acc/mar